Capítulo VIII

766 70 8
                                    

Me encontraba sentada en las pequeñas escaleras del pórtico respirando el aire fresco del bosque que me rodea.

Escuché como se abría la puerta así que me gire en dirección al sonido y me encontré con Peter comiendo una manzana, seguí cada uno de sus movimientos: desde que salió de la casa hasta que se sentó a mi lado.

—¿Qué haces aquí sola? —preguntó Peter mientras le daba una mordida a su manzana.

—Solo estoy tomando aire fresco, trato de despejar mi mente —dije algo cortante.

Peter notó mi frialdad así que preguntó:

—¿Te pasa algo? Te noto extraña.

—Peter —fije mi mirada en sus ojos—, ya no puedes estar aquí, tienes que regresar a tu hogar, o cambiarte de país, pero ya no puedes estar conmigo y con Noah, eres un humano y tarde o temprano los perfeccionistas nos encontraran y serás el primero en morir, no quiero que mueras por mi culpa, no como pasó con mis padres, con mis abuelos, con Valeria, con la manada.

—Si no quieres que me pasé nada, transformame, conviérteme en vampiro, así podré defenderme y permanecer a tu lado a pesar de todo.

—Te amo, y quiero que siempre estés conmigo —lo abrace con fuerza, como si fuese la última vez—, pero no te puedo condenar a este infierno, a ti no.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora