LV.

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Pov Echo


¿Dónde están? No los encuentro. 

Golpeé con mi puño la pared, sintiéndome impotente por no hallar rastro alguno de ellos. 

Tenía la suerte de que Twice me atesoraba—por alguna inexplicable razón—bastante. Así que pude convencerlo de que ambos saliéramos a la calle para investigar lo que quisiéramos. 

Así él podía hacer su trabajo, y yo el mío. 

Dejé el móvil encima de la mesita de estar para mirar mejor, sin compromisos. Y aun así, no había ni una simple pista por ningún rincón. Era imposible que se hubieran ido sin dejarme una nota o avisarme cuando estaban al tanto de que ya casi podía moverme por decisión propia. 

Así, de la nada... No me parece nada factible viniendo de ellos.  Además, todo está igual de bien puesto. No había desorden, nada inusual por aquí. 

Con la congoja carcomiéndome de pies a cabeza subí las escaleras; Miré en sus habitaciones, en los lavabos, e incluso en el despacho que mi tío solía utilizar para su trabajo. Por último aunque sabía que era poco probable, examiné un poco mi cuarto.

Dejando de lado la melancolía por estar ahí, logré atisbar encima de mi escritorio los cascabeles que utilizaba con mi uniforme. Los mismos que me ayudaban a canalizar un poco mi singularidad por su sonido.

Pensé detenidamente en si llevármelos, y finalmente decidí que sería tonta en no hacerlo. Así que los agarre, y los guardé en mi pantalón. 

Me harán falta, los utilizaré cuando sea necesario. 

Con más agonía y nerviosismo en mi interior bajé de dos en dos los escalones hasta llegar de nuevo, a la sala principal. 

Me quedé quieta en medio del salón. Pensando, comencé sin quererlo a morderme las uñas. 

¿Y si...? ¿Y si algo les ha ocurrido? ¿Alguien les ha hecho esto? ¿Pero el qué y por qué razón? No lo entiendo. 

¡No estoy entendiendo nada!

Tampoco puedo llamar a los héroes, ni a mis amigos. Esto son asuntos internos de la mafia y sería imposible que pudieran formar parte. Mucho menos voy a ponerlos en peligro semejante. 

— A ver, piensa...— Me dije a mí misma, pasándome la mano por mi cabello hasta echármelo hacia atrás. 

Mi padre dijo que estaban en un sótano, eso ya lo sé. Uno que había debajo de la mansión de la Yakuza, ¿Seguirán estando ahí? Pero dijo que me llamaría de vuelta si encontraban algo. No es posible que estén un día entero sin dar señales de vida. 

¿Habrá pasado algo dentro de la mafia? 

Tendré que averiguarlo por mí misma si nadie me lo dice. Aunque... Hace mucho tiempo que no voy allí. 

Pero no me importa, si es lo que necesito hacer para encontrarlos... Lo haré sin pestañear. 

Dejé salir un grotesco suspiro, más que cansada por cada situación que acontecía. Una vez fui a rebuscar por segunda vez por si me había perdido algo, una sombra fue apareciendo por detrás mío. 

Curiosa, me giré.

— ¿Kurogiri?

— Debes de venir inmediatamente— Alcé una ceja, señalando mi alrededor—. Es importante.

— ¿No ves que estoy ocupada? Busco a mi padre y a mi tío, no me contestan las llamadas. Debo de ir a la otra casa— Expliqué. El suspiro que pegó me dejó todavía más confundida. 

Echo | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora