Capítulo X

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Esa noche tomamos la desición de irnos de aquel bosque, ya que era demasiado probable que no encontrarán.

La mitad de la manada se iría a Alaska, mientras que la otra mitad se iría con nosotros a Inglaterra.

Todos tomamos los autos y salimos en dirección a nuestro destino.

—Quién diría que toda nuestra vida la pasaríamos huyendo —dije mientras veía la oscura noche desde la ventanilla del auto.

—Eso se acabará pronto Adrienne —dijo Noah con las manos al volante y la vista al frente—. Verás que todo esto terminará antes de lo que imaginas.

—Eso espero —dije ya harta de la situación—, porque ya me cansé de huir.

Cuando llegamos a Inglaterra, nuestro destino, buscamos un hotel para quedarnos mientras buscábamos un departamento donde vivir y un empleo fijo para después de dos años volver a mudarnos o hasta que nos encuentren, lo que suceda primero.

Noah repartió las llaves de las habitaciones, todos estaban en pareja menos yo, ya que mi hermano celoso no quiso que me quedara sola con Peter en una habitación.

Subimos al elevador y cada quien bajó en su piso correspondiente, Noah, Peter y yo estábamos en el mismo piso, así que me despedí de ellos en el pasillo y entre a mi habitación.

Coloque las maletas sobre la cama y saqué mi ropa para acomodarla en el clóset que se encontraba en la habitación. Fui hacia el baño y prepare la tina para darme un baño relajante ya que estaba agotada por largo viaje.

Cuando estuve a punto de meterme a bañar, golpearon levemente la puerta de mi habitación. Con miedo camine hacia la puerta y coloqué mi ojo sobre el pequeño orificio que tenía la puerta para ver al exterior y vi el rostro de Peter. Abrí la puerta y le di paso para que entrara a mi habitación.

—¿Qué haces aquí? —pregunte mientras veía como caminaba hacia el interior de la habitación.

—Vine a despedirme de mi novia —dice con una sonrisa.

Caminé hacia él y me tomo de la cintura mientras que yo tenía mis brazos alrededor de su cuello.

Le di un pequeño beso mientras tenía una sonrisa en el rostro.

—Te amo —le dije mientras nuestros labios se movían con suavidad.

Peter se separó de mí, se sentó sobre la cama y enseguida habló:

—Quiero invitarte a salir —dijo Peter con una sonrisa en el rostro.

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal ante aquel comentario, yo, sin saber que decir, solo sonreí con ironía.

—¿Qué pasa? —pregunto ante mi acción.

—Es un chiste, ¿cierto? —dije aún sin poder creer lo que dijo.

—No, no es un chiste. Quiero invitarte a salir, quiero llevarte a un restaurante, ir al parque, al cine, como una pareja normal.

Rode los ojos al cielo y comencé a caminar por la habitación.

—¿Una pareja normal? ¿Un vampiro y un humano te parece normal? —pregunte con sarcasmo—. Peter, date cuenta que esto no es un chiste, no es un juego, la vida de personas están en riesgo, ¿y tú piensas en salir? ¿Qué tienes en la cabeza?

—Solo quería salir como una pareja normal, que te dieras un respiro, quiero llevar una relación normal contigo —dijo Peter tratando de dejar de lado el tema de que los perfeccionistas me esten buscando.

—Yo te lo advertí Peter, te dije que esto no sería nada normal —dije molesta—. Me están buscando para matarme, yo estoy tratando de que no te maten, estoy tratando que no maten a nadie y tú quieres salir a comer como una pareja normal, ¿a caso no entiendes la gravedad del asunto?

—Si lo entiendo Adrienne, pero vamos, una cena no mata a nadie.

“Una cena no mata a nadie”, esas palabras resonaron en mi cabeza. Recordé el día de la fogata; solo me fui 10 minutos, y esos minutos bastaron para que mataran a la mitad de la manada, esos minutos bastaron para que mi hermano casi muriera.

—No voy a ir a cenar contigo Peter, no cuando nos están pisando los talones para matarnos, así que te puedes retirar de mi habitación —dije señalando la puerta.

—¿Me estás corriendo? —pregunta Peter ofendido.

—Tómalo como quieras, no me importa. Lo que me importa es mantener a los que quiero con vida.

Peter me observa unos segundos para levantarse de su lugar y comenzar a caminar hacia la puerta. Antes de abrirla, me miró y habló:

—¿Acaso no te importa lo nuestro? —preguntó de la nada.

—Lo que me importa en estos momentos es mantener a mis amigos, a mi hermano y a ti vivos, eso es lo principal, lo único que me importa en está jodida vida.

—Con eso me queda más que claro que no te importa lo nuestro —dice molesto—. No sé cómo mierda pensé que lo nuestro iba a funcionar.

—¿Qué me estás querido decir? —pregunte ofendida—. ¿Qué malgastaste tu tiempo conmigo? ¿Eso quieres decir?

—¡Si! ¡Eso quiero decir! ¡Malgaste mi tiempo en ti! ¡Malgaste mi tiempo en venir con ustedes! —hace una pequeña pausa—. Oh espera, ¡ustedes me trajeron aquí! No sé porque mierda los seguí si tan fácil era quedarme sentado en las gradas.

—¿Sabes por qué no te quedaste sentado? ¡Por qué eres un estúpido! ¡Eso eres! ¡Te mantengo con vida y así me pagas! Te estoy salvando el culo ¿y te atreves a decir que perdiste el tiempo conmigo? Eres un mal agradecido Peter.

—Seré un mal agradecido, un idiota y todo lo que quieras, pero al menos yo tengo una familia.

Esas palabras, esas jodidas palabras me rompieron el corazón, sentí una punzada en el pecho, sentí como mi mundo se vino a bajo, sentí como el amor que sentía por Peter se desvaneció.

—Adrienne... No quise decir eso... Lo...

—Que bueno que tú si tienes una familia, me alegro por ti —lo interrumpí—. Qué bueno que tú no has visto como asesinan a tu padre enfrente de ti, qué bueno que tu madre aún este contigo, qué bueno que pasaste una linda y hermosa infancia, de hecho te tengo envidia, porque mientras tú abrías tus regalos de Navidad, Noah y yo estábamos huyendo de personas que nos quieren matar, mientras que tú jugabas como un niño normal, mi hermano y yo pasábamos el tiempo huyendo, corriendo, ocultandonos en basureros, en casas abandonas, sin un hogar donde nos esperaría nuestra familia —di un gran suspiro para no soltar en llanto—. Vete Peter.

—Adrienne...

—¡Vete! ¡Déjame sola! ¡Ve con tu familia! —grite con un nudo en la garganta—. Al menos tú tienes quien te espere.

Peter se quedó como estatua frente a la puerta y yo, con ganas de estar sola, con un dolor en el pecho, camine hacia la puerta y la abrí para que Peter saliera.

—¿Qué esperas? —dije desesperada—. Vete.

Peter trato de hablar pero no lo hizo, salió de la habitación y yo, furiosa, con un dolor en el pecho, lance la puerta haciendo que un fuerte estruendo fuese el resultado de mi acción.

El enojo quería apoderarse de mi, mi vampiro interno me estaba pidiendo a gritos que destrozara todo, y eso quería, quería destruir todo.

Respire profundamente tratando de tranquilizarme, me senté en la cama y coloque los codos sobre mis muslos. Cerré los ojos como si eso fuese la solución a todo esto.

Alcé la mirada y la fijé en el espejo, mire cada detalle de mi reflejo y la ira me consumió; me levanté de la cama y golpeé el espejo haciendo que este se rompiera en cientos de pedazos.

—¿Por qué...? —las lágrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas—. ¿Por qué soy un monstruo? ¿Por qué me quieren asesinar? ¿Por qué asesinan todo lo que amo? ¿Por qué no puedo vivir tranquila?

Me senté en el suelo frío, oculté mi rostro entre mis rodillas y comencé a llorar, comencé a sacar todo el dolor que tenía por dentro.

—Algún día terminará todo esto... Algún día...

AdrienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora