Capítulo XLIII

298 16 13
                                    

*Narra Noah*

Ya eran cerca de la 1:00 de la madrugada, la fiesta estaba en su mejor punto de diversión, a decir verdad, esta noche es de las pocas que he disfrutado desde que empecé a huir, es una de las mejores noches; tengo a mi hermana conmigo, mi mejor amigo está vivo —a pesar de todas las veces que lo quisieron asesinar—.

Estamos aquí, en este bar disfrutando la noche, sin preocupaciones, tomando alcohol como si no hubiese un mañana, lo único que me hacía falta para que esta noche fuese perfecta era Valeria, la madre de mi futuro hijo.

La mayoría diría que por ser inmortales no podemos engendrar vida, pero no es así. El cuerpo de los vampiros funciona diferente al cuerpo de los mortales —claro está—, pero a diferencia de ellos, para nosotros es más difícil de concebir vida, nosotros podríamos tener relaciones sexuales con diversos mortales o inmortales y tardaría demasiado en procrear vida.

Es por eso que Adrienne y yo somos demasiados raros ya que entre nosotros hay dos años de diferencia, cuando la mayoría de parejas vampiros tardan alrededor de treinta a cincuenta años en poder concebir vida. Es realmente extraño que los hermanos se lleven menos de veinte años de diferencia.

Adrienne, Peter y yo, los tres bailábamos al compás de la música, todos con un vaso en nuestra mano lleno de whisky, como en los viejos tiempos, cuando todo era "normal" antes de que los perfeccionistas nos encontrasen.

—Iré por otro vaso de whisky —dijo Peter caminando hacia la barra.

—Deberías de acompañarlo —me dijo Adrienne al oído—. Solo miralo, ya no puede caminar en línea recta.

Ambos fijamos la vista en Peter y él se meneaba de un lado hacia otro, chocando con las personas que se encontraban bailando en la pista de baile.

El metabolismo de los vampiros era más rápido que el de los mortales, esto quiere decir que el alcohol no nos afecta tanto como a ellos, para poder estar realmente ebrios, tendríamos que tomar litros de licor, que para nosotros nos pone en estado de ebriedad para los humanos sería mortal.

Camine en dirección hacia Peter mientras dejaba a mi hermana en mitad de la multitud.

Llegué a la barra y no vi a Peter lo cual me preocupo por un instante, pero duró muy poco hasta que fije mi vista en el suelo; ahí estaba, tumbado en el suelo. Deje mi vaso en la barra para poder ayudar a mi mejor amigo a levantarse, lo tome de su camisa y con mi fuerza sobrehumana lo levanté de un tirón, Peter en respuesta comenzó a reírse a carcajadas, lo mire sin entender el motivo de su risa pero él, al mirar mi rostro comenzó a reír aún más.

—Pensé que eras Adrienne que vino a salvar mi trasero otra vez—dijo entre risas pero eso solo duro unos segundos ya que lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas—. La he perdido Noah, he perdido el amor de tu hermana, ella y yo nunca podremos estar juntos.

Peter se abalanzó sobre mi y me rodeo con sus brazos dándome un abrazo, comenzó a llorar desconsoladamente, yo aún sorprendido lo abracé en señal de apoyo.

Coloque su brazo derecho alrededor de mi cuello para que pudiese apoyarse y poder llevarlo a la zona VIP, él se aferró a una de las sillas que se encontraba frente a la barra, jale de su brazo un par de veces pero Peter no la soltaba.

—Sabes que de un tirón puedo romperte el brazo, ¿verdad? —le dije al oído en tono amenazante.

Peter, asustado, soltó la silla y comenzó a caminar a la par conmigo. Subimos las escaleras hacia la zona VIP y se sentó en uno de los sillones que se encontraban allí.

Camine hacia el barandal para poder buscar a mi hermana, no me costó demasiado trabajo ya que su cabello rojizo resaltaba entre toda la multitud.

Peter estaba demasiado mal, así que decidí ir por ella para ya poder irnos a casa. Baje las escaleras y después comencé a caminar entre la gente, cuando llegue hasta mi hermana, la tome del hombro a lo que ella rápidamente se giro asustada.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora