Abrí los ojos, mi vista estaba borrosa, todo me daba vueltas, escuchaba una voz pero no reconocía de quien era, no podía escuchar claramente lo que decía.
Parpadeo un par de veces para que mi vista se aclare. Finalmente mi vista se aclara y mi oído se agudiza.
—Que bueno que estas bien —dijo Abrecht acariciando mi cabello—. Le diré a los demás que despertaste.
Salió de la habitación dejándome sola. Confusa mire todo lo que tenía a mi alrededor; era una pequeña habitación de ladrillos, los muebles que se encontraban en dicha habitación eran de madera, las ventanas eran de tamaño mediano, había pequeñas pinturas sobre la naturaleza —árboles, montañas, flores, animales—, todo el lugar se veía rústico, no se parecía en nada a las habitaciones de la ciudad.
Minutos después la puerta se abrió dejando a la vista a Argus, Abrecht y a Erik, los tres entraron y cerraron la puerta detrás de ellos.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Erik.
—Me siento débil, tengo un dolor en el abdomen.
Recordé lo que Emily me había hecho y rápidamente lancé la cobija para poder ver por debajo de mi playera; había una herida, no tan grande como debería de estar, mi saneamiento vampírico estaba haciendo su trabajo pero muy lentamente.
—Necesitarás sangre humana para recuperarte por completo —dijo Argus dándome un vaso lleno de sangre—. Bebé, te hará bien.
Me recargue en el respaldo de la cama y tomé el vaso que Argus me había ofrecido, enseguida comencé a beber el líquido carmesí.
—¿Qué pasó? —pregunte confundida—. ¿Dónde estamos?
—Estamos en México —respondió Argus—. Más específico en Cuetzalan, en una casa que yo construí.
Tome el resto de sangre que se encontraba en el vaso.
Comencé a sentirme mejor, mire de nuevo bajo mi playera y pude ver como la herida se curaba poco a poco.
En ese instante recordé a Peter siendo mordido por los vampiros.
—¿Dónde está Peter? —pregunte preocupada— ¿Esta bien?
Los tres bajaron la mirada guardando un silencio absoluto.
—No puede ser —dije en un hilo de voz—. Peter no puede...
—Él está vivo —dijo Erik rápidamente—, pero no en la forma que tú crees.
—Eran varias las mordidas que le provocaron los perfeccionistas, le inyectaron demasiado veneno de vampiro provocando que el veneno llegará rápidamente a su corazón haciendo que se detuviese —argumento Argus.
—Peter ahora es un vampiro —dijo Abrecht.
—¿Puedo verlo?
—No, por ahora tienes que descansar —dijo Argus mientras se acercaba a mi y coloco su mano sobre mi frente, una luz salio de ella y todo se volvió negro.
Abrí los ojos y pude ver que ya era de noche, desde mi ventana se podía ver las estrellas adornando el cielo nocturno. Deje la cobija a un lado y mire debajo de mi playera, la herida estaba mucho mejor, le faltaba por sanar pero se veía mejor que cuando la vi por primera vez.
Me senté al borde de la cama y me quedé ahí un par de minutos esperando a que mi cuerpo reaccionara por completo.
Me levanté de la cama y camine hacia la puerta, la abrí y salí de la habitación, me encontraba en el segundo piso así que baje las escaleras para llegar a la planta baja. Después de bajar las escaleras y llegar a la planta baja, vi a Abrecht jugando cartas con Peter y unos miembros de la manda.
—¡Adrienne! —grito Peter feliz.
Sonreí al verlo, pero esa sonrisa se borró al darme cuenta que ya no se escuchaba su corazón latir, ya no tenía ese rojizo en sus mejillas, ahora su piel era más pálida, podía sentir su inmortalidad.
—Veo que ya estas mejor —dije con una sonrisa.
—No de la manera que me gustaría pero sigo vivo —dijo Peter desanimado.
—Técnicamente no estás vivo —susurro Abrecht.
Puse los ojos en blanco en respuesta al comentario de Abrecht.
Camine hacia el sofá en el que estaban sentados y me senté a ver como jugaban. Cuando su partida había terminado me invitaron a jugar, acepte y bueno, los resultados no fueron buenos, perdí cuatro partidas seguidas.
Estábamos a punto de jugar la quinta partida pero fuimos interrumpidos por Erik, él bajó las escaleras pidiendo que subiera, deje mis cartas sobre la mesa que se encontraba enfrente del sofá y camine hacia él, subimos y mientras caminaba por el pasillo vi por la ventana a varias personas alrededor de una fogata.
—Son sobrevivientes de la aldea —dijo Erik.
—¿Cuántos murieron? —pregunte preocupada y asustada a la vez. La culpabilidad me estaba comiendo por dentro.
—Murieron ciento cincuenta personas de quinientas que éramos en la aldea.
—Lo siento —susurre.
Baje mi mirada y durante el resto del recorrido y no dije una sola palabra más.
Erik me llevo hacia la última habitación que se encontraba escondida entre los pasillos, llegamos y abrió la puerta de madera, entre y vi a Xóchitl, Alissa, Abraham, James y a Argus sentados en los sofás que estaban en la estancia.
—¿Cómo te encuentras querida? —pregunto Alissa caminando hacia mi.
—Bien, gracias.
Alissa me dio un abrazo y me invito a tomar asiento. Me senté en el sofá gris y mire a los presentes esperando a que dijesen que algo, pero solo se quedaron callados viéndose entre ellos.
—¿Que pasa? —pregunte al ver la forma en la que se veían entre ellos.
—Sabemos que tu hermano es tu prioridad —dijo Xóchitl.
—Pero perdimos mucha gente en el ataque de los perfeccionistas —continuó Argus—, tomará por lo menos una semana en que los heridos se recuperen y reclutemos más aliados.
—Brasil y Australia están lleno de elfos —dijo Alissa—. Como la reina iré para pedirles que se unan a nuestro ejército.
—Lo mismo haré con los hechiceros —dijo Maria—. México es uno de los países donde hay mayor concentración de ellos.
—Yo iré a Canadá a reclutar hombres lobos —dijo Erik—, después iré Nueva Orleans.
—Por mi parte, iré a Rusia a reclutar más hombres lobos —dijo Abraham.
—Y yo iré a Japón para traer más vampiros que quieran luchar a nuestro lado—dijo James.
Baje la mirada pensando en la situación en la que me encontraba, ¿qué tenía que hacer? Sería demasiado egoísta pedir el rescate de mi hermano cuando la aldea se estaba recuperando de un ataque que prácticamente yo provoque, no quería que Noah siguiera en el castillo rojo, tenía miedo de que cuando fuese por él, ya no estuviese vivo.
—Iré yo sola —dije al cabo de unos minutos de silencio—. Es mi hermano, es mi responsabilidad.
—Adrienne, estas loca —espeto Erik—, no puedes ir tu sola, es muy riesgoso.
—Noah puede estar sufriendo en estos momentos y yo estoy aquí sentada —me levanté de mi lugar—. Sé que es mi culpa el ataque...
—Adrienne —me interrumpió Argus—, tú no provocaste nada, no es la primera vez que nos atacan, los perfeccionistas lo han hecho por cientos de años.
—Una semana Adrienne, solo una semana y te prometemos que iremos por tu hermano —suplicó Erik—. Solo una semana.
—Esta bien, una semana —respondí—, pero si es lo antes posible sería realmente perfecto.
Todos en la habitación asintieron con la cabeza.
—Mañana por la mañana nos iremos todos —dijo Erik—. Argus se quedara para protegerlos por si algo sucede.
Asentí con la cabeza, me despedí de los presentes y camine hacia la salida de la habitación.
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Adrienne
ParanormalAdrienne, una vampiro que nació con un poder único en el mundo haciéndola alguien muy poderosa, por esta razón sus padres tuvieron que sacrificarse para salvarla ya que está siendo buscada para ser asesinada por los líderes de su mundo. Ellos tienen...