Capítulo XX

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“Año nuevo”, una fecha donde te propones metas a cumplir, una fecha donde —como su nombre lo dice—, inicia otro año, un año el cual no sabes que te tiene preparado. El año nuevo es un nuevo comienzo, donde dejas todo atrás e inicias de nuevo, es como si, la vida te diera otra oportunidad de volver a vivir, de volver a disfrutar la vida.

Estos últimos días del mes de Diciembre, estos últimos días que hemos estado en la casa de Eithan, han sido tranquilos, nunca me había sentido tan tranquila, aunque hay algo en Eithan que me incómoda, apesar de que supe su secreto y su vida, siento que nos oculta algo, no puedo saber qué es, trato de leer su mente pero no puedo, es como si su mente estuviera bloqueada —lo cual me preocupa aún más,  nunca me había pasado  algo así—, apesar de conocerlo aún tiene esa esencia misteriosa, aún tengo desconfianza hacia él, algo nos oculta, y no crea que sea algo bueno.

Nos encontrábamos en el comedor de la espaciosa casa del doctor misterioso; cenando un delicioso pastel de carne que había preparado la cocinera que había contrato Eithan.

—¿Qué cenaremos en año nuevo? Mañana terminará el año y no tenemos nada planeado —dice Peter ansioso—. Mi madre solía cocinar lasaña, en ocasiones hacia pavo.

—No lo sé —responde Eithan cortando un trozo de carne—. ¿Qué tienes ustedes en mente? —se dirige a Noah y a mi.

—Mi hermano y yo no solemos celebrar año nuevo —respondo con frialdad mientras corto un trozo de carne.

Eithan junto con Peter preguntan el porqué, a lo cual Noah responde:

—Mientras ustedes celebraban año nuevo, nosotros estábamos huyendo de los perfeccionistas —toma un trago de vino y continúa—: Nuestros abuelos fueron asesinados en año nuevo.

—Y nuestros padres en navidad —dije con la copa de vino en mi mano.

—Oh, lamento escuchar eso —dijo Eithan incómodo por la situación.

El ambiente se tornó incómodo ya nadie más habló, toda la casa estaba en silencio y el único ruido que estaba presente era el de los cubiertos chocando con el plato blanco de porcelana.

—Sus abuelos no estarían muy orgullosos de ustedes —dijo Eithan asiendo que deje de cortar el trozo de carne y levantar rápidamente la vista hacia él—. Digo, el año nuevo es para celebrar, para estar con la familia...

—No tenemos familia —lo interrumpí—. Si tuviéramos familia no estaríamos aquí contigo, con ustedes dos —mire a Peter y regrese la mirada hacia Eithan.

Nuevamente se hizo el silencio.

—Sé que es doloroso pero finalmente eso es pasado —dice el doctor que tengo enfrente de mi—, sus abuelos y sus padres estarían decepcionados si ven que sus hijos y nietos no disfrutan las fiestas navideñas.

—¿Y cómo se sentiría tu madre y tu hermana? —dije dejando los cubiertos sobre la mesa—. ¿Ellas se sentirían orgullosas de ti? ¿Se sentirían orgullosas de la forma en la que te estás comportando?

Lo sé, fue un golpe bajo.

Eithan bajó la mirada y la fijo en el plato de comida que tenía enfrente.

—Gracias por la comida —quite la servilleta de tela que tenía en mis piernas, la lancé sobre la mesa y me levanté de mi asiento.

Caminé hacia las escaleras que llevaban al segundo piso y fui hacia la habitación que el propio doctor me había dado para pasar las noches que nos quedaríamos aquí. Me senté en el borde de la cama y trate de tranquilizarme olvidando el insidente que ocurrió hace unos momentos en el comedor.

El ruido de la puerta abriéndose interrumpe mis pensamientos. El sonido de un corazón latiendo llega a  mis oídos haciendo que sepa inmediatamente que la persona que entró a la habitación era Peter.

—Quiero estar sola —dije con la vista en el suelo.

—Adrienne —Peter entra a la habitación y cierra la puerta a sus espaldas—, sé que es duro perder a tu familia, pero finalmente no podrás traerlos a la vida. Vive tu vida, tienes mucho por delante, tienes muchos años de vida...

—Una eternidad —lo interrumpí.

—¡Una eternidad Adrienne! ¡Eso es demasiado tiempo! ¡Vive! —hace una pausa. Delicadamente levanta mi barbilla con sus dedos—. Vive conmigo, seamos felices, sé que te siguen, pero cuando termine todo esto, quiero estar contigo, quiero estar el resto de mis días contigo, solo contigo.

Peter se acerca a mí y deposita sobre mis labios un beso tierno y cálido. El beso de un momento a otro se intensificó y en menos de cinco minutos Peter se arriba de mi besando mi cuello.

—Procura no hacer ruido, no estamos solos —dice Peter deshaciéndose de mis pantalones.

Los besos seguían y la adrenalina corría por mis venas. Con mi super oído podía escuchar el palpitar del corazón de Peter; estaba acelerado igual que yo.

—Te amo —susurre sobre sus labios.

—Yo también te amo Adrienne, aunque seas diferente, aunque te quieran asesinar, aunque te sigan, aunque te alimentes de mi sangre, siempre te voy amar —me da un beso cálido y apasionado, y se separa nuevamente de mi—, siempre.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora