Cuando un fuerte y atronador eco atraviesa cada por de tu piel...Lo único que puedes hacer, es seguir con tu meta hasta lograr tu sueño...Y tus recuerdos.
Pasara lo que pasara, y se encontrase a quien se encontrase.
[Portada creada por @RocioMogollo...
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Con su cabello amarrado en una coleta alta, Echo esperó pacientemente en el banco del parque.
Allí sola, hizo de todo; Pasear, contar ovejas, saltar...Todo lo que se le ocurría para pasar el tiempo durante más de media hora.
Un tiempo que transcurría y cierto explosivo, no aparecía.
La pelilila se agachó en la arena, cogiendo una ramita de un árbol que se había caído. Ya que no tenía su libreta, comenzaría a dibujar en el suelo.
— Llevo media hora esperando, no sé si va a venir...
Suspiró.
Podía darle más minutos, pero a este paso se iba a convertir en una roca para acompañar a las pobres que estaban solas como ella.
— Cuando hablé con Kirishima me dijo que seguramente se le pasaría el enfado, aunque no lo pareciera— Musitó como un cachorrillo abandonado—. Ahora estoy dudando.
Movió la rama con engorro. Así, hizo un boceto en la arena con forma de excremento, la mayor obra de arte que había hecho en su vida.
Era una forma de expresar que la habían dejado plantada.
— Qué tristeza— Musitó, haciéndose bolita.
Quería ver al chihuahua porque sabía que le haría pensar en otra cosa, no en sus problemas personales o mentales. Encima de que hacía unos días había tenido al hombre que más detestaba en su propia casa comiendo con ella, ahora le ocurría esto.
Al chico que había depositado su pequeña esperanza de hoy, no se había dignado a aparecer.
Pero de tan ensimismada que estaba en sus propios pensamientos, no sabía lo que pasaba a su alrededor. Ni siquiera había notado que, alguien por detrás de ella, se iba acercando.
Sólo se percató al sentir una amplia mano posarse en su cabeza.
La chica alzó el mentón. Sus facciones fueron cambiando por instantes cuando atisbó a Bakugou arriba de ella, con cara de mal humor.
— ¿Eres tú de verdad o es una ilusión creada por mi mente?— Dijo entornando los ojos, como si realmente no se creyera que estaba ahí. Todavía de cuclillas, apreció la mueca de molestia del joven— Vale, eres tú.
— Claro que soy yo, estúpida— Refunfuñó, alejándose de ella.
Al fin, Fujioka se puso de pie y le dedicó una gran sonrisa al mirarle. Todo lo contrario a cómo estaba él; De brazos cruzados, el de ojos rojos señaló el boceto.
— ¿Tan triste estabas porque creías que no iba a venir?— Inquirió, soberbio— Y...¿Eso es lo mejor que has podido dibujar? ¿Una mierda?— Se burló. La del sonido se encogió de hombros, tranquila.
