Echo | BNHA |

LIII.

...

— ¿Nom...?

—¡All-Might!— De un sobresalto causado por el ensañamiento en el que se había sumergido, observó con una gota de sudor a un pelirrojo airado venir hacia ellos— ¿¡Qué estás haciendo!?

— Ahora no, por favor...—Suspiró el rubio.

Endeavor lo miró primero a él, con mal humor. Después, una mirada hostil se dirigió hacia la pequeña.

Sin embargo, ella ni se inmutó.

— Me he enterado de por qué habéis venido, ¿Te piensas que puedes meter a esta a hablar con su creador como si no fuera suficientemente peligroso?

—Primero, tengo un nombre— Agachó la cabeza para volver a mirarla después de escuchar su voz. Su sosegada expresión lo molestaba—. Y segundo, él no es nada para mí. Deja tu paranoia.

— ¿Paranoia? De seguro tienes una lengua afilada— Expuso con un gruñido. Observó al otro héroe, quien se rascaba la nuca con incomodidad—. ¡Eres un descuidado! ¡Tenéis que acompañarme a la estación de policía!

— ¿Cómo os habéis enterado?— Preguntó Toshinori en un agotador suspiro. Todo esto, lo hacía ahora más complicado.

Y él quería pasar desapercibido para que su alumna no tuviera problemas. Era lo único que podía hacer, y lo había echado a perder.

— Eso no importa, ahora tenéis que venir conmigo.

All Might miró a la joven con interrogación, pero ésta simplemente asintió con calma. No le era problema alguno ir hasta allí.

No tenían opción, y ahora ese pelirrojo era el héroe número uno. No podía negarse demasiado si ella quería ser una heroína en algún momento, pero sólo era un contratiempo.

No es como si fuera a decir nada de lo que habló allí dentro, de todas maneras.

Eso se lo quedaría sólo para ella, y unas personas en especial.

~~ ~~ ~~ ~~

...

Los policías la observaron a través del cristal. También se encontraba Fat Gum, llamado para ayudar por si la cosa se descontrolaba. Y... Ella se encontraba ahí, sentada dentro de aquella sala fría y con un color tan claro.

Su rostro parecía ser imperturbable, ni siquiera cuando se movía para ponerse cómoda o miraba hacia ellos, sin poder verlos realmente, mostraba cierta disconformidad.

— Parece una muchacha tierna— Pronunció Taishiro, el hombre grande y gordo—. No le veo el problema.

— Es inofensiva. ¿Por qué tenéis que interrogarla...?

— Es sospechosa—Toshinori se mordió el labio por el comentario de su amigo. Éste sólo suspiró—. Sé que le tienes mucho cariño, pero tiene un largo historial de relaciones con la liga y la mafia como para dejarlo pasar.

— Y de posibles problemas psicológicos—Alegó Endeavor.

El ojiazul lo miró de soslayo. Estaba allí también, de brazos cruzados y apoyado en la pared para observar con todo detalle lo que ella podía decir.

Hacía tiempo que querían informarse respecto a esa adolescente y todo lo que había detrás de ella, y ahora parecía ser el momento indicado para saciar las preguntas que tenían.