Epílogo.

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...


Echo presenció sin inmutarse a más de sus subordinados apareciendo tanto del techo como por detrás de él. A pesar de que los estaba apuntando con un arma, la intención era acorralarla por completo para que no tuviera ni una oportunidad de escapar.

Pero había conseguido lo que se proponía; Que su madre estuviera estable y que Overhaul, a causa de la sangre que caía de su oreja por el impacto del chasquido de los dedos de la sónica, estuviera inquieto por la sensación de suciedad en su propio organismo.

Lo veía sudar, así que había dado en el punto exacto. 

No sólo eso... El ruido de arriba y los golpes que retumbaban el lugar le hacían esclarecer a la grisácea que los héroes ya habían venido, y que no faltaba mucho para el final de los preceptos. Por lo que, en un suspiro por tener que hacerlo antes de tiempo, movió la misma pistola que portaba de detrás de su camisa blanca. 

Con su mano en la oreja, Kai la observó con una desfigurada mofa. 

— ¿En serio? ¿Una pistola?

— A la vieja usanza— Pronunció, señalando a una de las personas que también tenía su rostro tapado. Tradición de ellos—. Así es más fácil que no te acerques, además de que estoy intentando ser una mafiosa de manual. Deberías de estar orgulloso de mí. 

— Kai, matémosla.

Escuchar la voz de Chronostasis la estimuló para quitarle el seguro sin vacilación. No tenía ningún propósito de dejar que se salieran con la suya pese a la contrariedad de la situación.  Su visaje, severo y tosco, se movió al son que su mano lo hacía para señalar a uno de ellos; El que tenía el cabello largo y parecía borracho. 

— Si hacéis o decís alguna tontería, dispararé— Advirtió. 

— ¿Tú? Vamos, Echo...— Expuso el moreno. Era cautelosa, y los pasos que iba dando poco a poco hacia ella, no le pasaban desapercibidos— El máximo daño que le has hecho a alguien ha sido por accidente.

Sin pestañear, la muchacha apretó el gatillo en la misma dirección que antes. El estruendo resonó en la blanquecina sala y la bala se incrustó directamente en la rodilla del melenudo. 

La alarma los inundó a más de uno, los cuales se giraron a observar el líquido carmesí que se esparcía por el suelo, con una lentitud hipnótica de otro de sus compañeros. Muy contrario a Chisaki, que desde que disparó hasta que se incrustó, mantuvo intensamente el visaje con la muchacha para demostrar que ni eso lo bloqueaba. 

La víctima agonizó y sus ojos inyectados en odio la tocaron de lleno, pero la aludida no movió ni un sólo músculo para corroborar alguna clase de remordimiento. Mientras que los ojos amarillos del pájaro seguían examinando los grisáceos de la adolescente. 

Ella había atacado antes, sí. Pero eso no significaba que tuviera ocasión de ganar. Iba a hacer que desapareciera al igual que el resto de su familia. 

— No pienso dejar que toques a la niña o a los demás. Estoy harta de aguantar tanto por gente como tú. 

Fujioka se encogió de hombros ante el fruncimiento del ceño del contrario. Desinteresada, recargó sin complicaciones. 

— Uno ya se está desangrando—Indicó. Ahora, poniendo la pistola en la camilla de su madre—. Habéis cometido el error de subestimarme demasiado.

Echo | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora