—Estas loco— dije después de un tiempo —Kylan es hijo de Chris.
—Claro que no— largo una carcajada sarcástica —¿Piensas que somos idiotas? Ni siquiera se parecen ellos dos.
Auch. Eso dolió.
—Tu no te metas— me acerqué amenazante a él —Deja de decir mentiras o te irá mal.
—¿Ahora me amenazas?— volvió a reír —Se nota que no estoy equivocado.
—Si lo estás— lo mire con odio.
—Sabes que no— limpio el resto de sus lágrimas —Ese niño es hijo de otro.
Ahora fue mí turno de largar la carcajada —¿De otro? ¿De quien más podría ser si no es de Jones?
—Mio quizás— dijo alguien detrás mío.
Mí cuerpo sintió un escalofríos para terminar helado. La respiración me fallaba. Lentamente me fui dando vuelta.
¡¿Que?! ¡¿Como...
—Dime la verdad— se acercó a mí —¿Es mí hijo?
—N-no— tartamudee.
—No me mientas maldita sea— se tocó la cabeza —Me estoy volviendo loco. Necesito la verdad.
—La verdad es que Kylan es mí hijo y de Christopher Jones— trate de sonar convincente.
Esta situación me estaba poniendo nerviosa.
—Exijo una prueba de ADN— me miro serio.
No. No iba a hacer tal cosa. Rompería el corazón de mí prometido. No podía recordarle que Kylan no era su hijo después de todo lo que hizo por él.
—Estas loco— las lágrimas amenazaron con salir —No haré nada de lo que me pidas.
—Kylan puede ser mí hijo, y tu lo sabes perfectamente— su tono enojado me asustaba pero no me dejaría intimidar.
—Pero no lo es— trate de sonar sería —Kylan tiene padre y no eres tú.
Intente pasar por su lado para irme lo más lejos posible pero agarro mí brazo impidiéndome dar un paso más.
—Suéltame.
—Amor— relajo su rostro.
Amor.
Me había llamado amor.
Después de tanto tiempo.
Se sentía tan extraño y me apretujaba el corazón.
—No me vuelvas a llamar así— lo mire con odio —Yo no soy tu amor.
—Es que quiero que vuelvas a serlo, te amo.
—Pero yo no— mentí —Yo ya te olvide.
—No me digas eso, amor— me miro triste —Me duele que te hayas ido con otro.
—Pues a mí no— hablé seria —¿Que pensabas? ¿Que yo viviría esperándote? ¿Que yo te necesitaba? Ja, me haces reír, olvidarte fue tan fácil— su expresión cambio a una sorprendida —¿En serio piensas que iba a volver? ¿Que caería rendida a tus pies después de todo lo que me hiciste?
—No digas esas cosas— habló cabizbajo.
—Morgan acepta la realidad. Ya no te quiero— mentí de la mejor forma posible —Tengo un prometido y un hijo. Tu ya no encajas en mí vida.
—Tu compromiso lo puedes romper— negué con la cabeza —Y ese hijo es mío.
Dios. Esto no me puede estar pasando.
—No Logan. Entiende que no es tu hijo.
—Entonces dime de quien es— sus lágrimas caían —No creo que sea de Jones y al parecer tu tampoco lo crees.
Sin poder ocultarlo me largue a llorar. Lloré frente a Logan Morgan. Sabiendo lo que eso implicaba. Kylan era todo para mí y no iba a dejar que lo apartarán de sus padres. Christopher, los chicos y yo somos la familia que lo ama.
—Vete de mí vida, Logan— hablé con tristeza —Yo quiero estar con mí familia.
—¿De quién es hijo, Mad?— limpio mis lágrimas —Me lo tienes que decir, ya no aguanto esto. Aunque me mientas mil veces, cuando ese niño crezca se dará cuenta que no se parece en nada a sus padres.
"Cuando ese niño crezca se dará cuenta que no se parece en nada a sus padres"
Esa oración se repetía en mí cabeza.
Y cada vez más rompía mí alma.
—No es tuyo— lo aparte de mí y empecé a correr hacia mí auto.
Sentí sus gritos pero no le hice caso. Subí al vehículo y conduje lo más lejos posible. No podía estar aquí. Me hacía mal. Morgan había despertado unos sentimientos que hace tiempo guarde. Cuando creía que mí bebé al crecer no me iba a querer por no decirle quién es su padre biológico. Cuando pensaba que no sería suficiente para él.
Si bien Kylan no era hijo de Christopher, tampoco lo era de Logan.
Kylan Jones Cooper, hijo de Christopher Jones y Madison Cooper Manson o como todos me conocen Aylen Manson. Tiene seis meses. Sus ojos son azules un poco más fuerte que los de su padre y su cabello es muy parecido al mío. Aprendió a gatear hace un mes aunque parece tan frágil. Balbucea y señala cosas. "Aba" es su palabra favorita. Es un niño alegre y se da con todos, le gusta que lo carguen y lo hagan reír. Tiene un color favorito y es el celeste. Una canción para dormir y un juguete preferido.
Tiene robado el corazón de todos los chicos Omega y mí alma también, lo amo mucho, es mí más grande tesoro aunque mí sangre no corra por sus venas.
Y eso era lo que más me dolía. Él no era mí hijo biológico. Escuchar las palabras de Logan me lastimaron. Porque sabía que tenía razón. Cuando mí niño creciera no se parecería a nosotros. Preguntaría porque sus padres lo abandonaron aquella vez y se sentiría miserable por la horrible historia de porque llego a ser nuestro hijo.
Yo amaba a Kylan y a Christopher por darme la oportunidad de cuidar de ellos dos. No iba a dejar jamás a ese pequeño por más que un idiota al que amara me lo pidiera. Ante todo estaba mí corazón. Y ese solo le pertenecía a mí pequeño que me despertaba por las mañana tirando besos desde su cuna. Ese que me daba abrazos y se me pegaba para que lo cargará. El niño que golpeaba el agua solo para que me mojara cuando lo bañaba. El que mejoraba mí día solo con una sonrisa o un berrinche porque Abel le quitaba sus juguetes. Él tenía mí corazón. Y nunca lo dejaría.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...