Mi despertar no era muy bueno, la alarma no se callaba más. ¡Quiero dormir!
Arrastrando mi cuerpo me metí a la ducha, medio dormida hice mi rutina diaria. Incluso estaba tan desconcentrada que me puse la blusa al revés así que tuve que sacarme y ponerme bien.
Es mitad de semana, sin embargo yo sigo creyendo que es lunes. Todas las mañanas parecen lunes. Odio los lunes.
Tome mi celular, mi mochila y baje las escaleras con pesadez. Necesito dormir más, me rehusó a ir a clases. Llegué a la cosina donde estaban todos. A veces los envidio, pueden dormir una hora pero igualmente llegarán antes que yo a desayunar. Debo dejar de ser impuntual en la comida.
—Buenos días— dije despues de dar un bostezo.
—Buenos días— respondieron a coro.
Camine hasta la mesa y dude un momento. El único lugar vacío era al lado de Jones así que camine hasta el frente de él donde estaba sentado Félix y me senté sobre sus piernas. Abracé su cuello y puse mi cabeza en su pecho.
—Tengo sueño— murmuré, normalmente cuando esto me pasa suelo hacerlo con Christopher, pero como estamos peleados lo haré con Félix.
—Solo vas a lograr que Jones me siga matando con la mirada— me susurro al oído medio aterrado.
—Nadie te va a matar— conteste en el mismo tono que empleo.
—Aylen bájate de sus piernas— escuche al señor gruñón pero lo ignore olímpicamente.
—Tengo hambre— hablé sin moverme.
—¿Que quieres desayunar, cariño?— me pregunto amable Frederic que estaba sentado a mi lado izquierdo.
—Una tostada con Nutella— respondí sin mirarlo ya que tenía mi cabeza pegada al pecho de mi amigo.
Mmm me encanta ese perfume.
—Aylen— me habló Jones. No iba a darle el gusto, no después de lo que me dijo ayer.
—Si yo lloro ¿Estarás para mi?— pregunté fuerte con intensión de que todos me escucharan.
—Por supuesto, nunca te dejaré sola— me respondió Anderson.
—Por eso te quiero— le di un beso en el cuello y volví a mi posición inicial.
Alguien a mi espalda golpeó la mesa con fuerza y se levantó. No hace falta decirles quien fue el que se fue enojado. Él se lo busco.
—Nadie diga ni una palabra— solté a mi amigo y me giré para mirar a todos —Ustedes estuvieron de testigos, se pasó de la línea, no lo pienso perdonar y si ustedes lo defienden entenderé que están de su lado.
Todos me miraban atentamente, luego de asentir siguieron comiendo su desayuno. Eso me daba a entender que no se meterian. Comi mi tostada y tome un poco de sumo de naranja.
Me giré hacia Félix —Te veo en la universidad— le di un beso en la mejilla y me levanté de sus piernas.
Tome mi mochila que había quedado en el piso y camine hacia afuera. Gracias al cielo no me crucé con el idiota. No tenía ganas de un discusión.
Subí a mi auto y empecé a conducir hasta que un estúpido parado en medio de la calle me hizo detener.
—Correte— lo mire mal.
—Quiero hablar contigo— respondió serio. Bien, mi mañana cada vez es peor.
—No tenemos nada de que hablar, tu dejaste tu punto de vista claro la última vez que hablamos.
—Dejame subir al auto— insistió.
—Bien— abrí la puerta y Patrick no dudo en subir —¿Que quieres?
—¿Asi quieres que sean las cosas? No nos miraremos, nos harás bromas poniendo en juego tu identidad, ¿Que más vas a hacer?
—Mis asuntos no te deben importar— tenía mi vida al frente.
—No quiero seguir peleado contigo— sonó sincero. Pero yo no soy una buena persona.
—Tu lo buscaste, ahora no me jodas— respondí fría.
—Al menos tenía que intentarlo— hablo con tristeza —Piensa bien en lo que haces, puedes salir herida.
Lo extrañaba, pero mi orgullo posiblemente era más grande.
—Si eso me pasa será mi responsabilidad— no quería mirarlo.
—Esta bien, como tú digas— suspiro —Esta noche... esta noche está muy linda como para que tu y tus amigos salgan a dar una vuelta.
¿Eso era...
—¿Por que me dices esto?— por primera vez me giré a verlo.
—Eso no importa, ellos los quieren dormido— sonrió con amargura.
No debe ser fácil tener que elegir entre tu amiga casi como una hermana y tus mejores amigos que están con vos siempre.
Pobre Patrick. No quise ponerlo en esta situación.
—Gracias.
—¿Y Kylan?— cambio de tema.
—Esta bien, volverá este sábado— respondí con una sonrisa —Lo extraño mucho.
—Yo también— me devolvió la sonrisa —Te veré luego— salió del auto.
Lo seguí con mi mirada hasta que se detuvo. Parecia debatirse entre que hacer. Negó con la cabeza y empezó a caminar despacio.
A la mierda el orgullo.
Salí de mi auto y corri hasta alcanzarlo.
—¡Patrick!— grite a una considerable distancia.
Él se giró lentamente y me miro confundido —¿Si?— corrí hasta el y lo abracé —Perdóname —me correspondió al instante.
—Claro que te perdono— dejé un beso en su mejilla ya que no llegaba a su frente. Soy muy enana.
—Te extrañe mucho— habló con lágrimas en los ojos.
—Yo también, idiota— acaricie su mejilla.
[...]
Las clases se pasaron volando. Otra vez no tuve ninguna con los Zeta. Y eso empezaba a extrañarme. Al menos con Morgan debía compartir estas clases. Pero eso sería algo que luego investigaria.
Por ahora que no los viera estaba muy bien.
En cuanto a mis chicos, solo con algunos compartí clases y otros lo ví en el receso. Me encargue de decirle a Alec que le comunicara con discreción a Jones que había juntada al finalizar las clases. Debía comunicarles a todos sobre nuestro paseo nocturno.
Solo esperaba que no se me olvidará hablar también con Allen. Patrick me dijo que uno de sus compañeros de fraternidad nos vio cuando salí con mi amigo y se encargó de comunicarlo. Ahora resulta que Logan quiere hablar con él pero no pactaron cuando ni donde. De seguro quiere saber quién soy.
Mi plan esta saliendo a la perfección.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Novela JuvenilDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...