Capítulo 24

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Estando bajo la ducha me puse a reflexionar. Mi plan salía a la perfección y hoy era el gran día. Hoy les diría a todos quien soy y quien fui. Tenía todo fríamente calculado. Solo esperaba que nada saliera fuera de lo provisto.

¿Por que seguir con esto?

Porque es necesario.

¿Necesario por que?

Porque de otra forma no podremos convivir. Allen tiene razón, no puedo ocultar mi identidad por siempre. Debo darla a conocer, pero no ser débil porque de lo contrario me volverán a lastimar. Y eso es algo que no quiero.

Termine de hacer mi rutina diaria y me vestí con una falda negra y un top celeste. En mis pies unos tacos del mismo color de mi falda. Hice algunas ondas en mi cabello y aplique un poco de maquillaje, nada exagerado. Un poco de perfume, accesorios y estaba lista.

"... Golpear al enemigo cuando esté desordenado."

Eso ya lo había hecho. Esa broma no se la vieron venir.

"... Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte."

Eso también hice, no me presenté cuando le arruinamos la broma.

Tome mi mochila donde guarde mi teléfono, no tenía ganas de ver ninguna red social. Necesitaba estar tranquila para lo que se venía.

Baje las escaleras tratando de actuar normal. Los chicos no sabían nada de mi plan y esperaba que así siguiera. No quiero que se metan y lo arruinen.

—¿Podemos hablar?— me encontré de frente con Christophe.

—La verdad no— sonreí cínica.

—Por favor, tienes que escucharme— me perseguía hasta la cocina.

—¿Que cosa quieres que escuche? ¿Como pones una excusa tonta de que no sabías lo que decías?— me miro apenado —Ahorratelo.

—Aylen...— no lo dejé terminar.

—Buenos días, chicos— entre a la cocina aún siendo seguida por él.

—Buenos días— respondieron a coro.

—Morocha ¿Vienes conmigo?— pregunté inocente. Necesitaba un aliado y que no se notará que lo seria —Ayer me dijiste que lo harías— mentí.

—Si, claro— me dedico una sonrisa.

Amo cuando hace eso, no sonreír. Eso lo hace siempre y admito que tiene una hermosa sonrisa. Pero yo me refería a seguirme el juego, sabe que necesito que me cubra.

—Yo también iré con ustedes.

Rubia hija de fruta.

—Claro, Alec— trate de sonar casual —No hay problema.

De seguro lo mando Jones para que me vigilé. Debe querer saber mis planes. Ahora no podré hablar con Anderson hasta el primer receso. Y ya será demasiado tarde.

Los tres salimos de la fraternidad y subimos a mi auto callados. Félix iba de copiloto y la rubia mal teñida iba atrás.

Cálmate.

Bien.

—Pueden hablar tranquilos— rompió el silencio. Que irónico, yo tengo ganas de romperle la cara.

Que te calmes, loca.

Esta bieeeeen.

—No tenemos nada de que hablar— respondió mi amigo.

—Oh vamos— nos miro mal —Se que se vinieron juntos porque algo tienen que hacer y no me dijeron nada.

—Por que será— susurre. O eso creo ya que los dos se me quedaron mirando —Mierda.

—Dímelo— exigió.

—Todo lo que te cuento le dices a Christopher, así que no puedo decirte nada y ya no te incluyó en mis planes— respondí con sinceridad —Además no tengo nada que hacer, por ahora estoy descansando, solo espero un tiempo. Así que no te metas, perro faldero.

—Eso duele— se llevó una mano a su corazón.

—Es la verdad— me encogí de hombros.

—No es tan así— intento defenderse pero era en vano. Habíamos llegado y ya no podíamos hablar.

—Los veré a la salida— le hice unas señas a Félix para que me buscara en el receso.

Quizás se pregunten porque no le envió un simple mensaje y ya. Pues la razón es que Christopher hackea muy bien y leería todo ya que esta pendiente de mi y arruinaria mi bello plan. Tal como lo sospechaba envío a Bell a sacarme información, lo puedo confirmar ya que ahora mismo está hablando por teléfono y no sabe disimular cuando habla de una persona porque la mira.

Camine dentro del establecimiento siendo perseguida por la mirada de mi traicionero amigo.

[...]

—Hasta que te encuentro— se quejo.

—Todos los chicos están pendientes de mi, le pedí a Tony que me diera este receso libre y por eso me encontraste— bufé.

Jones se tomo en serio lo de tenerme vigilada. Los Omega estaban detrás de mi en todo momento. Al menos Anthony seguía siendo un aliado infiltrado. Le pedí por favor que me diera unos minutos para poder hablar con Anderson prometiendole que lo haría parte del plan a él también.

—Tenemos poco tiempo— mire mi celular —Necesito que hagas que al finalizar las clases los chicos se vayan a la fraternidad y que los retengas hasta que yo vuelva.

—Tarea fácil— sonrió con arrogancia —Tony quiere saber que tiene que hacer el.

—Me enteré que Frederic esta del lado de los idiotas, así que intentará impedir que haga las cosas. El trabajo de Roberts es impedir que se meta.

Si bien Baker me dijo que me ayudaría, al contarle la mitad se retracto. No quiere que lo haga pero juro no abrir la boca si le preguntan. Así que no le queda de otra que impedirlo el mismo.

—Entendido, mi capitana— hizo un saludo militar.

—Eres la mejor, morocha hermosa— le lancé un beso.

—Lo se— me guiño un ojo —Pero tengo una pequeña cosa que decirte.

—Lanza la bomba— dije en broma.

—Ten mucho cuidado, pase lo que pase estaré para ti. Se que el otro día lo preguntaste en broma para molestar a Jones pero lo que respondí es verdad, estaré para ti siempre y si vienes llorando secare tus lágrimas y les partire la cara a esos imbéciles.

Ouuummm no puede ser tan tierno.

—Gracias— sin pensarlo dos veces lo abracé —Te quiero mucho.

—Sabes que te quiero más, enana— dejo un beso en mi frente antes de separarse —Pero ahora debes ir a prepararte para lo que está por venir— asentí.

Tenía razón, debía ir a prepararme física y mentalmente. Además, no nos podían ver juntos. Según Tony, su tarea era impedir que nosotros dos nos encontraramos. Pero tengo buenos amigos.

—Bien, te veré luego— le sonreí —Deséame suerte.

—La suerte es para los mediocres— rodé los ojos. Volvio el Félix filosófico.

—Okey deséame éxito.

—Éxito, mi vida...

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora