Después de esa horrible situación todo cambió, no sé si para mejor o peor. Si antes ya había cambiado al saber la verdad, lo que pasó fue la gota que hizo revalsar el vaso. La semana siguiente a lo sucedido estuve internada, controlada las 24 horas por las enfermeras y visitada constantemente por mis amigos. Pero ellos no eran mis únicas visitas. Un psicólogo también lo hacía. Me ayudó a superar los recuerdos de ese maldito día. Y a poder enfrentar sin miedo a los idiotas que ocasionaron esto. Me dieron el alta y pude volver a mí rutina normal. Los Zetas no volvieron a acercarse. Christopher estaba pendiente de mí en todo momento, al igual que todos los chicos. Agradecía eso y todo su apoyo. Patrick de vez en cuando iba a visitarme. Hablábamos un poco y luego se marchaba. Siempre me pedía que perdonará a sus amigos y siempre terminaba en lo mismo, yo pidiéndole que se callara o no lo dejaría volverme a ver.
Mentiría si dijera que no extrañaba a mis antiguos amigos. Por más masoquista que sonará, eso era lo que yo quería en el fondo, volver a tenerlos. Pero mí orgullo siempre fue más fuerte.
Pasaron los meses y yo ya estaba bien. Volví a ser la misma del año pasado. La chica que no lloraba por idiotas. Participe en distintas bromas a otras universidades. Corrí carreras con Allen. Y también descubrí algo. Allen Johnson pertenecía a una fraternidad de Berkeley. No me quiso decir cuál pero intuyo cual puede ser.
Las vacaciones de invierno comenzaban hoy. Estábamos a un paso de Navidad y eso solo podía significar una cosa. Volvería a ver a mí hijo.
Los chicos y yo, decidimos que pasaríamos las fiestas juntos, tal como el año anterior. Navidad siempre pasábamos juntos, año nuevo no. Ahí nos separabamos pasar pasar cada uno con su familia. Patrick nos había vuelto a invitar a su casa en Inglaterra. Así que todos estábamos preparando nuestras maletas para ir. Extrañaba demasiado a la señora Tania.
—¿Estás lista, cariño?— Christopher apareció en el marco de la puerta.
—Si— le sonreí —¿Sabes algo de Patrick?
—Me informó que llego esta madrugada.
Patrick había viajado ayer. Según él fue porque necesitaba hacer unas cosas antes de que llegáramos.
—Los chicos ya están listos— volvió a hablar —Te estamos esperando.
—En un momento bajo— le comunique.
—Bien— sonrió —Mí madre dice que llegará en unos días a Inglaterra y tu padre un día después que nosotros. Megan aún no sabe cuándo y mí hermana tampoco.
Asentí con la cabeza. Éramos demasiados y organizarnos estaba difícil.
[...]
Después de horas de vuelo, soportando a Nathan y a Jace, llegamos. Estaba súper cansada. Quería llegar y acostarme a dormir. Nos subimos a los taxis que ya nos estaban esperando y fuimos a la casa de la señora Tania. El camino no fue tan largo. Me gustaba este lugar. Me recordaba a mí niñez. A mí mamá sobre todo. Allen no podía pasar noche buena con nosotros pero prometió que pasaría año nuevo conmigo.
Llegamos a la enorme casa que se parecía a una mansión. Estaba tal como la recordaba. Sonreí cuando vi a esas agradable señora salir corriendo a abrazarme, seguida de su gruñón hijo.
—Mí niña, no sabes cuánto te eché de menos— me dio un beso en cada mejilla.
—Yo también te extrañe, mamá— le sonreí, si, solía decirme así —Quiero presentarle a una persona especial. Pero tendrá que esperar hasta mañana.
—No creo que aguante tanto tiempo— puso la mano en su pecho y reí ante su dramatismo.
—Al fin llegaron— hablo Patrick —Los estábamos esperando.
Chris tomo mí maleta y la suya. Entramos a la casa mientras yo hablaba animadamente con la señora Tania.
Reí una última vez y dirigí mí mirada hacia donde todos la tenían. Mí rostros de estar alegre paso a uno sin expresión.
—¿Qué hacen ellos aquí?— pregunto con rabia Jones.
—Oh querido, yo los invite— hablo con felicidad la señora Tania —Pasarían Navidad solos así que los invité. No hay problema¿Verdad?
Mire a Patrick, este me respondió con una mirada triste y movió sus labios formando un "lo siento". Sabía que no había podido impedir la voluntad de su madre. Él siempre hacia lo que ella quería para verla feliz.
Todas las miradas recayeron en mí. Esperaban mí respuesta. Sentí una presión en el pecho.
—No, descuide— dije fría —Esta es su casa, tiene completo derecho de invitar a las personas que desee.
La señora Tania sonrió ampliamente. Estaba segura que Patrick no le dijo nada de lo ocurrido, de lo contrario esto no hubiera pasado. Mire a mí prometido que intento decir algo pero le tome la mano haciendo que me prestará atención y negué levemente con la cabeza. No quería arruinar nuestras vacaciones. Y aunque no soportará la presencia de esos idiotas lo haría solo por mí hijo. Para que tuviera una Navidad en familia.
—Bien, chicos hay un cambio en las habitaciones— empezó a decir —Los amigos de Patrick ocupan 6 habitaciones. Dormirán de a dos y mí hijo compartirá con uno de ellos. La verdad no sé cómo se organizaron— asentí con la cabeza —Tengo separadas 4 habitaciones, una habitación para los señores Jones, una para tu padre, una para una chica que aún no conozco y la otra para Megan y su novio.
Si no recordaba mal, había 15 habitaciones, 17 contando la de la señora Tania y Patrick. Si ellos usaban 10 en total, nos quedaban solo 6 habitaciones para nosotros y la dueña de casa estaría sola.
—Entonces nos quedan 6 para nosotros— fue una afirmación más que pregunta —No se preocupe, ya nos dividiremos nosotros.
—Muy bien, iré a la cocina— se fue dejándonos solos. Ignore la presencia de los idiotas y me gire para ver a mis amigos.
—Bien, así nos dividiremos para dormir— empecé diciendo —Abel y Frederic. Félix y Tony. Kyle y Cedrick. Nathan y Jace. Bastian y Alec. Christopher y yo— todos asistieron —Bien, todo resuelto.
Me gire y pude ver a Logan apretando la mandíbula. Yo iba a dormir con Félix ya que lo hice muchas veces cuando hacíamos pijamada pero estaba vez sería distinto, quería hacer enojar al idiota mayor.
—Mitchell, ¿Nos haces el favor de mostrarnos nuestras habitaciones?— él asistió. Caminamos pasando por la par de los Zetas. Ninguno dijo nada. Ninguno bajo la cabeza. Yo camine con aire de superioridad al igual que mis amigos.
Sería una larga Navidad.
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Nadie Se Mete Conmigo #2
Teen FictionDespués de un año de no saber nada de Stanford y de los chicos que habitan ahí, mi vida cambió completamente. Ya no más niña tonta. Ya no más nerd débil. Ya no más juguete de nadie. Ahora cambié, y con mis nuevos amigos nos convertimos en los reyes...