Capítulo 31

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Maratón 1/3

Las cosas no mejoraron mucho. Les conté a los chicos todo. Sobre el encuentro en la cafetería, el incidente con James y ahora Logan.

Jones no tenía indicio de cambiar su cara de preocupación. Decía que esto era malo, aunque bueno. Me confundía mucho lo que decía. Por un lado era malo ya que el idiota de Morgan no dejaría de molestar y por otro lado era bueno ya que podría estar libre y no escondiéndome.

Hoy era sábado, lo que significaba una cosa. Una buena entre tantas malas. Kylan volvería.

Debía ir a recogerlo en el aeropuerto a las 9 de la mañana. Y ya sólo faltaba media hora para eso.

Termine de hacer mi rutina diaria y me vestí con un pantalón largo negro y una blusa naranja. También me puse una campera liviana ya que ayer había llovido y hacia un poco de frío. Le di su comida a Lechuguita y salí.

—¿Estas lista?— me pregunto Christopher entrando a mi habitación.

Termine de peinar mi cabello y ambos salimos. Arreglamos nuestros asuntos. Me pidió disculpas por lo que me dijo y todo quedó bien. Decidimos ir en su auto para que pudiera cargar en mis brazos a mi pequeño.

—Luego debemos ir a hacer las compras— me comunicó y yo solo me limité a asentir. Últimamente no estaba con buen humor para hablar.

*EN OTRO LADO*

Patrick Pov's

Baje a desayunar y me lleve una terrible decepción. No había desayuno. Ni tampoco comida. No había nada.

—Matt— grite —¿Fuiste a hacer las compras?

—Me olvidé— grito desde su habitación, supongo.

Mierda.

Me estaba muriendo de hambre.

—Escuchen idiotas— me paré en el final de las escaleras —En 20 minutos los quiero a todos listo para ir al supermercado.

Aylen/Madison Pov's

Volver a tener a mi bebé en mis brazos era lo mejor del mundo. Sentir sus manitas apretadas en mi dedo era lo que más feliz me hacía. Esos besos de bebé donde sólo hacen un ruidito con la boca era música para mis oído. Kylan era lo mejor que me pudo pasar. Él era mi alegría, el motivo de mi sonrisa todos los días. Estaba agradecida con todo el cielo por tenerlo a mi lado. No saben cuánto extrañaba a mi bebé, tenerlo lejos era algo que odiaba. Quería que siempre se quedará a mi lado. El amor de madre es inmenso, se los puedo asegurar. Porque yo amo tanto a mi hijo, no hay palabras para describir lo que siento por este ser tan pequeñito. Mi madre siempre me dijo que me quería, que nadie llegaría a quererme como ella lo hacía. Ahora me doy cuenta que tenía razón, nadie ama más que una madre. Yo amaba a Kylan.

—Bababababa.

—Creo que te habla tú loca madre Kylan— dijo divertido Chris mientras conducía.

—Bababababa— decía sentado en mis piernas.

—No te metas Jones, a él le encanta que le haga así— le di un beso a mi bebé —¿Verdad que si preciosura?

—Claro que le gusta, él te ama— habló produciendo que sonría.

—A ti también te ama— Chris repitió mi acción.

Íbamos al supermercado, la alacena estaba vacía y necesitaba comprarle pañales a mi hijo. Christopher ponía canciones para bebés en la radio mientras que yo hacía bailar a Kylan, quien solo reía y balbuceaba cosas sin sentido. Jace decía que era árabe lo que hablaba, que era mucho más inteligente que nosotros y por eso hablaba desde pequeño en otro idioma. Si, Jace es tan Jace.

—Llegamos— Jones estacionó el auto y me abrió la puerta para bajar.

Yo llevaba a nuestro hijo en su coche y Christopher llevaba el carrito de supermercado.

[...]

Luego de casi media hora ya estábamos listos. O eso creía.

—Amor— me tocó el hombro —Olvide levantar unas cosas que me pidió Bastian. Espérame aquí, ya regresó.

—Claro— le sonreí en respuesta —Bien pequeño, nos dejaron solos— me puse en cuclillas frente de él.

—Aba aba— decía mientras se reía.

Amaba que fuera tan alegre. Siempre se reía con todo el mundo y le encantaba que lo tengan cargando, no importa si conocía o no a la persona. Él siempre le estiraba sus manitas.

—Di papá, no aba— lo corregia. Si bien quería que dijera mamá yo respetaba eso de que los bebés primero aprenden a llamar a sus padres, no me molestaba en lo más mínimo. Es más, me parecía súper tierno.

—Aba— dijo otra vez y sonreí. De pequeño ya me hacía la contra y era rebelde. No quiero ni imaginar como será de grande.

Y ahí recordé, le había prometido a Abel que le compraría nutella ya que la suya se acabó.

—Bebe, te dejaré solo un minuto, no llores— en sus manitas le puse su pelotita amarilla —Juega con esto, mamá ya viene.

Le di un beso en la frente y prácticamente corrí en busca de mi objetivo. Debía estar en la tercer fila y yo me encontraba en la octava.

Christopher necesitaba volver rápido a la fraternidad, así que hacerlo ir por esto también sería perder tiempo. Además sólo sería unos minutos que me costaba ir y venir. A Kylan no le pasaría nada malo.

Iba por la quinta fila y una señora no me dejara pasar. La esquive luego de un tiempo y seguí corriendo. Odiaba dejar solo a mi hijo aunque fuera un bebé muy tranquilo, casi nunca lloraba. Solo cuando tenía hambre o sueño.

Y llegué. Busque desesperadamente el tarro de nutella, no tarde mucho. Decidí llevar dos, unos para Abel y el otro para mí. No me culpen, amo la Nutella.

Volví del mismo modo a donde estaba. Quizás Christopher ya haya llegado o tal vez no. Igual no pasa nada. Iba en la fila siete cuando los cordones de mis zapatillas se desataron. Decidí meterme a la fila para no estorbar. Me ate rápidamente y fue cuando al fin escuche esa voz.

—¿Quien es tu mamá, pequeñito?

Rogando que no fuera quien pensaba salí y me metí a esa fila donde ellos estaban de espaldas a mi.

—Aba— grito Kylan en los brazos de él mientras estiraba sus manitas por detrás de su hombro en mi dirección para que lo cargará.

—Veo que la encontraste— dijo mientras se giraba y quedo helado cuando me vió.

Mierda.

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora