dieciocho

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Era el último día de nuestra estancia en París y lo íbamos a pasar haciendo turismo por la ciudad. 

Ayer, fuimos a Walt disney studios paris. ¡Flipamos con las atracciones 4D que había! Nos adentramos en nuestras películas Disney favoritas, hubo una en especial que me encantó, fue la de Aladdin, en la que Miriam y yo cantamos la canción de Un Mundo Ideal. Fue un momento increíble lleno de la magia de Disney. También me gustó mucho la de la Bella y la Bestia, pues creía firmemente en lo que contaba. La belleza interior de las personas es mucho más importante que la exterior.  

Me encontraba durmiendo plácidamente cuando...

-¡Solitaria camina la bikina!- sonó el despertador.

-¡Canaria!¡Apaga eso!

-Venga Simba, despierta que hoy puede ser un gran día, es más, ¡seguro que lo es! Tenemos una visita guiada por la ciudad del amor.

-Voy... Nala-dijo con desdén- no te pongas cursi, que no quiero que me de una hiperglucemia nada más levantarme.

Cuando terminamos de prepararnos y después de desayunar, fuimos hasta la plaza de Saint Michel, donde nos esperaba el guía. 

-Salut, comment ça va?- saludó.

-Hola, ¿como estáis?

 -Très bien, merci- contestó mi padre.  

-Muy bien, gracias.

Madre mía, como la visita fuese en francés no nos íbamos  a enterar de nada. 

Nuestra cara debió ser un cuadro, porque el chico soltó una carcajada y dijo-Tranquilas, la charla es en español-Dios mío... ¡Qué vergüenza! Seguro que tenía la cara roja como un tomate.-Soy Mark, encantado- dijo mientras nos daba dos besos y le estrechaba la mano a mi padre.

Primero fuimos al Pont Neuf.

-Aunque su nombre significa puente nuevo, es el puente más antiguo de los que cruzan el Sena a su paso por París...- explicó.

Después de contemplarlo un rato, seguimos nuestro camino hacia el Pont des Arts.

-Este puente, también se conoce como el Puente de los Enamorados. Dicen que si una pareja pone un candado en la barandilla y tira la llave al Sena, su amor dura para siempre...- fue explicando.

-Miri, quiero poner un candado que selle nuestro amor. ¿Vamos a comprar uno?- dije ilusionada.

-Jooo, Ana... Es una cursilada...- contestó.

-Por fiiii...

Entonces se me ocurrió una idea muy persuasiva, acerqué mis labios a los suyos haciendo que la iba a besar, pero justo cuando cerró los ojos y se inclinó para acabar con el espacio que nos separaba, le hice una cobra.

-¡Canaria! ¡Mi beso!

-¿A sí? Pues antes quiero mi candado. 

-¡Vamos a por él!- dijo Miriam corriendo hacia la tienda más cercana. 

Se me escapó una sonrisa, ya sabía como convencer a Miriam de algo.

Cuando compramos el candado, lo pusimos en el puente y tiramos la llave al río.

-Ana, guarda este momento para siempre en tu memoria y grábate lo en el corazón. Cuando pasemos por momentos malos, sea una completa imbécil, discutamos, no sepa demostrarte que te quiero... Sólo acuérdate de que te amo por encima de todo y de que nuestro amor es inquebrantable y para siempre...-me susurró Miriam al oído mientras me abrazaba por la espalda.

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