Baje del auto tratando de actuar normal. Ellos estaban parados en la puerta esperándome. Me tarde un poco y seguramente amenazaron a Félix. Debía darle las gracias, siempre está para lo que necesito. Al igual que Tony.
-¿Donde estabas?- me interrogó apenas me acerqué.
-Christopher no estoy de humor- lo esquive y entre a la fraternidad.
-No me importa- me siguió hasta las escaleras -¿Que demonios hiciste ahora?
-Lo que debía- hice el intento de subir pero me tomo del brazo -Suéltame.
-No hasta que me digas exactamente que fuiste a hacer y con quien- me miraba serio. No descansara hasta obtener lo que quiere.
Suspiré rendida -Fui a resolver unos asuntos con la fraternidad Zeta.
Al decir eso todos quedaron callados. Incluso Jones me miraba preocupado y molesto.
-¿Que asuntos?- pregunto con inseguridad.
Me mantuve sería, no quería que se dieran cuenta de lo mal que estaba.
-Se acabó- me miro confundido -Se acabo la farsa, ellos saben quien soy.
-A-Aylen...- decía sin poder creer. Me soltó poco a poco y aproveche para empezar a subir.
-Félix, luego sube a mi habitación- hablé sin mirarlo y seguí subiendo.
Mi celular sonaba a cada rato, indicandome que tenía nuevos mensajes pero no me atrevi a ver de quién eran. Lo que menos deseaba en este momento era hablar con alguien que no sea mi mejor amigo. Quien no tardó mucho tiempo en aparecer por mi habitación.
Apenas entró corrí a abrazarlo y me largue a llorar desconsoladamente. No podía seguir aguantando todo. Me dolía demasiado. Fui muy dura con ellos y hasta a mi me costo seguir manteniendo la compostura.
-Llora cariño, te hará sentir mejor- decía mientras me acariciaba el cabello.
No sabía si sus palabras eran ciertas. Pero esperaba que así lo fuera. De verdad esperaba que este dolor un día terminará.
Félix no sé separó de mi en toda la tarde. Se quedó conmigo abrazándome sin importar que estuviéramos de pie. Limpio mis lágrimas y estuvo para mí. Tal como lo prometió. Aunque no lo dejé ir a golpear a nadie.
Anderson era un buen amigo, el mejor del mundo. Sin importar que tan arriesgado y doloroso sea el plan, el me ayudaría en todo.
[...]
Volví a mirar la hora en mi celular. Marcaba las 1 a.m. no podía dormir, los sucesos del día anterior me atormentaban.
Me levanté de la cama y busque mis zapatillas. Decidí que daría un paseo nocturno. No me importó estar en pijama, ya que este consistía en un short negro y una blusa celeste pastel con dibujos de la torre Eiffel en azul. Recogí mi cabello en una coleta alta y salí de mi habitación. El pasillo estaba hecho un silencio, todos decidieron dormir temprano.
Salí de la fraternidad sin hacer ruido, no llevaba mi celular, quería desconectarme de todo por un tiempo. Camine casi media hora, el campus estaba un poco oscuro aunque la luz de la luna lo dejaba ver mágico a mi parecer. Corría algo de viento y me maldije mentalmente por no abrígarme. El invierno ya se acercaba pero como me encanta hacerle la contra al clima salí así.
"No puede correr tanto viento" pensé. Los árboles se movían bruscamente. Se aproximaba una tormenta, pero eso fue lo que menos me importó cuando escuche el llanto de una persona.
Lo admito. Me dió mucho miedo. Esto es digno de una escena de película.
Pero como la masoquista que soy, busque al dueño de ese llanto. No tarde en encontrarlo, era un chico sentado abrazando sus rodillas en un tronco de árbol.
Mierda. En las películas de terror esto significa corre por tu vida.
Al parecer no noto mi presencia hasta que hablé -¿Te encuentras bien?
En este momento quise que la tierra me tragara o que fuera algún fantasma o demonio, me daba igual. Prefería cualquier cosa antes de ver que era James.
-Al parecer no soy la única que no puede dormir- intente sonar amable. Tanto como pude disimular mis ganas de llorar y salir corriendo.
-¿Que haces aquí?- me pregunto mientras limpiaba su rostro.
-Dando un paseo nocturno- respondí neutra. No le demostraría ninguna emoción -¿Y tu?
-Lo mismo.
-¿Por que llorabas?- yo y mis malditas preguntas.
-Estuve viendo Harry Potter, sigo sin superar la muerte de Sirius- mintió -Así que salí para que nadie me viera.
Sabía que todo lo que decía era mentira. ¿Como lo sé? Si bien no supera la muerte de Sirius el estaba mintiendo sobre eso. Lo conocía bastante para darme cuenta que no era ese el motivo. Además, leía sus expresiones.
-Eres un mentiroso, Bowers- sonreí con amargura. Me estaba costando mucho sostener esta conversación.
-Tú también, Cooper o Manson- río como quien no quiere hacerlo -Cualquiera que sea tu apellido.
-Ambos lo son, pero uso el Manson- respondí.
-Esta bien- me miro fijamente -Te diré así, solo si está vez prometes no ensuciarme las cosas con café.
Reí -Lo prometo.
Se produjo un silencio incómodo, donde ambos nos quedamos mirándonos sin poder decir ni una palabra.
-Te extrañe demasiado- suspiro pesadamente -¿Por que te fuiste?- pregunto en un susurro.
-Yo no quería- conteste del mismo modo -Ustedes me obligaron a hacerlo.
-Era una votación complicada- una lágrima rodó por su mejilla. Guarde silencio hasta que el nudo en mi garganta disminuyó un poco.
-Al parecer si, elegir entre tu mejor amiga y una persona que no te cae bien es complicado- respondí con ironía.
-No lo entiendes, lo que pasó...- no lo dejé terminar.
-No, no lo entiendo- me di la vuelta -Y por eso no los perdono.
Empecé a caminar. De verdad que no los entendía, a ninguno. Ellos me dijeron que me querían. James me confesó que odiaba a Emily, pero la voto a ella. Jamás entendería su manera de actuar.
-Mad...- me detuve ignorando ese sobrenombre y gire lentamente para encontrarlo de pie a unos pasos de mi -Ten, hace frío.
Me entregó su campera, la mire con desconfianza y luego lo mire a él, acepte rendida. Tenía mucho frío.
-Gracias- susurré.
-Que tengas buenas noches- hizo un intento de sonrisa.
-Tu también- repetí su mueca. Me puse la campera de cuero negra y camine dándole la espalda.
-Solo espero que algún día escuches la verdad y decidas perdonarnos- escuche que susurro. Paré en seco. Sabía que eso último dijo para si mismo pero no se dio cuenta de su tono alto.
Sentí su mirada clavada en mi espalda, negué con la cabeza rechazando la idea de volver a pregúntale a que se refería y me alejé lo más rápido posible mientras las lágrimas volvían a salir de mis ojos.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Novela JuvenilDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...