Caroline Lizabel Manson Cooper
13/07/1970 - 18/03/2014Te recordamos como la maravillosa esposa y madre que fuiste.
Me encontraba parada con mí hijo en brazos frente la tumba. No pude evitar que una lagrima saliera por mí mejilla. Hoy sería noche buena. Había decidido venir al cementerio. Después de varios días en Inglaterra al fin vine.
—Hola ma— sonreí con tristeza —Te traje flores— las dejé en su lápida —Te extraño demasiado sabes, creí que era el momento adecuado para que te presentará a tu nieto. Es un bebé precioso— él apoyo su cabecita en mí hombro —Su nombre es Kylan, es hijo de Christopher y mío. Quería que lo conocieras, me hubiera gustado mucho— otra lagrima corrió por mí mejilla —Es mí luz en la oscuridad. Recuerdo que tú me dijiste eso, que tus hijos éramos tu luz. Nunca lo entendí hasta hace nueve meses.
—¿Aba?— señaló confundido la lápida.
—Es la abuela— intenté sonreír. Volvió a su posición inicial. Suspiré con tristeza —Las cosas no han estado bien mami. Todo se volvió difícil y complicado. Los Zetas están cerca de mí otra vez y nuestra relación no es la mejor, podría decir que estamos peleados— volví a suspirar —Con Dylan es igual. Sé que no te gusta ver a tus hijos peleados pero no lo puedo evitar. Tú me conoces, quiero perdonarlo pero no sé cómo, mí orgullo me impide hablarle. Si tan solo tuviera tu ayuda.
Me quede callada abrazando a mí pequeño. Necesitaba mucha fuerza de voluntad para seguir adelante.
—¿Qué hacen aquí?— me quedé en silencio un momento. Quizás mí madre si me estuvo escuchando.
—Supongo que lo mismo que tú— limpie mis lágrimas y me gire lentamente.
—Vaya coincidencia— sonrió amargo.
—¡Aba!— grito Kylan cuando se despegó de mí, levantó su manito y la movió en forma de saludo.
—Hola bodoque— sonrió.
—¿Aba?— ladeó su cabecita y me miró como si me estuviera pidiendo permiso. Asentí levemente y él sonrió —¡Aba!— grito estirando sus bracitos para que Dylan lo cargará.
Él me miró un momento confundido y lo tomo en sus brazos. Le dio un beso en la frente y mí hijo le dejó un beso en su mejilla. Luego rodeo su cuello con sus bracitos.
—Yo también te extrañe— sonrió pero una lágrima se deslizó por su mejilla.
Kylan hizo un sonido de un beso, aunque Dylan no entendió lo que eso significaba. Me miró esperando una explicación.
—Quiere que le des un beso— dije con calma.
—Oh, claro— sonrió e intento besar su mejilla pero mí bebé puso sus manitas impidiendo que se acerque y negó —¿Qué?
—Mam— me señaló e hizo otra vez el sonido.
Yo sí había entendido. Y estaba segura que mí hermano igual. Yo dije que amaba a mí hijo, siempre lo voy a amar, pero en momentos como este tengo ganas de quitarle todos sus juguetes.
—¿Quieres que le dé un beso a mamá?— mí hijo sonrió —Esta bien.
Sonrió nervioso y se acercó a mí. Lo mire incómoda cuando él depósito un beso en mí mejilla.
—Mam— sonrió feliz y volvió a abrazar a Dylan.
—Te quiere mucho— me atreví a decir.
—Yo también lo quiero a él— hizo una pausa —Y a su mami también— bajé la cabeza sin saber que hacer —¿Te puedo decir algo sin que me interrumpas hasta que termine?— lo mire sorprendida y luego asentí —Eres una persona un poco complicada contigo misma. De una cosa pequeña haces algo grande y eso no siempre es bueno. Tus problemas te consumen pero tú no haces nada, todo para que tú orgullo siga creciendo.
Iba a decir algo pero me retracte. Dejé que siguiera con su discurso.
—Yo soy tu hermano, aunque tú digas lo contrario. Te quiero con toda mí alma y siempre serás mí pequeña princesa. Sé que tú estás enojada y que no darás tu brazo a torcer fácilmente, me lo has demostrado en todos estos meses. Fuiste demasiado dura, no solo conmigo, con los chicos también. Eres mala. Parece como si no tuvieras sentimientos. Le rompiste el corazón a Logan. Lastimaste a James. Insultaste a los chicos incluso a Andy que es muy sensible. No te importo nuestras lágrimas y nuestro sufrimiento.
Cada palabra que salía de su boca me lastimaba. Yo veía las cosas de una manera pero al escucharlo de su boca parecía el doble de malo de lo que creía. De mis ojos empezaron a salir lágrimas.
—Te volviste cruel y despiadada. Separaste a tu hijo de mí solo porque no pudiste perdonarme que haya decidido pensar por el bienestar de todos, por un lugar en la fraternidad, por un lugar en la maldita universidad que tanto te gustaba. Fuiste egoísta al solo pensar en ti. ¿Acaso te pusiste a pensar en nosotros? ¿Pensaste en qué tal vez no queríamos irnos de nuestra casa donde teníamos demasiados recuerdos? No. Tú solo te fijaste en que tomamos la decisión de quedarnos sin ti, no dejaste que te diéramos una explicación. Creíste las palabras de alguien que no era nada tuyo. Desconfiaste de tus amigos. ¿Qué clase de persona hace eso? Solo tú. Te haces la víctima y no eres más que una egoísta que solo quiere que todos giren a su alrededor. Los chicos están ciegos, solo buscan un perdón que no debería venir de ti, yo también lo estuve pero ya no más. Me cansé de llorar por ti.
No podía evitarlo, estaba llorando frente de Dylan. Kylan me miró triste y se lanzó a mis brazos. Lo tome y abrace mientras él apoyaba su cabecita en mí hombro.
—¿Por qué me dices todo esto?
—Porque mañana es Navidad. Mamá siempre dijo que es un momento para pasarlo en familia y que no se puede estar enojado con alguien. Así que decidí que lo mejor sería decirte todo. Todo lo que yo pensaba. No me importa si te duele, a ti no te importo si me dolían tus palabras. Eres una egoísta Madison. Eres un asco de persona.
Sentí mí corazón romperse.
—Así como te duelen mis palabras, así nos dolió a nosotros que tú no nos entendieras. Ni siquiera me importa lo que me hiciste a mí. Me duele lo que le hiciste a tu mejor amigo. James no se merecía todo esa mierda. No sé cómo puedes ver a alguien tan cercano sufriendo y no sentir nada. ¿Eres una piedra acaso? No te entiendo. Y tampoco quisiera hacerlo. Veo sufrir a mí mejor amigo constantemente por tu culpa. Porque sigue enamorado de alguien tan despreciable como tú. No te puede sacar de su cabeza y se tortura todos los días con eso. Tiene que aguantar verte con otro, fingir que no le importa y eso le duele aún más. Me siento un completo inútil al no saber cómo parar su sufrimiento. Pero tú no piensas igual que yo. Tu dejarías a tus amigos sufriendo solo para que tú estés feliz. Piensas que nosotros te lastimariamos, pero en realidad eres tú quien nos lástima.
Camino unos pasos hasta la tumba de nuestra madre y dejó un rosa. Yo no me moví. No sabía ni siquiera como respirar. Me costaba mucho procesar esas palabras. Él se levantó y me miró.
—Te quiero Madison, pero todo lo que dije es verdad. Aunque no me arrepienta de todas esas palabras te pido perdón. No quiero pasar estas fechas mal— se dio la vuelta —Nos vemos e la noche.
Y se fue. Dejándome con miles de demonios que me atormentaban. Con el recuerdo vivo de sus palabras.
Dylan tenía razón. Yo era una persona horrible.
Al fin entendí que había sido una idiota todo este tiempo y me sentí mal por no saber que hacer. Todo era tan malditamente complicado.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...