Capítulo XXII

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Mire al hombre que tenía a mi lado, lo fulminé con la mirada y cuando vi su respuesta a mi acción —una sonrisa— le escupí en la cara.

—Maldito infeliz —le dije entre dientes—, vas a pagar por todo, ¡te mataré!

—No lo creo —dice mientras se limpia la saliva que tenía en el rostro—, estas tan débil que no puedes hacer nada al respecto.

Sonríe nuevamente pero esta vez coloca su mano sobre mi hombro y enseguida puedo sentir como una fuerte corriente eléctrica recorre mi cuerpo de pies a cabeza. La habitación se llena de mis gritos de dolor, los gritos que desahogan el dolor que me provocaban los choques eléctricos.

—Pobre, no esta tu hermano para poder salvarte—dice el vampiro tierna pero a la vez descaradamente—, y tú, estas aquí, y no habrá nadie que salve a tu querido hermano ni a tu preciado novio.

«No puedo dejar que algo les pase, no puedo permitir eso».

El vampiro volvió a darme choques eléctricos, y yo, sin fuerzas, sin energías, con la mirada en el suelo, regularizando mi respiración; pensaba en como salir de aquí, pensaba en que como salvar a Noah y a Peter, en mi mente estaba ideando un plan para escapar con las pocas fuerzas que tengo.

Cuando el hombre estuvo a punto de volver a tocarme para darme choques eléctricos, un grito—lejano, pero de una voz conocida— llegó a mis oídos.

«Noah».

—Creo que alguien la esta pasando mal —dice el vampiro con un puchero.

Comencé a forcejear las cadenas de plata que sujetaban mis muñecas y mis tobillos. El vampiro solo se reía al ver que mis esfuerzos eran inútiles, se burlaba de que estaba demasiado débil para poder romperlas.

Otro grito llega a mis oídos.

—¡Noah!—grite desesperada.

El vampiro elegante y sin alma, seguía riendo hacia mis inútiles intentos de poder romper las cadenas.

«Noah, espera, solo espera».

Otro grito, con más fuerza, lleno de dolor, volvió a llegar a mis oídos, seguido de ese grito pude escuchar como mi hermano gritaba mi nombre, como si estuviese pidiéndome ayuda.

Supongo que fue el valor, el amor de hermanos que se apodero de mi, el amor de hermanos fue el que medio fuerzas para que de un momento a otro poder romper las cadenas que me limitaban mi movimiento. El hombre vampiro que tenía enfrente de mi se quedo asombrado, se quedo completamente petrificado, yo aproveche su situación y con mi velocidad sobrehumana corrí hacia él empujándolo hacia la pared.

 —Imposible—susurró el vampiro asustado.

Me arrodille a su lado y sonreí al ver lo asustado que estaba. Con las yemas de mis dedos, rose su mejilla, coloque mi mano sobre su cabeza y enseguida comenzó  gritar de dolor gracias a los choques eléctricos que le estaba dando.

—Ahora ya tengo tu lindo poder—sonreí. 

Me levante y forme un par de navajas echas de hielo, el vampiro, asustado, trató de levantarse, pero enseguida le lancé las navajas de hielo hacia sus piernas para poder evitar que se pusiera de pie. El hombre no tenía escapatoria, estaba totalmente aterrado hasta donde podían llegar mis poderes.

—Dulces sueños cariño—le dije y enseguida le lance una oleada de navajas de hielo, haciendo que el vampiro perdiera la vida.

Caí de rodilla gracias a que estaba demasiado débil. Otro grito proveniente de mi hermano llego a mis oídos, me levante y apoyándome de la pared, comencé a caminar hacia el lugar de donde provenían los horribles gritos que me desgarraba al no poder hacer nada. Camine lentamente ya que no tenía suficiente fuerzas, pero entre más distancia avanzaba los gritos de mi hermano sonaban mas fuertes, más cerca.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora