XXXVII.

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Pov Echo


Por un instante instalé mi interés en la carretera con cada sentido dispuesto a ojear tras la ventana. A pesar de que mis compañeros estaban cantando canciones para pasar menos aburrimiento durante el viaje, transitábamos con normalidad dentro del autobús escolar y cada vez el paisaje comenzaba a ser más natural, repleto de bosque y deslices.

Era bueno para inspirarme e incluso podría tener más imaginación si el lugar al que iríamos era merecedor, necesitaba algo más en mis bocetos que no fueran los recuerdos que me causaban aflicción. Algo más vívido y puro.

Mi vista no dejaba el panorama por las ideas y pensamientos que pasaban por mi mente para nuevos dibujos, hasta que la voz de una chica rosada me sacó de mi ensoñación.

— ¡Vamos Echo, canta tú también!

Sin mirarla por miedo a que me atacara me mordí el labio y me agaché en el asiento. Me tapé la cara con la libreta de dibujos que tenía en mi regazo, negando con la cabeza.

— No estoy— Articulé.

— Te estamos viendo. 

Me encogí más en el asiento; Haría ver que si yo no podía ver a nadie, ellos tampoco a mí. Como cuando me tapaba de pequeña por las noches pensando que mi manta era un refugio contra los monstruos.  

— Te vemos igualmente— De reojo, observé a Yaomomo con un rubor. Suspiré con derrota—. Uraraka-san dice que cantas bien, sería bonito oír tu voz.

— ¿Qué más quieres oír de mí?— Fui dejando mi rostro al descubierto poco a poco para mirarla mejor— Estoy dibujando...Diré hasta frases si eso os parece bien para que pueda seguir.

— ¡Es una buena idea, tengo algo perfecto para eso!— Tras el grito eufórico de Mina, sonreí con calma. Aun así, no logró hacer nada ya que volví a dar otro tema que les interesaba más.

— O en vez de eso puedo imitar voces, es algo que mi singularidad me permite hacer.

Me observaron como si hubieran encontrado el santo grial. Sus ojos brillaban como bombillas. Creí en ese momento que quizá, había cometido un error que me seguiría de por vida.

Y que el resto no olvidaría en recordármelo.

— ¿¡Puedes imitar voces!?— Exclamaron. Asentí conforme, aunque un poco extrañada por su entusiasmo— ¡Haz una!

Me llevé una mano al mentón y cavilé seriamente en quién podía hacer, sin tardar demasiado en venir la persona perfecta a mi cabeza.

Mmm...

Chasqueé los dedos cuando la idea apareció por mi mente; Hice carraspear mi voz para acomodarla al tono que quería y cogí aire. Ahora, cada uno de mis compañeros me prestaba atención.

— ¡SHINEEEEEEEEEEE!

La mayoría estallaron en risas. La mayoría, a excepción del chico que había imitado el cual, irónicamente, se sentaba justo detrás de mí.

Lo escuché levantarse de su asiento y no tardó en tocar el reposa-cabezas de mi butaca con una lentitud digna de película de terror, sonriéndome con sadismo a medida que su rostro se hacía presente arriba cual titán colosal. Incliné la cabeza con total tranquilidad, contemplándolo.

— ¿Quieres ver cómo te hago explotar?

— ¿Quieres ver cómo te hago explotar?— Volví a decir, de nuevo con su idéntica voz. Su vena se hinchó y empezó a palpitar desenfrenada.

Echo | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora