Christopher Pov's
Me encontraba en el living junto con los chicos "viendo una película". La verdad era que ninguno le prestaba atención a la televisión. ¿El motivo? Esperábamos la llegada de Aylen. Que según Félix, se fue a comprar helado junto a Tony.
Al principio le creí, ya que Tony era el encargado de separar a esos dos y lo logró, ella no haría nada sin el apoyo de Félix. Pero Frederic tampoco llegaba. Si bien estaba de acuerdo conmigo, me dijo que no la traicionaria. Pero que impediría cualquier locura. Eso me dejaba un poco tranquilo, pero me inquietaba que no llegarán rápido esos tres.
—¿A que hora van a volver?— pregunté desesperado —Ya pasaron casi media hora.
Eso dejo pensando a Anderson causando que empiece a dudar. ¿Por que demonios esta tan nervioso y sin hacer resistencia a quedarse aquí?
—Seguramente ya vienen— intento sonreír pero no le salió. Estaba preocupado, al igual que yo.
¿Por que será?
Decidí esperar un poco más, quizás estaba siendo paranoico. Aylen no haría nada.
Diez minutos pasaron. Ya se cumplían cuarenta desde que terminaron las clases del día y la señorita Aylen y el señor Anthony no se dignaban a venir.
En cualquier momento tendría un paro cardíaco.
Exagerado.
Callate.
—Repíteme algo, Félix— lo mire amenazante —¿Donde fueron los chicos?
—Aylen y Tony por helado y Frederic con alguna chica— se encogió de hombros. Ahora estaba más tranquilo.
—¿Seguro?— asistió —Ya pasaron cuarenta minutos.
—¿Cuarenta minutos?— pregunto sorprendido —Genial.
Lo ví suspirar aliviado. Tenía algo que ver con el tiempo.
—¿Por que lo dices?— me acerqué a él —Dime lo que nos estás ocultando.
—¿Yo? Nada— al parecer mi cara de pocos amigos no estaba funcionando.
Lo tome del cuello con brusquedad —¿Por que te interesa tanto el tiempo que pasó?
Lo ví temer bajo mi agarré así que lo solté.
—Aylen... Aylen me dijo que sólo necesitaba cuarenta minutos— todos le dirigimos nuestras miradas a él.
¡¿Que?!
—¡¿PARA QUE?!— grite sin darme cuenta y él solo se encogió de hombros. Sabía que algo tramaba y no la iba a traicionar.
Soy un idiota, debí darme cuenta ante su nerviosismo. Además se tomó demasiado bien que no lo dejara estar al lado de su mejor amiga, cosa que nunca pasaría si no ocultara algo.
—Dime donde está Aylen— ordené.
—Cometiendo una locura— respondió tranquilo.
Mierda.
—¿Donde esta Frederic?
—Impidiendo que Aylen cometa una locura.
Eso me daba un poco de paz.
—Bien, ¿Y donde está Anthony?
—Intentando impedir que Frederic impida a Aylen cometer una locura.
Mierda otra vez. Sabía que no quería escuchar la respuesta a la siguiente pregunta pero lo mismo la hice.
—Si ellos están allá, ¿Por qué tú estás aquí?
—Yo estoy impidiendo que ustedes impidan que Tony impida que Frederic impida que Aylen cometa una locura.
¡¿Que?! No entendí ni la mitad pero sabía que él solo era una distracción. Dejar a su mejor amigo para que pensáramos que se había rendido.
Voy a matarla y a Félix también. A Baker por no decirme que conocía el plan y a Roberts por ayudarlos.
Iré a buscar a Aylen en este mismo momento.
[...]
Aylen/Madison Pov's
Sonó la campana y me dirigí a la cafetería. Que raro lugar para discutir con alguien que no es de esta universidad. Pobre Allen, lo que tiene que hacer solo por mi.
Camine despacio, tampoco tenía tanta prisa. Disponía de cuarenta minutos como máximo. Se que haré esto en menos tiempo pero no importa. Christopher no debe sospechar nada, al menos hasta que logre mi objetivo.
—Ayli espera— me agarró del brazo— Sea lo que sea que vayas a hacer no lo hagas, por favor.
—Fred, es necesario que lo haga— me solté de su agarré.
—¿Por que?— pregunto claramente preocupado.
—¿Confías en mí?— se que es de mala educación contestar con una pregunta pero bueno.
—Claro que si— respondió con sinceridad.
—Pues necesito que confíes en mí ahora, es por mi bien— le sonreí —Desde hoy ya no usaré estas ridículas gafas y no me ocultare.
—Es mejor dejar las cosas como están.
—No puedo huir por siempre— acaricie su mejilla —Por favor entiéndeme.
—Perdóname por esto— habló con seriedad —Pero no dejaré que lo hagas.
Sonreí un poco —No, tu perdóname a mi— ante su cara confusa asentí con la cabeza dándole permiso a Tony para que con sus amigos nuevos lo tomarán de los brazos —No voy a dejar que arruines mi plan, encargate de él— le dije a mi amigo.
—No, Aylen...— no escuché más ya que le taparon la boca y se lo llevaron a rastras.
Me va a odiar por eso después.
Seguí caminando, las cosas marchaban bien hasta ahora. Antes de entrar me fijé si Allen estaba dentro y efectivamente lo estaba.
"... El arte de la Guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad."
Eso debía hacer. Mostrarme débil ante ellos.
Recibiendo todas las miradas y tomando grandes bocanadas de aire entre a la cafetería. Mi pasó se hacía seguro a medida que avanzaba hacia esa mesa. Los chicos reunidos ahí se giraban a verme sorprendidos.
Este era mi momento. No cabía ninguna falla. Durante el tiempo que tuve me dediqué a trazar mi estrategia con cuidado, lo cual logré. Ahora ya estaba lista. Debía dejar la teoría y pasar a la práctica. Poner a prueba mi capacidad.
Me acerqué a esa mesa donde mis dos ex novios estaban sentados lado a lado. Con la diferencia que uno me sonreía y el otro sólo me dedicaba una mirada de odio.
¿Quien lo diría? Ellos dos juntos.
Heche una rápida mirada a todos los que estaban en la mesa al lado y frente de Allen.
Logan Morgan.
Patrick Mitchell.
Ryan Ford.
James Bowers.
Dylan Cooper.
Jeremy West.
Luke Newman.
Jack Hefferman.
Andrew Lane.
Noah Williams.
Nicholas y Matthew Conners.
Los chicos más populares, engreidos, egocéntricos e idiotas de esta universidad. Mis ex amigos.
Me detuve frente todos ellos. Nadie dijo nada, hasta que Allen rompió el silencio.
—Madison Aylen.
Me quite las gafas ante la mirada confundida de todos.
—Solo dime Aylen...
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Ficção AdolescenteDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...