veintitrés

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1 año más tarde

Primero de bachillerato había sido un curso difícil, el nivel había subido mucho. Al principio, me costó compaginar los estudios con los entrenamientos, pues el nivel de estos también había aumentado considerablemente, pero al final conseguí acostumbrarme. Con la pandilla y con Miriam todo seguía igual de bien, aunque se me hacía raro jugar contra ellos. A Miriam le habían propuesto unirse al Triunfo la temporada siguiente, también al juvenil A. ¡La pareja de oro volvía a la carga! No podía estar más feliz.

Mi abuela se había mudado a vivir con nosotros porque aunque ella dijese que no hacía falta, era ya muy mayor y si necesitaba algo o tenía alguna urgencia, mejor que estuviese con nosotros en vez de sola. 

Había llegado el verano y me iba con el equipo a Canarias para jugar un torneo internacional. ¡Iba a jugar contra los mejores equipos del mundo! Así que me encontraba en la entrada de mi casa con la pandilla en una despedida algo intensa. ¡Qué dramáticos!

-Chicos los voy a echar mucho de menos- dije con lágrimas en los ojos.

-Y nosotros a ti- dijeron Aitana y Amaia llorando. Ay que monas mi niñas...

-Jolín, no lloréis que me hacéis llorar a mi también- dije con las lágrimas cayendo.

-¡Eeeellas, dramáticas! Canaria, que te vas tres semanas, que no te vas toda la vida- dijo Miriam, aunque a ella también se le saltaban las lágrimas.

-¡Abrazo grupal!- gritó Mimi.

Nos quedamos abrazados un rato hasta que llegó la hora de irme al aeropuerto.

-Bueno, llegó la hora. Pasad un buen verano- dije despidiéndome de ellos- Adiós abuela, cuídate mucho- dije mientras la abrazaba.

-Hasta la vuelta hija- contestó ella.

Mi padre, Miriam y yo nos subimos al coche para ir al aeropuerto, Miriam venía con nosotros porque queríamos estar juntas hasta el final. ¡Cuánto la iba a echar de menos! Iba a pasar de estar con ella 24/7 a no vernos en todo el día.

Después de facturar, estuvimos un rato en una cafetería hasta que anunciaron mi vuelo.

-Papá cuídate mucho. Te quiero.- dije mientras le daba un abrazo- Te voy a echar mucho de menos.

-Y yo, hija, y yo. Cuídate mucho también, y si tienes algún problema no dudes en llamarme- contestó.

Entonces miré a Miriam y la abracé como si me fuera la vida en ello. 

-Canaria antes de que digas nada, escúchame con atención. Te voy a echar muchísimo de menos y voy a estar todos los días a todas horas pensando en cómo te lo estarás pasando o qué estarás haciendo, pero no quiero que tu hagas lo mismo. Nuestro sueño siempre ha sido jugar en el Triunfo, desde pequeñas ansiábamos poder defender sus colores. Después de muchísimo esfuerzo y trabajo aquí estás, yendo a jugar un torneo internacional con el equipo de nuestros sueños. Disfrútalo al máximo y pásalo genial, no quiero que lo pases mal por echarme de menos. Además, te voy a seguir molestando por teléfono todos los días.

-Pero...

-Nada de peros, Ana, diviértete y disfruta de la experiencia tan maravillosa que vas a pasar. Muchas personas pagarían lo impensable por ello.

-Gracias Amor. Gracias por pensar siempre antes en mi felicidad que en ti, pero no puedo evitar echarte de menos. Porque te amo y sin ti, por muchos sueños que esté cumpliendo, siento que me falta algo.

-Lo sé, me pasa lo mismo, pero no estás sin mí. Siempre voy a estar aquí esperándote. Acuérdate de disfrutar, que esto sólo pasa una vez en la vida. Yo también te amo- dijo dándome un dulce beso en los labios- Bueno, tira, que no quiero que por mi culpa te quedes en tierra.

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