Capítulo XV

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Abrí los ojos y pude notar que aún seguía en la habitación de hospital donde se encontraba Peter. Me levanté lentamente y comencé a hacer círculos con mi cabeza para que el dolor que tenía en el cuello se quitará.

Busque a Noah pero no se encontraba en la habitación.

«Problamente fue por comida», pensé lógicamente.

Caminé hacia la ventana y pude ver a lo lejos el Sol saliendo del horizonte para iluminar la hermosa ciudad de Londres.

El ruido de la puerta abriéndose me saca de mis pensamientos. Me giro sobre mis talones para encarar a la persona que acaba de entrar; era Eithan.

—Buenos días Adrienne —dice Eithan con una sonrisa.

—Buenos días Eithan —sonreí de regreso.

Eithan comenzó a hacer su rutina con Peter para comprobar que todo iba bien.

—Lo has estado curando, ¿cierto? —preguntó Eithan anotando algo en el expediente de Peter.

—Sí —dije mientras lo veía escribir.

Había algo en Eithan que me atraía —ignorando su excelente físico—, era algo misterioso en él que mi yo interna pedía a gritos investigar, saber que es esa esencia tan misteriosa, ese secreto que oculta esa perfecta escultura que tiene.

—¿Quieres ir por un café? —dije de repente.

Eithan alza la vista fijando sus ojos color miel sobre mis ojos verdes, sonríe de lado y niega con la cabeza.

—Estás loca —dice con la vista sobre el archivo mientras seguía escribiendo—, tu novio se está muriendo y a ti se te ocurre ir por un café.

«¿Novio? ¿Seguimos siendo novios?», me pregunté mentalmente al recordar la pequeña discusión que tuve con Peter.

—Sonara muy tonto y parecerá que soy una adolescente inmadura, pero él y yo... Eramos, somos, no lo sé, tuvimos una pequeña discusión que ahora me tiene confusa —dije con toda sinceridad—. ¿Crees que aún seamos siendo novios?

Eithan soltó una sonora carcajada, cuando terminó de reír me dijo:

—Suenas como una adolescente, ¿lo sabías? —dice con una sonrisa—. Pero desde mi punto de vista siguen siendo novios, porque una relación no termina por una pelea. Hasta que uno de los dos diga “esto se termino” es el momento en el que su relación termina —explica Eithan.

Fijé mi mirada sobre Peter que se encontraba sobre la cama de hospital totalmente quieto, con sus ojos cerrados, su cabello despeinado, con unas grandes heridas y varios huesos rotos.

Después de unos segundo Eithan habló:

—Pero si, aceptaré ir a tomar un café contigo —dice con una sonrisa—. Salgo a las 9:00 de la noche, ¿te veo a esa hora?

Asentí con mi cabeza y él en respuesta me sonrió para después salir de la habitación.

«Descubriré lo que escondes Eithan».

Horas después, me encontraba desesperada porque Noah no llegaba y bueno, yo tenía una “cita”, no podía desaprovechar está oportunidad para saber que oculta el guapo y sexy doctor.

Veo por la ventana las luces de la ciudad mientras que con mi pie doy leves golpecitos en el suelo gracias a que los nervios se han apoderado de mi.

Escucho que abren la puerta, rápidamente me doy la media vuelta y me encuentro con el rostro de mi hermano lleno de labial.

—¿Qué mierda Noah? —dije caminando hacia él mientras que el olor a alcohol mezclado con sangre llenaba mis fosas nasales— ¿Por qué hueles a sangre?

Él, con una sonrisa, tambaleándose de un lado a otro respondió:

—Quise ser normal por una noche —dice sonriente—, fui a un bar, conocí a una chica ¡tuve sexo con ella! ¡Era un chico normal! Pero todo se salió de control cuando se cayó y se raspo la rodilla, que estúpida —dice con una sonrisa mientras toca el puente de su nariz—. La sangre llegó a mis fosas nasales y no lo pude evitar, la maté.

Noah, aún con su sonrisa en el rostro, se sentó en el sofá y comenzó a hablar sobre nuestra vida, sobre nuestra triste y miserable vida.

—Odio mi vida, odio huir y no poder vivir tranquilamente, pero no es mi culpa, si no la tuya —dijo bebiendo de la botella de tenía en la mano.

—Noah, estás ebrio, por favor cállate. Dame esa botella —dije tratando de quitarle el licor.

—Mamá y papá murieron por tu culpa, ¡por tu culpa! Si no hubiese sido por ti mis padres seguirían vivos, ¡el amor de mi vida seguiría viva!

—¿Noah? ¿De qué carajos hablas? Tú no salías con nadie...

—¡Valeria! ¡Valeria era el amor de mi vida! —grita—. ¡Por tu culpa está muerta! ¡Íbamos a formar una familia! Y el primer bebé venía en camino —Noah comenzó a llorar mientras ocultaba su rostro en sus rodillas—. Por tu culpa mi hijo y el amor de mi vida están muertos, ¡por tu culpa!

Estaba en shock, mi cuerpo se paralizó por completo, no podía decir ni una sola palabra, mis cuerdas vocales no emitían ningún sonido. El asombro se apoderó de mí haciendo que solo me quedara de pie, frente a Noah, tratando de procesar la información que mi hermano me acababa de dar, estaba petrificada procesando que mi mejor amiga estaba embarazada de mi hermano, estaba procesando que iba a ser tía, estaba procesando que una vez más asesinaron a personas inocentes por mi culpa, por mi culpa Noah y yo perdimos a una persona especial en nuestras vidas, bueno, en el caso de mi hermano dos personas especiales en su vida: Valeria y su hijo.

—¿En qué momento sucedió todo eso? —dije con un hilo de voz.

Fue entonces cuando todas las imágenes de Valeria vinieron a mi mente; Valeria siempre iba a nuestro departamento a estudiar, siempre salía conmigo cuando Noah estaba presente, Valeria se quedaba a dormir en casa, todo eso sucedió ante mis ojos pero fui lo demasiado estúpida para no darme cuenta.

Noah se abalanzó hacia mí pero yo le di un golpe directo en su nariz haciendo que la sangre saliera lentamente de sus fosas nasales, él enseguida colocó su mano sobre su nariz.

—Noah, no quiero pelear —dije con un nudo en la garganta gracias a lo que me había dicho.

—¡Pagarás por lo que hiciste!

Noah se vuelve a lanzar hacia mi, le di un golpe en la mejilla, rápidamente me coloqué a sus espaldas y le di un golpe en la nuca haciendo que quedase inconciente en el suelo.

Tomé mi móvil y le mandé un mensaje de texto a Erik, un miembro de la manada:

Erik, ¿puedes venir al hospital? Por favor.
Habitación 416”.

Envié el mensaje y salí de la habitación en busca de Eithan, para ir a tomar nuestro café como lo habíamos acordado.

Salí del hospital y vi a Eithan con un cigarrillo en la mano recargado en una motocicleta negra. Él lanzó el cigarrillo a un lado, se subió en ella y me hizo una seña para que hiciera lo mismo. Subí a la motocicleta y Eithan me dio un casco color negro.

—¿Para que quiero esto? —pregunte con ironía.

—Por seguridad —dice Eithan con una sonrisa de lado.

—Soy un vampiro, ¿qué me podría pasar al andar en motocicleta sin casco? —dije mientras le daba el casco y lo abrazaba por la cintura.

Eithan sonríe y enciende la motocicleta para comenzar a recorrer las calles de Londres.

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora