Capítulo XLVII

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*Narra Adrienne*

Estaba sumergida en mi sueño cuando un crujido hizo que me despertase, mire a mi alrededor y Abrecht seguía durmiendo, escuché nuevamente el crujido y rápidamente me levanté de mi cama, me coloque mis tenis y salí sigilosamente de la cabaña.

Revise de mi lado derecho si no había personas que pudiesen hacer ruido, pero no había nadie, todos estaban durmiendo, mire hacia mi izquierda y Erik se encontraba ahí parado dándome un gran susto.

—¿Quieres ir a cazar? —preguntó con una sonrisa.

Empezó a caminar y aún dudosa lo seguí. Al cruzar el arco de madera me encontré con Erik y un par de lobos.

—Vamos a cazar —dijo, y enseguida se convirtió en un lobo.

«Hace tiempo que no cazo».

Los lobos comenzaron a correr hacia el interior del bosque a lo que yo, con la adrenalina recorriendo mi cuerpo, corrí detrás de ellos.

Eran igual de veloces que los vampiros, así que no tarde mucho en alcanzarlos.

Después de correr un par de kilómetros comenzaron a reducir la velocidad, yo hice lo mismo a modo que todos nos quedamos quietos y en silencio. Las orejas de los lobos se movían en dirección de sonidos que había en el bosque, yo solo cerré mis ojos para poder concentrarme en encontrar una presa.

«Bingo».

Caminé sigilosamente hacia enfrente rodeando los arbustos que se encontraban allí, me puse de rodillas para observar más detalladamente a los ciervos que se encontraban pastando por el área.

«—Hace tiempo que no cazo.
—Deja que tu instinto te guíe».

Cerré mis ojos y trate de relajarme. Ya lista, me coloque en posición de ataque y en un movimiento veloz me abalance sobre el ciervo.

—Tuvimos una buena caza —dijo Erik mientras caminábamos hacia la aldea.

Los lobos arrastraban a los ciervos en sus grandes hocicos a los cuales les había absorbido toda la sangre.

—Fue un placer cazar para ustedes —dije feliz.

Llegamos a la aldea y todos ya se encontraban despiertos, haciendo sus labores como cada día.

—Ve a darte un baño y nos vemos en el bar —dijo Erik.

—¿Tienen un bar? —pregunte asombrada—. ¿En esta aldea existe un bar?

—Es más bien un comedor —dijo un miembro de la manda—, pero a Erik le gusta llamarlo bar.

Todos comenzamos a reír

—Entonces te veo en el comedor —dije.

Erik comenzó a caminar hacia el gran comedor mientras que yo camine en sentido contrario hacia mi cabaña.

Abrí la puerta y lo primero que vi fue a Abrecht sacando ropa de su maleta, con todo el torso y cabello mojado, con una toalla rodeando su cadera. Se giró sobre su propio eje para poder mirarme, dejando a la vista todo su abdomen.

—¿Qué te pasó? —pregunto Abrecht caminando hacia mi—. Tienes toda la ropa llena de sangre.

Salí de mi trance y miré mi ropa, efectivamente estaba llena de sangre.

—Salí a cazar —dije—. Me bañare, Erik nos espera en el gran comedor.

Cerré la puerta a mis espaldas y camine hacia el baño, abrí la llave del agua caliente y fría, mientras ésta se ponía a una temperatura adecuada deje caer mi ropa ensangrentada sobre el piso blanco, me miré en el espejo y vi mi rostro y mi cabello lleno de sangre.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora