Capítulo LV

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*Narra Noah*

El Sol se ocultaba por el horizonte, la estrellas comenzaban a brillar en el cielo nocturno, los guardias del castillo cambiaban de turno, los postes de luz se prendían una por una para iluminar el gigantesco jardín lleno de rosas blancas y rojas, el tiempo transcurría con normalidad pero en mi mente no, en mi mente solo se repetía una y otra vez los gritos desgarradores de aquella joven, en mi mente se repetía sin parar aquella escena que me atormentaba cada minuto.

Adrienne y yo siempre hemos preferido alimentarnos de comida humana en lugar de asesinar a personas para poder alimentarnos, en ocasiones matábamos vagabundos, no por gusto, sino por ayudar, terminábamos con su sufrimiento; no volverían a pasar frío, no volverían a pasar hambre, los llevaríamos a un lugar sin sufrimiento.

—No puedes negarte a tus instintos —la voz de Scarlett se hizo presente haciendo que saliese de mis pensamientos—. Eres un vampiro, la criatura más poderosa de todo el planeta. Aprovecha la gran oportunidad que el destino te...

—¡Basta Scarlett! ¡Basta! —exclamé furioso por su manera de pensar—. Tal vez sea la criatura más poderosa del mundo pero eso no me da derecho a destruirlo.

Scarlett me miraba con asombro, se notaba que no esperaba una respuesta por mi parte y mucho menos en el tono en que lo hice.

—Prefiero usar mi inmortal para poder viajar alrededor del mundo, conocer nuevos lugares, aprender diversos idiomas, terminar mi carrera universitaria y estudiar incluso mucho más —la vi directamente a sus ojos, la mire con asco, odio y lástima a la vez—. En cambio tú, prefieres vivir una eternidad torturando y asesinando a personas inocentes solamente para tu satisfacción, tienes la mente tan podrida que no puedes ver más allá que el poder.

—Al parecer no has aprendido nada —sonrió con maldad—. Esta mañana acabas de salir del calabozo y al parecer quieres regresar.

Scarlett me abofeteó con demasiada fuerza que mi cuerpo salió disparado hacia la pared haciendo que en ésta aparecieran unas cuantas grietas. Con malicia y superioridad se acercó a mí, se arrodilló frente a mi y tiró de mi cabello con fuerza.

—Te necesito vivo para que Adrienne venga a mi —me susurró al oído—. Así que dale gracias a nuestra querida hermanita que sigues con vida.

Lanzo mi cabeza contra el concreto haciendo que en la pared se hiciera un hueco, se levantó y caminó hacia la puerta de madera, la abrió y se despidió como si nada hubiese pasado. Mi cabeza daba vueltas, el golpe fue tan fuerte que mi cuerpo no reaccionaba totalmente, así que con dificultad me levanté del suelo y camine hacia la cama, me recosté sobre ella con mi mirada fija al techo.

Me alegra saber que sigo vivo, también agradezco que estoy en esta enorme habitación en lugar de aquel horrible calabozo siendo torturado día y noche, pero para este punto no sé qué es peor, estar vivo pero rodeado de perfeccionistas ó ser el anzuelo que llevara a mi hermana a su muerte. Odio pensar en que mi hermana morirá pero es demasiado probable que pase eso, Adrienne no sabe a qué se enfrentará, no sabe el peligro que hay aquí en el castillo rojo.

«¿Cómo puedo ayudar a mi hermana desde aquí adentro?», pensaba cada minuto que pasaba en este horrible lugar. La pregunta rondaba una y mil veces por mi mente pero no encontraba respuesta alguna.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un golpeteo en la puerta de madera de la habitación, aún con mi cabeza adolorida me levanté de la cama y caminé hasta la puerta, la abrí y me encontré con una mujer vestida de sirvienta —por su olor podía saber que se trataba de una mujer lobo—. En sus manos traía una bandeja con comida, ella pidió permiso para entrar y abrí la puerta aún más en señal de que entrara. Dejó la charola en la mesa que se encontraba en un rincón de la habitación, se despidió y enseguida se retiró.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora