Narra Amélie.
(...)
Los rayos del sol aterrizaban sobre mi rostro impidiendo que pudiera continuar con mi sueño. Hoy era martes, segundo día de la semana otro día que había faltado a la prepa, lose, se que no soy así pero luego de lo de ayer no tenía fuerzas para nada. Mí poco sueño fue apenas tres horas concedidas, ya que no podía conciliar el sueño, pase una noche terrible... odiandome a mí misma con esas palabras dando vueltas en mi «Estás loca» «estás mal» «estás enferma». Lo peor de todo esto es que no podía odiar a James, no tenía ese sentimiento hacía él. El único sentimiento que crecía hacía él, era de dolor... No creer que él me haya dicho todas esas crueles palabras.
No quería levantarme, no quería salir jamás de estas cuatro paredes, seria una gran ayuda... No ver a nadie así no me lastiman, además así puedo seguir con mi dieta sin tentaciones. Lastimamente eso no podría ser cierto, no podía vivir encerrada. Tomé un gran esfuerzo por levantarme e dirigirme hacía el baño, donde estaba mi rutina diaria... Controlar mi peso.
Subi lentamente hacía la balanza, siempre era un gran miedo subir en esta, no quería ver como la aguja daba a posición contraria mostrando los cuantos kilos tengo de mas, solo quería ver la aguja descender. Está vez era más especial, sabía perfectamente que habia comido de mas, si las malteadas y el jodido helado que Luke me invito, no había comido mucho lose, ademas no esta demás decir que rápido lo libere de mí en aquél retrete pero sin dudas no quería aumentar por una estúpida tentación de comer. Al posar mí cuerpo en la balanza, la aguja comenzó a deslizarse de un lado al otro, pasando por ambos lados, donde mi corazón latia mas rápido, no quería engordar, de un segundo a otro la aguja se detiene. No quería mirar, no quería notar lo gorda que estaba, sabía que había engordado. Deslice mi mirada lentamente hacía abajo donde la misma se encontraba, y ahí estaba los cientos de números y la aguja mostrando finalmente... Cuarenta y ocho novecientos. Sin darme cuanta una sonrisa en mi se formo, no había engordado al contrario había bajado un kilo y cien gramos para ser exactos. Lo estaba consiguiendo, de a poco mi meta llegaría... Cuarenta y cinco kilos me esperaban. Salí rápidamente del baño con una sonrisa que adornaba mi rostro, bueno si lo que tengo se puede llamar rostro últimamente tenía que recurrir al maquillaje para que me vea en condiciones, unas cuantas ojeras y la piel blanca se daban aparecidas. Fui directamente hacía mi escritorio donde por costumbre dejaba mi tan preciada planilla de control, pero esto me tomo por sorpresa... No estaba en su lugar. Traté de calmarme, quizás se ha caigo al suelo, me agache buscando en los posibles lugares que pueda caerse o quizás lo haya cambiado de lugar pero no. De inmediato baje rápidamente hacía la planta de abajo, donde se encontraba Sharon.
Sharon: Oh, buen día... ¿No has ido a la prepa?- ignore completamente su figura, solo me concentre en dar unas simples miradas rodeando la cocina, luego la sala y diablos... No estaba- ... Hey, ¿qué buscas?- preguntó mientras aparecía en la sala junto a mí.
Amélie: Una hoja...- no podía darle muchas características de la planilla, ella no sabía nada-
Sharon: ¿qué hoja? ¿Es de tarea?- preguntó curiosa.
Amélie: Oh si, es de tarea... ¿La has visto? Es como un control, una planilla- explique, sentía que me volvería loca sin esa jodida planilla, en ella esta todo de mi, todas mis metas.
Sharon: Oh no, ¿qué clase de tarea es esa?- dijo con gracia- No, no la he visto, lo siento-
Amélie: No, no pasa nada- «si pasa, perdí mi control»- Dios...- dije mientras dejaba ir un suspiro.
Sharon: ¿dónde estuvo la última vez la hoja?- preguntó supongo quiere ayudar.
Amélie: Sobre mi escritorio-