—¿Cómo me encontraste?— pregunté sorprendida.
—Princesa mía, yo te conozco y te desconozco mejor que nadie— me sonrió arrogante.
—¿Cómo es eso?— lo mire confundida.
—Solo digamos que puedo leer tus pensamientos— se encogió de hombros —Se tus gusto, lo que acostumbras hacer y también se que eres una persona muy lista. Cualquiera que buscará a alguien optaría un lugar preferido, pero en tu caso es más complicado, tu siempre piensas en todo. Así que para conocerte completamente primero debe desconocerte. Saber que lugares no te gustan, el porque y saber lo orgullosa que eres como para cambiar de parecer. Y es exactamente dónde debe ir, porque no te conocen lo suficiente como para saber que si es necesario cambiarías tus gustos.
Lo mire perpleja.
—Creo que tú me conoces más que yo misma— le sonreí.
—Me da gusto eso— me guiño un ojo.
Lo abrace y él al instante me correspondió. Necesitaba esto. Necesitaba de un buen amigo. Lo deje pasar a la habitación.
—¿Por qué te fuiste?— acarició mí mejilla.
—No quiero que me separen de Kylan— dije con tristeza mientras miraba como mí bebé dormía en la cama.
—¿Por qué harían eso?— me miró confundido.
Suspiré pesadamente —Será mejor que te sientes, tengo que contarte una historia.
[...]
—Cariño, ellos no harían nada de eso— acarició mí mejilla.
—Logan está loco, me dijo que yo aún seguía siendo su novia, cuando se enteró de que tenía un hijo volvió a molestar diciendo que él era el padre— me tomé la cabeza con las manos —Y esto me está agobiando. Creo que él quiere arruinar mí felicidad. Quiere hacerme llorar como hace dos años atrás.
—Yo estoy seguro de que todo lo que hace es para volver a recibir tu amor.
—Pues lo está haciendo mal. Todos ellos— mire hacia otro lado —Si se enteran que Kylan es adoptado van a venirme a molestar para que los perdone y Morgan pondrá la excusa de que no tengo nada que me ate a los Omega.
—Pero tú no necesitas que algo te ate ¿Verdad?
—Por supuesto que no, yo adoro a mis chicos, jamás los dejaré.
—Entonces no tienes de que preocuparte— me guiñó un ojo —Ni siquiera entiendo bien el porque te sientes amenazada.
La verdad era que yo tampoco. Solo actúe impulsivamente. No pensé bien las cosas.
—¿Y entonces que debo hacer?— le pregunté rendida.
—Vuelve a casa, aclara las cosas y sobre todo, deja en claro que tu vida está junto a tus amigos y tú hermoso hijo— me sonrió.
—Gracias Allen— le di un abrazo que fue correspondido al poco tiempo.
—De nada Mad— al terminar beso mí frente —Solo me quedan 20 minutos para mí hora, debemos salir ya, para que pueda entrar como el chico más lindo y sexy además el más inteligente.
Empecé a reírme. Allen seguía siendo tan Allen.
—Prepara el auto, guardo unas cosas y te veo en 5— le guiñe un ojo.
[...]
—Ya me arrepentí— dije mirando la puerta.
—¡Madison Aylen!— me regaño Allen. Todo el camino me vino dando consejos, calmandome para que no me arrepintiera pero yo no puedo con mí genio.
—Lo siento— susurré.
—Entraras ahí y aclararas las cosas— señaló fuera del vehículo.
—Pero Kylan no quiere eso— mire a mí bebé en mis brazos —Mira su carita, tiene sueño, será mejor que lo haga dormir.
Allen se tomó el puente de su nariz —Luego harás dormir a mí sobrino.
—Pero...
—Sin peros— me interrumpió —Deja de ser infantil.
Puedo decir que le dije un millón de insultos en mí cabeza. No podía decirlos fuertes ya que mí bebé me miraba espectante mientras balbuceaba cosas.
Allen saco mí bolso del auto y lo cargo mientras me acompañaba a la fraternidad. Suspiré profundo y abrí la puerta para encontrarme con todos parados al otro lado.
Y cuando digo todos, es todos. Omegas y Zetas. Y era justamente ahora cuando deseaba poder matar a Allen por no decirme sobre esto. Él me dijo que mis chicos estaban preocupados, que querían que vuelva y que luego me acompañarían a hablar con los idiotas. Estúpido Allen.
–¡Aylen! ¡Kylan!– Christopher corrió hacia nosotros y nos abrazo.
–¡Aba!– grito mí pequeño mientras apoyaba su cabecita en el pecho de su padre.
Si, lo había extrañado, al igual que yo.
—Cariño— acarició mí mejilla —Campeón— cargo a Kylan en sus brazos —No vuelvan a desaparecer así, estaba muy preocupado.
—Lo siento mucho— bajé la cabeza apenada.
—No te preocupes, ya están aquí y todo mejorará— le sonreí agradecida.
Allen tosió falsamente llamando la atención. Me gire a verlo y estaba en una pose de diva mirando su reloj —3 minutos con 57 segundos adelantado— se encogió de hombros —Nada mal.
Empecé a reírme.
—Gracias Johnson— Jones fue el primero en hablar.
—Gracias— dijo alguien en dirección al living.
Allen miró a el idiota mayor y por un momento había olvidado que todos se encontraban aquí.
—De nada— sonrió arrogante. Sabía que eso le molestaría a la mayoría así que opte por reírme e ir a abrazarlo antes de que alguien lo matará.
—Gracias Allen— le di un beso en la mejilla.
—De nada, amor— me guiño un ojo y no pude distinguir de quién fue el gruñido que escuche a mis espaldas —Creo que ya debo irme.
—¿Tan rápido?— pregunté triste.
—Tu tienes asuntos que arreglar y yo una siesta que continuar— ahora lo mire mal. Me deja sola en estos momentos difíciles —No me odies, pero debes aprender a afrontar tus asuntos.
—Eres el peor.
—Aún así me amas— me guiño un ojo —Adiós pequeña.
—Adiós idiota— le lance un beso y así fue como me quede sola con ambos grupos.
Vaya suerte la mía.
Me gire lentamente y sonreí de la manera más falsa.
—Estúpida me tenías preocupado— Félix corrió hasta mí y me abrazo. Gracias a todos los cielos por esa acción. La tención había disminuido un 40%. Todo se veía más familiar —Soy tu mejor amigo, no me vuelvas a hacer eso.
—Lo lamento— sonreí mientras ponía cara de inocente.
—Aylen, creo que debemos hablar con nuestros invitados— Jones llamó la atención de todos —¿No te parece?
Mierda.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...