cuarenta

465 34 2
                                    

El gran día había llegado, por fin me encontraba a las puertas de la universidad. Estaba a un paso de comenzar la carrera que poco a poco se había convertido en la carrera de mis sueños. Psicología.

Durante el último curso de bachillerato, había logrado ponerme al día en los estudios y en el fútbol tras salir del coma. En gran parte, fue gracias al apoyo de la pandilla y al de Miriam; sin embargo, le debía mucho al psicólogo que me había tratado. Se trataba de un señor mayor, el cual me había ayudado a cerrar las heridas que habían quedado tras el accidente. Heridas que poco a poco se habían convertido en Cicatrices, aunque de vez en cuando se abrían dejando paso al dolor. En esas ocasiones, Miriam siempre había sabido como estar a mi lado, dejándome el espacio que necesitaba, pero tendiéndome su mano ayudando a levantarme.

-Canaria, nos vemos en la hora de la comida- dijo Miri sacándome de mi ensimismamiento, ella se había decantado por estudiar interpretación.

-Vale- respondí de manera automática, aún no me creía que estuviese ahí. Justo antes de entrar a mi clase, me di cuenta de que no le había dicho lo más importante a Miri- Por cierto Leona, te amo- exclamé sin pensar en lo que hacía.

-Y yo Anita, y yo.

Entré a clase y me senté junto a una chica morena de ojos verdes.

-Hola, soy Ana- me presenté.

-Encantada. Lauren.

Las clases pasaron rápido y, entre asignatura y asignatura, Lauren y yo nos fuimos conociendo a medida íbamos charlando animadamente.

-Por cierto, he visto tu interacción con la chica de rizos.

-Ah- me sonrojé recordando como había alzado la voz al decirle a Miri que la amaba.

-Tranquila hombre, que no pasa nada. Además, tienes una novia muy guapa.

-¿Cómo sabes que es mi novia?- pregunté mientras me ponía aún más colorada.

-Hombre, porque no le dices a cualquiera que lo amas, así como así.

-Touché.

-¿Sabes? Yo también tengo novia, luego te la presento. Tengo la sensación de que nos vamos a llevar muy bien.

-Perfecto, me encantaría conocerla. Es muy afortunada por salir con alguien como tú- contesté.

-En realidad, soy yo la que tiene suerte por tenerla en mi vida- dijo poniendo la cara de idiota que se le queda a todo el mundo cuando está enamorado. Seguro que yo tenía la misma cara, pues cuando nos miramos, no pudimos evitar soltar una carcajada.

-¿Te quedas a comer en la cafetería?- pregunté cuando terminó la última clase.

-Sí.

-Perfecto, así te presento a Miri.

Llegamos a la cafetería. Busqué a la Leona con la mirada y la encontré hablando con una chica morena, de ojos color chocolate. Me acerqué sigilosamente y tapé sus ojos con mis manos.

-¿Quién soy?- susurré seductoramente sobre su oído.

-Mmmmm... ¿El amor de mi vida?

-Es probable

-Canaria, no es probable, es seguro que eres el amor de mi vida.

-Bueno, que nos ponemos intensitas. Te presento a Lauren, va a mi clase- dije señalando a la ojiverde.

-Encantada Miriam. Por cierto, ¿cómo te llamas?- preguntó señalando a la cuarta integrante del grupo.

-Soy... ¿Sabes? Adivínalo- contestó la morena.

What about usDonde viven las historias. Descúbrelo ahora