Cuando un fuerte y atronador eco atraviesa cada por de tu piel...Lo único que puedes hacer, es seguir con tu meta hasta lograr tu sueño...Y tus recuerdos.
Pasara lo que pasara, y se encontrase a quien se encontrase.
[Portada creada por @RocioMogollo...
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...
— Shigaraki Tomura— Habló cierto hombre cuyo cuerpo estaba compuesto por la misma sustancia que el portal—. Recuerda lo que tenemos que hacer.
— Sí...
— Sin embargo, debido a mi información... Se suponía que All-Might debía estar aquí.
— El símbolo de la paz...— Musitó el de las manos, contrariado— No puedo creer que no esté aquí. Pero quizá...
Por debajo de aquellas extremidades, fijó sus fieros y tétricos ojos en los más jóvenes. Los que se encontraban tan lejos y, a la vez, tan cerca. Tan aturdidos por su aparición.
Quizá, como tenía en mente, podía doblegar sus voluntades a su antojo.
En otro instante pero mismo lugar, Echo apretó su puño al observar a Aizawa correr para defenderles de los villanos. Aun así, quien ella creía que era realmente el más importante, era aquél albino y ese ser de sombra.
No le cabía en duda.
Aquellos dos resaltaban entre el resto, aunque no sabía por qué. Era una sensación inusual.
Giró su cuello hacia atrás para examinar a sus compañeros, pero en cambio sólo pudo ver la puerta principal, cerrada. La única forma de salir de ahí había sido completamente bloqueada.
— Los sensores no están respondiendo, lo que significa que alguno de ellos tiene una particularidad que le permite hacer eso— Pronunció Shōto—. Nos han separado del resto mientras teníamos esta clase. Serán idiotas, pero no tontos.
Estaba todo bien premeditado...
— ¿Hay alguna otra forma de salir?— Preguntó Echo. Mientras esperó la respuesta de alguien, dedicó el tiempo en examinar su entorno.
A partir de que el plan de evacuación comenzó a hacerse, todos los alumnos comenzaron a correr hacia la puerta junto a Trece, dispuestos a escapar y pedir refuerzos.
Todos menos Midoriya y Echo, quienes observaban al azabache pelear contra la multitud.
La ojigris hizo una mueca llena de desazón.
No quería que él peleara solo mientras los demás huían. Le hacía sentir impotente. Jamás, desde que tenía uso de razón, había soportado que alguien se ensuciara las manos por ella.
