Capítulo XLV

280 17 0
                                    

El lobo que se encontraba frente a mi se acosto sobre el concreto y cuando se volvió a levantar era un humano dejando a la vista un rostro familiar.

Abracé aquel hombre con mucho cariño y nostalgia.

—Creí que nunca te volvería a ver —dije cuando terminamos de abrazarnos.

—Lo mismo pensé —respondió Erik—. Ah decir verdad a estas alturas creía que los perfeccionistas ya te habían capturado, después de todo lo hicieron para encontrarte.

—¿Qué? ¿De qué hablas? —preguntó Abrecht caminando hacia nosotros.

—Los perfeccionistas comenzaron a buscar manadas de lobos en todo el estado para poder rastrear tu olor —explico—, ofrecieron a cambio su unión a los perfeccionistas para tener mayor poder, obviamente la mayoría de las  manadas se negó.

—¿Y qué pasó? —pregunté preocupada.

—Bueno— los perfeccionistas se encargaron de castigarnos por rechazarlos —dijo entre dientes—. Todos nosotros somo de manadas destruidas por los perfeccionistas.

Mire a todos los lobos que se encontraban detrás de él y todos agacharon la cabeza.

—Les juro —le hable al resto de los lobos—, les prometo que haré que los perfeccionistas paguen por todo lo que han hecho, haré que se arrepientan de haberles causado tanto dolor.

Entre los lobos salió una silueta humana, era una mujer de pelo negro, lacio y largo hasta la cintura, de baja estatura, tez morena, delgada. Cuando dejo que la luz de la luna la iluminara completamente pude ver que todo el lado izquierdo de su cuerpo estaba cubierto de quemaduras.

—¿Qué harás para detenerlos? —preguntó—. Mi manada, mi familia, murió quemada solo porque nos negamos a trabajar con los perfeccionistas, yo y mis tres hermanos fuimos los únicos sobrevivientes de una manada de quince lobos.

—Aún no tengo un plan —dije con sinceridad—, pero pronto ellos serán derrocados de su trono.

—¿Acaso tienes un ejército? —pregunto un joven que salió de la oscuridad, alto, delgado, tez morena, cabello negro, lacio y corto, parte de su brazo derecho estaba cubierto de quemaduras—. Los perfeccionistas tienen un ejército de ellos, y aún siguen reclutando vampiros.

«¿Qué demonios?».

—Mis planes es que no salgan mas personas heridas, pero si ellos tienen un ejército no tendré otra opción que formar mi propio ejercito.

—Sí es así, cuenta con mi manada —dijo Erik—. Juntos derrotaremos a los perfeccionistas.

Asentí con la cabeza.

Cuando el silencio había gobernado en todo el lugar, se escuchó a una persona vomitar.

«Peter».

Abrecht, Erik y yo caminamos hacia donde provenía el sonido y vimos a Peter vomitando a un lado del auto. Peter fijo su mirada en nosotros y comenzó a reír, segundos después su cuerpo cayó de espaldas sobre el concreto frío.

—Creí que te habías deshecho del mortal —dijo Erik.

—Fue por un tiempo —respondí—, pero por alguna extraña razón siempre aparece cuando están los perfeccionistas.

—¿Y Noah? —preguntó.

Sentí como si me hubiesen enterrado una estaca en el pecho al tan solo recordar que mi hermano ya no estaba a mi lado y ahora posiblemente esté siendo torturado por los perfeccionistas.

—¿Te parece si te cuento esta historia en otro lugar? —dije.

Erik asintió e hizo una seña haciendo que tres personas caminaran hacia el coche, dos sacaron nuestras maletas y el tercero se acercó a Peter y lo levantó del suelo para después cargarlo sobre su hombro.

—Vamos —dijo Erik comenzando a caminar.

Toda la manada —incluyendo a Abrecht y a mi— comenzamos a caminar siguiendo a Erik, algunos decidieron convertirse en humanos y caminar con nosotros, otros siguieron siendo lobos y comenzaron a correr entre los árboles.

Caminamos aproximadamente veinte minutos hasta que a lo lejos pude visualizar unas luces entre los gruesos troncos de los árboles que se encontraba a un lado de la carretera.

Después de caminar algunos metros hacia lo profundo del bosque había una aldea, estaba rodeada por un muro de troncos y en el perímetro había lobos patrullando.

—Bienvenidos a Vekk Fra Alt, un refugio donde todos son bienvenidos.

Cruzamos el gran arco de madera que se encontraba en la entrada y todo me sorprendió, todas las casas estaban construidas de madera, su iluminación era gracias a las antorchas que había en todos los lugares, había niños corriendo por todos lados, había una gran fogata en el centro de la aldea y a decir verdad, era un lugar bastante amplio.

—¿Los perfeccionistas saben de este lugar? —preguntó Abrecht.

Todos los miembros de la manda comenzaron a reír.

—Si ellos supieran de este lugar todos estaríamos muertos —dijo un miembro de la manda.

—Les mostraré la cabaña donde se quedarán —dijo Erik.

El resto de la manada se dispersó en el lugar mientras que Abrecht, los tres miembros de la manada y yo comenzamos a caminar detrás de Erik.

—¿Ahora me contarás qué pasó con tu hermano? —preguntó Erik cuando llegamos a una pequeña cabaña, abrió la puerta y todos entramos.

Los dos hombres lobos dejaron nuestras maletas en las camas, el tercer hombre lobo lanzó a Peter hacia la cama, pero su cuerpo rebotó e hizo que se cayera al suelo.

—Auch —dijo Abrecht—, al parecer el suelo lo quiere cerca.

Todos los presentes reímos.

Camine hacia Peter y de un tirón lo subí a la cama.

Agradecí a los hombres lobos que nos habían ayudado e inmediatamente se fueron dejándonos a Abrecht, Erik y a mi solos. En cuanto ellos se fueron me senté en el sofá que había en la habitación, invite a Erik a que se sentara a mi lado. Ya a mi lado, comencé a contarle lo que había sucedido con mi hermano.

—Malditos perfeccionistas —dijo entre diente en cuanto termine de contarle los hechos—. Recuperaremos a tu hermano y derrotaremos a los perfeccionistas, lo prometo.

—Espero encontrar un plan perfecto para poder hacerlo —dije esperanzada.

—Ya verás que sí —se levantó de su lugar y camino hacia la salida—. Descansa, en la mañana te presentaré a unas cuantas personas que nos ayudaran

Y sin más, salió de la cabaña.

Abrecht preparó su cama y yo la mía, Peter dormiría en el sofá.

Antes de dormir, Abrecht decidió darse un baño, yo en cambio solo decidí acostarme para poder descansar.

Me recoste sobre la almohada y cerré los ojos.

«Por favor que Noah esté bien».

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora