Capítulo XLVIII

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Me di la media vuelta para poder alejarme del lugar pero los miembros de Liberatae me lo impidieron.

—No nos hemos presentado —dijo la mujer de cabello negro—, me llamo Xóchitl, hechicera originaria de México.

—Abraham, hombre lobo originario de Venezuela —dijo el hombre de piel morena.

—Alissa —dijo la mujer de cabello rubio—, reina de los elfos, originaria de Italia.

—James —dijo un joven, de mi edad al parecer, tenía el cabello castaño y su piel pálida—. Vampiro originario de Japón.

Estreche sus manos a cada uno, pero faltaba uno, faltaba el hombre de mayor edad en presentarse. Solo dió su nombre; Argus. No dio otros detalles, se dio la media vuelta y se alejó de nosotros.

—Disculpalo, siempre es así —dijo Alissa—, no habla mucho de su pasado.

Los mire dudosos a lo que Xóchitl me respondió:

—Argus es uno de los primeros hechiceros que existieron, vio como su Isla se hundió, vio como todo su pueblo se ahogaba y moría —dijo nostálgica—. Es uno de los pocos hechiceros que existen de aquella época.

Me quedé totalmente asombrada, no podía creer que conocí a un gran hechicero, uno de los primeros que fueron creados hace siglos.

Hechiceros, la primera especie de criaturas inhumanas que fue creadas, ellos dieron comienzo al mundo mágico, a un mundo que podría ser perfecto, podría ser libre si no fuesen por los perfeccionistas.

Me despedí de todos y camine hacia mi cabaña, pero a mitad del camino recordé que Abrecht y Peter estaban en el comedor, así que cambie mi rumbo para poder ir hacia el gran comedor.

Ya adentro, busque a mis dos amigos, no me costó mucho trabajo ya que pude escuchar sus risas a varios metros de distancia, camine hacia ellos y me senté en un lugar que estaba vacío.

—¿Qué tal la cruda? —le pregunté a Peter.

—Cállate —respondió—, siento que la cabeza esta a punto de explotar.

Reí ante su respuesta, pero esa risa fue interrumpida por su comentario "sé lo que pasó con Noah", mi sonrisa se borro.

—Estamos ideando un plan para rescatarlo —dije.

—Quiero ayudar —dijo Peter rápidamente—. Es mi mejor amigo, quiero ayudar.

—Ni loca vuelvo a dejar que te involucres en nuestros asuntos —lo mire mal—. Las últimas veces que estuviste con nosotros casi mueres.

—Pero logré sobrevivir —me interrumpió.

—No esta vez Peter, esto será de mayor magnitud, son cientos de perfeccionistas, no me arriesgare a que te lastimen.

Me levante de mi lugar y salí del gran comedor, camine hacia la salida de la aldea, me escondí entre los árboles, me senté en el suelo a respirar el aire fresco y puro del bosque.

Cerré mis ojos y me concentré en los sonidos que me rodeaban, desde el crujir de los troncos de los árboles, hasta el pájaro carpintero que buscaba comida entre los troncos. Comencé a pensar en todo lo que he vivido, todo lo bueno y malo que he hecho, me puse a pensar en todas las veces que huí de los perfeccionistas, en todos los planes que hice para poder derrotarlos, en todo lo que tuve que hacer para llegar hasta aquí. Pensé en que después de diecinueve años —a meses de cumplir veinte años y por fin llegar a mi madurez—, sigo aquí.

«El sacrificio de mis padres valió la pena».

Estaba disfrutando de la paz del lugar cuando gritos de dolor llegaron a mis oídos.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora