Hoy era viernes y según Bastian nos suspendieron las clases. Afuera llovía como si el cielo fuera a caerse, aunque no fue ese el motivo de nuestra suspención de clases. La verdad lo desconocía, aunque creo haber entendido que había alguna jornada de profesores.
Y digo que creo porque a Ross se le ocurrió aparecerse a las 7 de la mañana por mi habitación para decirme que no me levanté porque no teníamos actividad en la universidad así que seguí durmiendo hasta las 9 de la mañana y ya no recuerdo bien las cosas.
En mi defensa, siempre olvido lo que me dicen si estoy dormida.
Fui al baño y me di una ducha caliente. Hacia frío haya afuera y quería sentir ese calor en mi cuerpo. Me vestí con un pantalón de dormir largo y una musculosa color rosa. Así es, use mi pijama de invierno. Al parecer estaba llegando esa estación del año.
Seque mi cabello y lo dejé suelto, no tenía ganas de recogerlo. No me apliqué ningún tipo de maquillaje ya que no pensaba salir de la fraternidad.
Escuche gritos en la planta baja. Santo cielo. ¿Que demonios estarán haciendo ahora?
Salí de mi habitación rápidamente y me dirigí a las escaleras. No necesite bajarlas todas para darme cuenta del motivo por el cual se había formado una pelea.
Dylan.
Me quedé quieta en medio de las escaleras, ellos no habían notado mi presencia y agradecía eso ya que tendría tiempo de preparar mi actuación.
—¡Quiero hablar con mi hermana!— grito. Su ropa estaba un poquito mojada al igual que su cabello.
—Te repito que te vayas de aquí, ella está durmiendo y seguramente no quiere verte— respondió lo más calmado posible Bell. La mayoría de los chicos que estaban despiertos los rodeaban mirando mal al chico de ojos celestes.
—Dejalo Alec— hablé llamando la atención de todos.
—Maddie— me miro fijamente —Quiero hablar contigo.
—Eso no va a pasar— se metió Alec —A Jones no le gustará nada esto.
—Él respetará mi decisión— hablé con firmeza —¿No es así, Christopher?— los chicos me miraron confundidos hasta que el nombrado salió de su escondite y bajo las escaleras hasta llegar a mi lado.
Sabía que estaba ahí, a mi no se me escapa ningún detalle.
—Si ella quiere hablar con él, no hay problema— respondió serio.
Nadie se atrevió a contradecir sus palabras. Su semblante serio imponía respeto.
—Nathan nos preparas chocolate caliente, por favor— este asistió con la cabeza —Cooper, sígueme.
Me de la vuelta y subí las escaleras seguida por Dylan. No se porque mierda acepte esto pero ya no era momento para arrepentirse. Lo hice entrar a mi habitación sin dirigirle la mirada y cerré la puerta.
Me fui al baño y busque una toalla —No tengo ropa seca para prestarte, pero ten esto.
—Gracias, igual no está tan mojada— fue lo único que dijo antes de empezar a secarse. Vestía una remera mangas cortas gris y un pantalón negro. ¿Acaso no sentía frío?
—¿Quieres sentarte?— le señalé la silla de mi escritorio.
—Claro— dijo y se sentó. Yo me mantení parada.
—¿Que viniste a hacer?— fuí directa.
—Vine a hablar contigo... sobre ayer— lo suponía. No pude contestar ya que dos golpes lo impidieron.
Me dirijo a la puerta y la abrí encontrándome con Nat —Aquí tienes, Ayli— me entregó una bandeja con dos tazas de chocolate y un plato de galletas con chispas de chocolates.
—Gracias, cariño— le respondí amable y el se fue. Cerré la puerta otra vez y apoye la bandeja en mi escritorio al lado de Dylan —Por favor, sirvete.
—Gracias— tomo una de las tazas y una galleta. Yo repetí su acción.
Amaba el chocolate caliente los días fríos y se que él también.
—Bien te escuchó— hablé con frialdad.
—Bien... No se como empezar... Necesitaba verte, ayer fue un momento duro para nosotros y no reaccione como quería. Te extrañe demasiado Maddie— me miraba triste —Estoy consiente de que no quieres saber nada de mi y que posiblemente me odies.
Al menos se da cuenta.
—No hay justificación para lo que hicimos, no debimos confiar en las palabras de esa bruja— decía con arrepentimiento, sin embargo yo no entendía a lo que se refería pero no preguntaría, de seguro sólo es la misma excusa que quiso decirme Patrick.
—Yo no quiero saber su justificación, ni su trato con Harris— le corte las palabras —Si viniste a eso, será mejor que te vayas. No estoy dispuesta a escuchar mentiras.
—No es una mentira...— lo interrumpí.
—Pero no lo quiero escuchar.
Se que estoy siendo un poco egoísta e infantil pero decidí que no escucharía palabras que solo tenían el propósito de engañarme.
—Esta bien— bajo la cabeza —Yo solo quiero disculparme contigo. Quiero que me perdones por ser un idiota, un mal hermano. Por traicionarte.
Mierda. Esto era cada vez mas difícil.
—Mira Cooper, apreció que tuvieras el coraje de venir aquí a pedirme perdón sabiendo que Jones estaría molesto por tu presencia. Pero no se que quieres que te diga. ¿Que te perdono? ¿Que he olvidado las cosas? Te estaría mintiendo si lo hago, no puedo perdonarte, en realidad a ninguno de ustedes.
Dylan permaneció con la cabeza abajo un rato que se me hizo eterno —Entiendo— dijo por fin —Se que ya no me quieres como tú hermano, lo sé por como me tratas, de esa manera tan fría, por como te diriges por mi apellido y no con mi nombre. Pero solo quiero pedirte que intentes ser mi amiga, que cuando me veas me saludes o dejes que yo lo haga. No desaparezcas de mi vida— limpio una lágrima rebelde de su mejilla —No te vuelvas a alejar, aunque no me quieras perdonar.
—Si eso quieres esta bien— hablé despacio. Me levanté y busque la campera de James en mi ropero —Por favor dasela a Bowers y dile que muchas gracias— hizo el intento de hablar pero lo interrumpí —Antes de que preguntes, si estuve con el, de casualidad y estaba desabrigada.
—En ese caso no te preocupes, yo se la doy— se levantó de su lugar, dejo la taza en la bandeja y cogió la campera.
—Sera mejor que te vayas antes de que a Christopher se le pase el buen humor y venga a sacarte a rastras— el rio disimuladamente.
—¿Él y tu...?— sabía a lo que se refería. Tome aire y respondí.
—Vamos a casarnos...
ESTÁS LEYENDO
Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...