Capítulo 38

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Volví a la fraternidad con un solo propósito. Buscar a mí hijo. Los chicos sorpresivamente no habían vuelto de sus clases. Posiblemente estarían en algún lugar comiendo o divirtiéndose. Subí a mí habitación y prepare un bolso enorme con mí ropa y la de mí bebé. Guarde su peluche o de lo contrario me sería muy difícil hacerlo dormir sin su padre. Dejé mí celular en la mesa de luz, no quería que nadie me rastreara.

Bajé las escaleras y busque lápiz y papel. Escribí lo primero que se me vino a la mente y le pedí a Nely que se lo entregara a Christopher cuando llegará. Tomé a Kylan en mis brazos y salí de la casa. Subí a mí auto donde dejé a mí hijo en su asiento junto a nuestro bolso y conduje lo más rápido posible. Sin importar las palabras que hace tiempo me dijo Christopher me fui. Yo amaba a Kylan, sobre todas las cosas. Esos idiota habían descubierto que no era hijo de mí prometido y no faltaba mucho para que descubrieran que era adoptado. Seguramente me separarían de mí pequeño ya que me hacía feliz y lo único que ellos querían era quitarme toda la felicidad de mí vida.

Pero no los dejaría, Kylan no. Él se quedaría conmigo siempre. Desde la primera vez que lo vi me enamoré. Era tan débil y vulnerable, así como yo.

Christopher es la mejor persona que conocí, siempre me acompaño en todo y me dio luz cuando estaba en la oscuridad.

Nosotros encontramos a Kylan hace exactamente seis meses, cuando caminábamos juntos por las calles de New York, en un callejón se oía el llanto desconsolado de un bebé.

*Flashback*

—¿Escuchaste eso?— le pregunté a Chris.

—Viene de ahí— señaló un contenedor de basura.

Caminamos hasta la mitad del callejón, estaba medio oscuro ya que el día estaba nublado y se aproximaba la noche. Para ser principio de otoño estaba haciendo bastante frío.

Abrimos el contenedor y lo que encontramos me lleno el alma de dolor.

Era un bebé, recién nacido, estaba sobre la basura cubierto con una manta celeste un poco vieja, estaba muy delgado y lloraba seguramente por hambre.

De mis ojos caían lágrimas al ver tal escena, Christopher lo tomó en sus brazos y el pequeño bajo la intensidad de sus gritos.

—¿Quien pudo hacer esta barbaridad?— su voz sonó rota, lo mire a los ojos y en ellos habían algunas lágrimas.

—Debemos llamar a la policía— dije con amargura, él asistió y me pasó al pequeño.

Cuando lo tuve en mis brazos sentí una ola de amor. El bebé me miro y dejo de llorar, se quedo mirándome de la misma manera que yo lo hacía, era hermoso, sus ojos tenían un brillo azul precioso, su tez blanca hacia que resalten más pero estaba demasiado delgado, no había comido en días.

¿Como alguien podría hacer algo como esto? Dejar a su propio hijo en la basura. ¿Acaso no tenía corazón?

Abracé a aquél pequeño, se veía tan frágil, me sentía en la necesidad de protegerlo.

—En poco tiempo llegarán— me informo Jones —Al parecer le caes bien.

—El también me agrada— sonreí sin despegar la mirada de la pequeña personita que tenía en mis brazos —No podemos dejarlo solo.

—No lo haremos— habló serio.

Christopher me había invitado a dar un paseo, nunca imaginé que terminaríamos aquí.

*Fin flashback*

Las autoridades llegaron, tomaron nuestra declaración y llevaron al niño a un centro médico infantil donde tenía asistencia y buenos cuidados. Chris y yo íbamos a visitarlo, el niño se ponía muy feliz con nuestra presencia.

Un mes después nos informaron que no encontraron a los padres del pequeño, nadie vio a nadie que dejara aquella criatura sola y tampoco hicieron una denuncia de desaparición. Y lamentablemente ellos no podían hacer más nada, enviarían a Kylan a un orfanato.

Y mí corazón no podía soportarlo, no iba a dejar en un orfanato a aquel angelito, lo abandonaron de la peor forma.

Su propia madre lo dejo, ni siquiera tuvo la decencia de asegurarse que estaría bien. No la culpo ni nada, quizás ella no tenía recursos para cuidarlo pero esa no es la forma de dejar un hijo.

Yo solo podía pensar en que era mí deber protegerlo. No es que fuera una buena persona, porque yo ya no lo era o eso creía. Mí fachada de chica mala se fue a la basura en cuanto conocí a ese pequeño. Él destruyó el muro de hielo que yo estaba creando para meterse en mí vida y hacerme dar cuenta que seguía siendo la misma sentimental de siempre, solo que ahora usaba un buen disfraz. Pero eso solo lo sabíamos nosotros dos.

Decidí recurrir a la adopción, pero no podía, decían que nadie podía asegurar que estaría en una familia protegido. Christopher amaba al pequeño tanto como yo, ambos nos hicimos pasar por pareja y nos concedieron su custodia. Jones nunca me amo, ni yo a él. Ambos amábamos a ese bebé y eso nos unió.

Hoy Kylan es nuestro hijo. Nuestra luz y vida. No lo dejaré nunca, por nada ni nadie, se lo que se siente que te abandonen y él es muy pequeño para vivir con ese dolor.

Solo un monstruo lo dejaría tirado en la basura. Y yo no era ese monstruo. Aunque quisiera serlo con los Zetas, sé que muy en el fondo aún me duele lastimarlos y que mis sentimientos hacia ellos no han cambiado. Solo se modificó una cosa, se agrego el rencor. Y quizás si sea muy orgullosa como para perdonarlos. Escuché a la bruja de Emily y no a ellos. No sé qué tan modificada este la historia. No es por darle razón a la zorra pero yo creía sus palabras. Ellos me dirían lo mismo que ella dijo solo que pondrían todo a su favor.

Tanto mí hijo como yo, no teníamos ganas de ver llorar al otro. Y si yo seguía cerca de ellos, seguramente terminaría llorando y mí bebé tendría que verme en ese estado.

Nadie Se Mete Conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora