Desperté por la molesta luz que se filtraba por la ventana. Christopher se removió incómodo a mí lado. Me levanté e hice mí rutina diaria. Al salir me vestí con un pantalón negro largo. Una blusa azul mangas largas y una campera gris. Si bien había calefacción yo sentía mucho frío. Peine mí cabello y lo ate en una coleta alta. Me aplique un poco de maquillaje. Por último me coloque mis vans negras en los pies. Estaba lista. Antes de salir de la habitación vi que Christopher se levantó. Depósito un beso en mí frente y entro a darse una ducha.
En todo el resto del día de ayer no bajé, creo que ninguno de mis amigos lo hiciera solo para no cruzarse con los idiotas. Pero hoy ya no podíamos evitarlo. Mí estómago me reclamaba un poco de comida. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina. Estaban la mayoría de los chicos. Algunos Zetas y algunos Omegas. Era graciosa la situación. Del costado derecho estaban mis amigos y del izquierdo los idiotas. La señora Tania en una punta de la mesa y en la otra Patrick. Agradecía que la mesa fuera extremadamente grande. Entraban fácilmente 40 personas.
—Buenos días— dije al aire.
—Buenos días— todos respondieron.
—Buenos días— dijo alguien a mis espaldas. Sonreí cuando lo ví —¿Otra vez telepatía?
—Al parecer si— me reí y lo abrace. Con Félix teníamos la maldita costumbre de hacer siempre lo mismo y llegábamos al mismo tiempo para desayunar, almorzar y cenar.
Todos tenían su atención en nosotros, caminamos hasta el lado de Alec. Yo me senté a su lado derecho y Félix a su izquierdo. Ambos lo miramos sonriendo con maldad.
—Ah no— empezó a negar —No se sentarán al lado mío— se levantó llamando la atención —Ustedes son un desastre en las comidas y yo no seré su víctima.
Levantó su plato y se fue. Con mí mejor amigo nos miramos y chocamos los cinco mientras reíamos. Luego nos miramos fijamente. Si bien lo habíamos corrido solo para molestar y tenía razón en lo que decía. Más lo habíamos hecho porque el lugar de Alec era el mejor. Daba vista a todos los alimentos y yo lo quería. Al parecer Félix también. Nos miramos desafiantes. No nos importó que la vista de todos estuviera en nosotros. Al mismo tiempo nos paramos e intentamos sentarse en el lugar vacío. Los Omegas empezaron a reír.
—¡Gané!— grito debajo mío.
Mierda.
—Yo lo vi primero— me queje encima de sus piernas.
—Pero yo me senté primero— se burló.
—Hiciste trampa— me crucé de brazos como una niña caprichosa.
—Vamos Aylen, se una buena perdedora— me provocó Frederic a lo que yo le saque la lengua siendo la persona más madura del lugar. Todos rieron.
—Siempre hacen lo mismo— se quejó Alec.
Es un amargado.
Totalmente.
—Aylen bájate de sus piernas— entro a la sala Christopher y su sentido sobreprotector —Buenos días.
—Buenos días— respondimos a coro.
—Me quito el lugar— hice puchero.
—¿Otra vez eligieron lo mismo?— pregunto acercándose a nosotros. A lo que solo los Omega respondieron un "si".
—Parecen niños— negó divertido —Levantense los dos, yo me sentaré ahí.
Diciendo miles de insultos en susurros, Félix y yo nos levantamos y nos sentamos donde estábamos antes. Chris empujó la silla hacia atrás y me miró.
—Cariño, te doy mí lugar— mis ojos brillaron, sabía que haría eso. Sin pensarlo me senté y le saque la lengua a Félix quien rodó los ojos.
—Gracias, gracias, gracias— le di un beso en su mejilla y el tomó asiento a mí lado.
—Tramposa— se quejó Félix —Tu sabes que él te dará su lugar si así lo quieres.
—Por supuesto— le sonreí arrogante —Deberías conseguirte un Christopher en tu vida— todos rieron ante mis palabras incluso mí amigo que se encontraba enojado.
Mire a los Zetas. Logan apretaba la mandíbula cuando Jones me abrazo. Y James parecía que mataría a alguien en cualquier momento. Estaban celosos. No podían disimularlo.
—¿Cómo amaneciste?— me susurró al oído sacándome de mis pensamientos.
—Bien— respondí en el mismo tono. Nadie nos escuchaba pero sentía la mirada clavada del idiota en nosotros —¿Y tu?
—Perfecto— sonrió mostrando su perfecta dentadura.
—¿Siempre son así de cariñosos?— pregunto la señora Tania refiriéndose a nosotros llamando la atención de todos.
—Siempre— contestaron a coro los Omegas presentes.
—Y eso que Aylen se sentó en una silla— comento divertido Jace. Voy a matarlo, la señora Tania suele crearme miles de vidas amorosas y esto será otro motivo —Generalmente se sienta en las piernas de Jones y lo tiene abrazando para que él le dé de comer.
Ella empezó a reír, el ambiente estaba tenso y mis mejillas empezaron a arder —Sabia que terminarían siendo novios— dijo feliz.
Sonreí con un poco de vergüenza ante lo que dijo. Se escucho un golpe seco en la mesa y salió un Logan completamente furioso.
—¿Dije algo malo?— pregunto confundida.
—Si.
—No— contradije a Patrick.
—¿Sí o no?— pregunto confundida.
—Si.
—No.
Volvimos a hablar al mismo tiempo. Mire mal a Patrick y él a mí.
—Patrick— dije amenazante.
—Madison— contesto en el mismo tono.
—Bueno no importa. Dejen de pelear— interrumpió nuestra competencia de miradas —Ustedes son como mis hijos y no me gusta que peleen.
—Esta bien— respondimos los dos a coro.
—Hace rato llamo tu padre— hablo Chris rompiendo el ambiente tenso —Dice que llegará justo para la cena, viene acompañado de tu hermana— sonreí, estaba muy emocionada —Mí familia llega esta tarde. Iré a esperarlos al aeropuerto.
—Esta bien— sonreí feliz.
—Por cierto, Kay me dijo que venía junto a Gael— miró a la señora Tania —Espero que no le moleste la presencia de mí cuñado.
Kayla era la hermana mayor de Christopher. Y también la madrina de mí hijo. Al haber elegido yo un padrino, lo justo era que Chris eligiera a la madrina y así fue. De lo contrario hubiera elegido a Megan. No me mal interpreten, yo adoro a mí cuñada. Pero quería que mí hermana lo fuera. Aunque Megan no se enojó por la decisión, dijo que por ella no me hiciera problema. Qué el próximo hijo que tuviera (si es que lo tenía) ella debía ser la madrina.
—Claro que no, querido— sonrió —Mientras más personas mejor. Esta casa es enorme y me hace sentir muy sola.
Bien. Estaríamos literalmente todos.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...