Capítulo 67

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-¡Hoy hay fiesta!- grito Cedrick entrando a la cocina.

-¡Aba!- grito Kylan feliz como si entendiera lo que dijo su tío. Todos reímos.

-Que hermoso eres- tocó sus mejillas -Serás igual de guapo y fiestero que tu tío. Tendrás a todas las chicas a tus pies. Yo te enseñaré todo

-Cedrick deja de darle mala influencia- lo regañe.

-No te enojes, nena- me guiñó un ojo Alec -Te arrugas.

-Cállate rubia teñida- lo mire mal y él me lanzó un beso.

-¡Eso es mío!- grito Abel quitándole de las manos a mí hijo su tostada con nutella.

Todos lo miramos mal y cuando iba a regalarlo una voz nos paralizó a todos.

-Papá- dirigimos nuestra mirada a Kylan. Tenía los ojos llorosos y su labio inferior le temblaba mientras estiraba sus brazos en dirección a mí prometido.

-¿Qué dijiste, campeón?- Christopher corrió a mí lado y se arrodilló mirándolo fijamente.

-Papá- repitió tirándose encima de él, abrazándolo.

Yo estaba en shock, al igual que todos.

-¿Qué ocurrió?- Chris no podía ocultar su cara de felicidad -¿Quién te hizo llorar?

Kylan señaló con su dedo a Abel que lo miraba expectante. Christopher le quitó la tostada y se la dio al bebé.

-Tu premio por tu primera palabra- Kylan sonrió ampliamente y empezó a morder con los pocos dientes que tenía.

-Mí bebé- lo tome en mis brazos y empecé a darle besos -Que grande estás.

-No llores, Aylen- Jace traía una cámara y nos estaba filmando.

-Imposible- Christopher me abrazó -Estoy tan feliz.

-Yo también, cariño- me dio un beso en la frente.

Su primera palabra. Mí bebé estaba creciendo.

[...]

-No.

-Si.

-No.

-Si.

-¡No, Alec!- grite.

-¡Si, Aylen!- nos miramos mal.

-¿Otra vez peleando?- se metió Nathan -Ustedes son imposibles.

-Ella empezó.

-Él empezó.

Hablamos al mismo tiempo. Nat se golpeó el rostro frustrado.

-¿Y ahora por que pelean?- pregunto Kyle.

Alec y yo nos miramos mal -Porque... porque- dijimos al mismo tiempo.

-¿Porque qué?- se impaciento.

-Ya no lo recuerdo- dijimos al mismo tiempo.

Fue el turno de Kyle de golpearse el rostro.

Pero era la verdad, las clases habían terminado y me encontré a Alec y empezamos a pelear de muchas cosas. Hasta que me dijo que yo siempre quería tener la razón y bueno. Eso hasta que nos encontraron los chicos.

-Ustedes no tienen remedio- se burló Anthony.

-Vamos a casa- intervino Abel.

-Primero debemos ir a hablar con el director- lo mire sorprendida -Nos hizo llamar.

Todos asentimos.

[...]

-¿Por que nos hizo llamar, señor Sherman?- pregunté impaciente.

-Porque alguien vino a verlos- hablo calmado. Lo miramos sin entender y justo en ese momento entro a la habitación otra persona.

-¿Me extrañaron, niños problemáticos?- pregunto sonriendo.

-¡Chad!- dijimos a coro y empezamos a saludarlo.

-Que bueno es volver a verlos- hablo nuestro director.

-Decimos lo mismo- hablé por todos.

-Oh pequeña Ayli, sigues igual de peligrosa que siempre- rió.

-No podría ser distinto- me encogí de hombros.

-¿Qué haces aquí, Chad?- pregunto Christopher.

El señor Olson suspiró y se puso serio -Vengo para avisarles que su tiempo en esta universidad se está terminando. El año ya está concluyendo y es tiempo de que vuelvan a casa.

Todos quedamos en silencio. Había olvidado por completo que debíamos volver.

-¿Cuando?- pregunto Bastian.

-Al terminar todos los exámenes- contesto con seriedad -Solo vine a darles la noticia, sus notas están impecables, como siempre, estoy orgulloso de ustedes chicos, lograron adaptarse a otro ritmo y lo hicieron de maravilla. Aún falta mucho tiempo, les aconsejo que sepan usarlo bien.

-Gracias- dijimos a coro, pero nuestra voz no salió muy animada.

Era cierto que nos gustaban las fiestas, salir a divertirnos, hacer bromas y demás. Pero todos éramos buenos alumnos. Con notas excelentes. Era esa una de las razones por las que debíamos ser nosotros sí o sí lo que hiciéramos este intercambio. Los chicos y yo siempre nos dedicamos mucho a nuestro futuro. Entro todos nos ayudamos. Éramos y seguimos siendo muy unidos.

-Los estaré esperando en New York- finalizó.

Nos despedidos rápidamente y volvimos a casa. Ninguno hablo en el camino. Todos estamos absortos en nuestros pensamientos. Nos habíamos acostumbrado a estar aquí, nos habíamos hecho amigos de los Zetas. De solo pensar en eso me daba tristeza, porque sabía que tendríamos que alejarnos otra vez.

Y pensar que empecé el año odiandolos, con miles de demonios en mí cabeza y con mucho rencor en mí corazón, sin querer verlos y ahora que ya se termina el tiempo no puedo separarme de ellos. Será muy difícil nuestra despedida, porque al final de cuentas, nosotros tenemos que irnos. Solo estábamos aquí por Kyle, todos esto lo hicimos para apoyar a un amigo. Y él ya terminó lo que debía hacer, ya nada nos retiene para estar aquí. Amaría poder quedarme más tiempo pero en este lugar no tengo nada. Solo amigos.

Se que los chicos no van a querer quedarse aquí. Todos tenemos nuestras vidas armadas en New York, incluso yo. Tengo un hogar y amigos que son como familia. Además, no puedo separar a mí hijo del entorno en el que vivía antes de venir a California. Y tampoco puedo obligar a los Omega a renunciar a todo lo que quieren.

-Chicos cambien esas caras- hablo Alec -Sabíamos que esto pasaría tarde o temprano.

Y eso dolía.

-Solo necesitamos un poco de tiempo para procesarlo y ver cómo seguir adelante- dijo Frederic.

-Pero no hay que estar tristes- esta vez fue Bastian quien habló -El tiempo que nos quede lo usemos para divertirnos y pasarla bien junto a nuestros nuevos amigos.

Todos asentimos.

-Es una buena idea- intervino Cedrick -Y hablando de divertirnos ¿Recuerdan que les dije que hoy hay fiesta?

-¿Cómo podríamos olvidarlo?- rodó los ojos Nat -Literalmente solo has hablado de eso en todo el día.

Le dimos la razón.

-Que exagerados- sonrió -¿Y bien? No los veo preparándose.

Reí. Aunque Cedrick quisiera tomarse las cosas con seriedad, siempre pero siempre tendría sus ataques de mujeriego y fiestero. En realidad todos son así. Y los amo de esa manera.

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora