Echo | BNHA |

XXX.

...

Enfermedad.

Las enfermedades son algo que nos siguen en la vida. Por desgracia, mucha gente está arraigada a algo difícil y doloroso a lo largo de sus días. Algunas personas, con el tiempo, suelen acostumbrarse y saber lidiar con ellas. 

Otros...Prefieren erradicarlas a su propio juicio. 

Fujioka salió del edificio con un vago sentimiento en su interior; Volver a ver a su psicóloga y después a ese doctor, lo hacían todo muy diferente. 

Sobretodo porque Kano, no le había mencionado nada de la ausencia de hacía semanas. 

Ni una mera explicación, ni un lo siento ni nada por el estilo. Ni si quiera lo comentó. 

Ella seguía dándole consejos de seguir una vida "normal". De mantener las relaciones de amistades cerca y que se abriera más ante las actitudes de los demás y cómo desarrollarse con dichas cosas. 

Pero...Algo estaba mal. Simplemente había estado incómoda todo el momento, algo que pocas veces le había ocurrido con esa mujer. Aunque podía ser su propia cabeza que ahora hacía que desconfiara hasta de su sombra. 

Suspiró y miró hacia atrás, dejando el lugar donde había expuesto tanto de sus temores a un lado. 

Mientras, llegaba a su casa hablando con Mina por móvil.

— ¡Sí, ya he hablado con las otras chicas también!— Exclamó. Estaba muy entusiasmada— Seremos todas nosotras y nada de chicos, ¡Estoy deseando ver la película!

— Sí, tiene que ser divertido—Sonrió ella.

— Luego podemos ir al karaoke, Tsuyu y Uraraka tienen muchas ganas de ir.

— Ya dije que yo no podía cantar...Será horrible para todos—Echo hizo una mueca, pasando la esquina hasta llegar a casa de su amiga.

La rosada rió.

— ¡Vamos, no puedes cantar tan mal! —Articuló con gracia.

— No es precisamente por eso, se trata más bien de mi singularidad...

— Ya buscaremos una forma de arreglarlo—La chica asintió, por mucho que su compañera no fuera capaz de verla—. ¡Nos vemos mañana en clase!

Alzó la vista nada más ver a la morena saludándola con una gran sonrisa en su rostro, esperándola en la entrada de su casa.

La del sonido le dedicó una misma mueca, haciendo un gesto con la mano.

— ¡Te estaba esperando!

— Perdona por tardar, he tenido cosas que hacer—Dijo. Entró y al ver que no había nadie, la siguió sin más. Le sonrió en cuanto Ochaco la miró—. Ya estoy aquí.

Con una afirmación de cabeza, la de cabello corto juntó sus manos en un gesto de alegría. Estaba contenta de tener una tarde con su amiga después de tanto tiempo.

Habían ocurrido tantas cosas, que no habían tenido casi un momento de pasar una tarde tranquila como antes.

Aún de que...Ninguna de las dos sabía que la tranquilidad, que esa tranquilidad  que estaban disfrutando, iba a estar muy alejada de sus vidas.