Prólogo

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Un años ha pasado.

Ya no soy la misma que antes, todo ha cambiado.

Mí nombre es Aylen Manson. Así como lo leen, esa chica que se llamaba Madison murió el día en que dejó Stanford.

Puedo afirmar que el dolor cambia a las personas ya que a mí me cambio.

No sigo siendo la tonta nerd de antes, claro que no. Mí vida dió un giro de 180° y estoy feliz de ello. Ahora soy la chica mala, nadie puede pasar sobre mí.

Soy la reina de las bromas y el sueño de cualquier chico.

No se nada de los Zeta o quizás si, un poquito pero fue por accidente, igual no importa.

Hace un año, cuando vine a Columbia, entre a una fraternidad Omega Zeta Phi. Si ya se, no me liberé del nombre pero algo es algo.

Los Omega fueron muy buenos conmigo y lo mejor de todo es que yo no los busque, ellos me encontraron.

¿Recuerdan esos chicos del aeropuerto?

*Flashback*

—Disculpa, se te cayó esto— un chico con cabello castaño y ojos azules me entregó mí identificación.

—Muchas gracias— le sonreí, era lindo —Soy un poco distraída.

—Lo note— sonrió —Soy...

No logro terminar la frase puesto que varios chicos vinieron corriendo como locos salvajes y se tiraron encima de nosotros. Quizás eran algo del chico aplastado a lado porque yo no reconocía a ninguno.

—Te extrañamos Christopher— gritaron a coro.

—Salgan...— le faltaba el aire —De arriba... Idiotas.

Ellos le hicieron caso y se levantaron, y creo que recién se dieron cuenta de presencia ya que me miraban como estaba tirada al lado de su amigo entre sorprendidos y apenados.

—¡¿Están locos?!— grito el chico al grupo —Casi nos matan.

—Era la emoción— se tocó la nuca nervioso un castaño de ojos marrones.

—Igual no les traigo regalos— se levantó el rubio de lado. Todos bufaron y yo reí —Interesados.

—¿Y quien es la bella señorita?— pregunto otro castaño con ojos claros estirando la mano para que pudiera levantarme.

—Ella... Ella es...— decía el rubio mientras yo acepté la ayuda y me levanté.

—Mad.. Soy Aylen Manson— les sonreí.

—Es un gusto— habló el rubio otra vez —Soy Christopher Jones y disculpa a estas bestias— señaló a sus amigos quienes en vez de ofenderse sonrieron inocentes.

—No hay cuidado— les sonreí.

—Chicos— llamó la atención un chico con cabello rubio largo que parecía muy serio —No quiero ser aguafiestas pero hay que volver, recuerden que estamos en un pequeño problema.

Todos pusieron caras de asustados, al parecer habían olvidado ese asunto que no me atrevi a preguntar.

—Tiene razón— me sonrió Christopher —Fue un placer conocerte Aylen, espero volverte a encontrar.

—Yo igual— le devolví la sonrisa.

*Fin flashback*

Luego descubrí que también estudiaban en Columbia y cuando fui en busca de una fraternidad, ellos insistieron en que viviéramos juntos, eran agradables y rompieron su ley de "solo chicos" por mi. Son las mejores personas que conozco y este será el segundo año que estaremos juntos.

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora