XXXVI.

6.4K 822 621
                                    


Pov Echo


Habían ocurrido demasiadas cosas en muy poco tiempo. Descubrí más sobre mí, mi pasado, y lo que ocurría a mi alrededor. También ahora tenía unos amigos increíbles, con los que podía contar perfectamente. No estaba sola.

Pero al fin, de una vez por todas, el primer semestre terminó. 

Lo cual significaba que las vacaciones de verano ya estaban presentes y que dentro de poco, iríamos a aquel viaje escolar que tanto deseábamos todos. 

Pero justo antes de ir allí, ahora mismo me dirigía a otro lugar bastante más diferente.

— Tienes problemas en la cabeza.

— ¡Oye, te aplastaré en cuanto te vea!—Exclamó detrás del teléfono. Bufé— ¡Está en manos libres, así que te escucho perfectamente!

— Esa era la idea...— Susurré. 

— ¡Lo que decía era que ni se te ocurra romperte algo para que no puedas venir al campamento, Echo!— Dijo esta vez Kirishima. Me afirmé a mí misma, decidida— ¡Eres muy propensa a hacerte daño!

— Aunque me rompa una pierna iré caminando. 

— Sí, bueno— Escuché el murmuro de Bakugou, refunfuñando a la perfección—. Eso es lo que hace creer, pero luego te obligará a que la lleves a caballito. 

— O a que me des la mano— Sonreí, recordando justo el instante. Algo resonó, parecido a un objeto cayéndose al suelo, por lo que supuse que había sido él.

Se le habría caído algo o lo habría tirado. 

Siendo este chucho...Todo puede ser factible, seguro. 

— ¿Eh?— Repetía varias veces el pelirrojo, más que desorientado— ¿De qué habláis vosotros dos ahora? No estoy entendiendo nada. 

— ¡De nada que te importe!— Gritó. Fruncí el ceño al oír el ruido tan extraño que hacía al coger el móvil, lo escuchaba tan cerca y fuerte, que juraba que se lo había puesto en la boca— ¡Siempre estás jodiendo!

— ¡Oi Bakugou, déjame hablar con ella!—Escuchaba a lo lejos. También, la risa de Kaminari acompañando el resto. 

No pronuncié palabra ya que lo único que escuchaba eran interferencias en el aparato. El de dientes de tiburón y el explosivo estaban luchando para ver quién cogía el teléfono, que sólo habían ruidos raros. 

Entorné los párpados, cansada. 

— ¡Tío, no te comas mi móvil!— Gritó. El rubio hacía ruidos cual perro rabioso.   

¿Qué está pasando...? 

— Sería un detalle si dejaseis de hacer lo que hacéis, sea lo que sea— Dije. Ahora el eléctrico también se había unido a la batalla—. Vale...Estoy siendo ignorada. 

Pues nada. 

Suspiré y pasé la calle, a la espera de que la jauría de perros callasen por un instante. 

— Por cierto, tengo que hablar contigo cuando te vea— Hablé. Me miré las uñas; No sabía si me escuchaba, pero de todas maneras lo diría—. Mereces saberlo. 

— ¡Es una declaración de amor!— Chilló de repente Kaminari como una niña pequeña. Pero rápidamente, su voz resonó ahogada como si le hubieran roto una costilla— Ugh... 

— ¡Resiste, amigo!— Balbuceaba Sero. 

— ¡Me importa una mierda lo que tengas que decirme, ya no quiero escucharlo!— Ahí estaba, haciéndose el orgulloso— ¡No quiero escucharte!

Echo | BNHA |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora