Capítulo 57

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Desperté con un tremendo dolor de cabeza. Demonios. Está resaca me está matando. Mire a mí lado pero no encontré a Christopher ni a Kylan. De seguro ya se habrán levantado. Busque mí celular para verificar la hora pero no lo encontre. Rayos. Me levanté de la cama y me di una ducha. La cabeza me estaba matando. Sentía seca la garganta y una migraña terrible. Luego de hacer mí rutina diaria me vestí con un pantalón negro, una básica gis y mí campera de cuero negra. Me coloque mis vans y peine mí cabello en una coleta prolija. Tape mí cara de muerta con un poco de maquillaje, aunque no hice mucho milagro.

Salí de la habitación y me dirigí al comedor. Recuerdos de la noche de ayer me llegaban poco a poco. Will, qué buen amigo hice. Logan, demonios. Christopher, Lucy. La discusión. Maldita vieja, me caía bien antes. Félix, el bar. Y tenía vagos recuerdos de haber estado hablando con alguien.

—Buenos días— mí voz salió áspera y me arrepentí de haber saludado cuando todos me respondieron.

—Buenos días— mierda. Me retumbo la cabeza. Tape mis oídos con una mueca de dolor.

—Al parecer alguien tiene resaca— se burló Megan.

—Si, yo— Félix entro tocando su cabeza —Hola— dejó un beso en mí mejilla.

—¿Recuerdas algo de ayer?— pregunté mientras caminaba a sentarme —Hola amores míos— bese la frente de Kylan e hice lo mismo con Chris.

—Después de la quinta botella de vodka no— se sentó a mí lado.

—Aquí tienen pequeños borrachos— Nathan nos entrego a ambos una pastilla y un vaso con agua. Le agradecí eso.

Luego de tomarla me di cuenta que en la mesa solo estaban los Omegas, Zetas, mí hermana, Thomas, Kayla, Gael y la señora Tania (menos mal que la vieja no bajó a desayunar) ¿Y lo mejor de todo? Tenían su vista fija en mí. Pensé un momento mis palabras, los observé bien y suspiré.

—James— él me miro confundido —Devuélveme mí celular.

Todos hicieron silencio —¿Cómo sabes que lo tengo yo?

Tomé un sorbo de mí café —No lo encontre en mí habitación, Chris nunca lo agarra sin autorización y ningún Omega tampoco a menos que quiera problemas. Por ende intuyo que algo que no recuerdo ocurrió ayer y ustedes me lo quitaron.

—¿Y por qué crees que yo lo tendría? Quizás fue otro el que te lo quito— Logan lo miro mal.

Suspiré —Se que tú no fuiste el que me lo quito, Logan no tiene mucha imaginación para la tecnología— él abrió la boca sorprendió, o si bebé, ya te descubrí —Estoy 100% segura que te lo dio a ti para que lo desbloquearas porque aunque no recuerde se que lo bloqueé por eso me fui a dormir.

—¿Cómo llegaste a esa conclusión?— me preguntó Nick.

—Simple, me conozco y aún estando borracha se lo que debo hacer— me encogí de hombros —Asi que se que James no pudo desbloquearlo ya que solo podría hacerlo con mí voz y una contraseña clave que ninguno sabe.

—El teléfono parece roto, no pude ni prenderlo para sacar información— dijo serio.

—Le instale una pequeña modificación para que se bloqueé completamente cuando yo lo diga, chip, memoria, pantalla, todo— él me miró sorprendido —El teléfono no puede ser rastreado por ningún otro, solo por uno que yo misma archive como auxiliar. Al escuchar mí voz debería desbloquearse para poder escribir la contraseña con mis huellas digitales.

—Eso es imposible— estire mí mano, él saco de su bolsillo mí celular y me lo entrego.

Puse la pantalla para que todos lo vieran —Desbloqueate— y se encendió, apareció el teclado —¿Decías?— escribí rápidamente la contraseña y volví a hablar —Última actividad.

Una voz de una mujer respondió "ultima actividad a las 3:15 a.m, llamada con Allen Johnson. Si desea una recopilación de los fragmentos de la llamada le tomara solo 10 minutos"

—Recopila— dije bebiendo mí café ignorando la mirada de los Zetas. Los Omegas no se sorprendían, ya sabían cómo funcionaba.

Nadie dijo más nada. Mí hijo me entregaba galletas y yo sonreía hasta que mí celular volvió a hablar.

"Recopilación terminada"

Suspiré y acerque mí celular al oído —Reproduce— los chicos me miraron atentos.

Escuchaba nuestras voces y toda la conversación que tuvimos por teléfono. Demonios, si estaba borracha. El quejido de Allen me alarmó, lo se porque todos me miraron más atentos, seguramente estaría haciendo algún gesto. Luego sus palabras retumbaron en mí mente.

Fin del fragmento de la llamada.

Aviso fuerte el celular. Seguramente mí rostro ya no tenía expresión. Esa oración en Latín rondo mí mente preocupandome cada vez que la analizaba.

invenient me [Búscame]— los chicos me miraron raro. Incluso mis amigos lo hicieron.

—¿Qué idioma es ese? Ayer Allen te hablo y tu respondiste— me dijo Jace.

Ignore su pregunta y le hable al celular —Llama a Allen Johnson.

Llamada no contestada.

Mierda.

—¿Que sucede, Aylen?— me preguntó preocupado Chris. También lo ignore.

—Localiza a Marcus y Joshua— dije con un poco de pánico en mí voz —Comunicame con cualquiera que conteste rápido.

Me levanté de mí lugar.

Localización exitosa. Coordenadas adheridas a su GPS. Joshua en la línea.

Suspiré profundo —Déjame hablar.

*INICIO DE LA LLAMADA*

—¿Hola?— la voz ronca del idiota resonó en mis oídos.

—Donde sea que se escondan voy a encontrarlos y pagarán por lo que hicieron— mí voz sonó fría y llena de odio —Van a lamentar haberle puesto una mano encima.

*FIN DE LA LLAMADA*

Colgué y guarde mí celular en el bolsillo. Todos tenían su vista en mí como si yo fuera un bicho raro. Quizás nunca me escucharon amenazar de esa manera a alguien. Le di un beso en la frente a Kylan y empecé a caminar a la salida.

—Christopher consigue pasajes para Stanford— todos se levantaron de sus lugares y caminaron detrás mío —Volveremos esta misma noche. Quien se quiera quedar que lo haga, yo me voy— abrí la puerta de la casa —Y saca uno extra para Allen.

—¿Qué demonios sucede?— me preguntó un poco enojado.

Idiota porque no te quedaste con la moto. Fue lo que pensé al ver una hermosa tornado 250 estacionada al frente de la casa con la llave puesta.

—Si te lo digo no me dejaras ir— me subí —Por eso Allen me lo dijo en otro idioma— encendí la moto —Debo buscarlo. Los veré en el aeropuerto.

—Ni siquiera sabes dónde puede estar— hablo Logan molesto.

—Si lo se, te lo dijo a ti— su mirada cambio a una confusa.

—¿Casita de dulces?— bufó —¿Qué significa eso?

—Hansel y Gretel— sonreí con nostalgia y salí en la moto ignorando sus gritos.

Cuando conocí a Allen solíamos ver esa película. Él decía que era tonta pero a mí me gustaba. Le dije que yo sería cazadora pero no de brujas, sino de motos. Con plata recaudada de algunas apuestas, carreras y peleas compramos una casa a las afueras de la ciudad. Allen la apodo "casita de dulces" porque estaba llena de ellos en el refrigerador y también porque ahí era donde guardabamos las colecciones de motos que ganábamos. Era nuestro secreto. Éramos mejores amigos, él decía que yo era Gretel y el Hansel. Pasábamos mucho tiempo en ese lugar. Estaba equipado con todo. Amaba estar ahí. Solo espero que el idiota que no tuvo la preocupación de ir a buscarme para poder ayudarlo esté bien.

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora