diecinueve

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1 año y medio más tarde

El segundo ciclo de la eso pasó rápido. Miriam y yo seguíamos juntas e igual de enamoradas, es mas, los estábamos muchísimo más. Con la pandilla, todo iba genial. ¡Éramos una familia! Nerea y Aitana seguían juntas al igual que Amaia y Alfred. Además, Raoul y Agoney también habían empezado a salir, al primero le costó un poco aceptar sus sentimientos, pero al final todo salió bien. Más vale tarde que nunca. En cuanto al fútbol, habíamos subido a división de honor y ahora jugábamos contra equipos grandes como el Real Madrid, el Atlético de Madrid o el mismísimo Triunfo. En definitiva, la vida nos iba muy bien y estaba muy agradecida por ello.

Quedaba muy poco para acabar el curso y con ello, para graduarnos. ¡Qué emoción! En nuestro instituto, la graduación se dividía en dos partes. La primera, empezaba con una representación de una obra clásica, cuyos actores éramos los alumnos voluntarios de dicho curso y luego seguía con el típico discurso para continuar con la entrega de diplomas. La segunda, era por la noche y era un baile en el salón de actos, el cual habían decorado los profesores con ayuda de algunos padres.

Me encontraba en el salón de actos junto con el resto de la pandilla para ver qué obra hacíamos y cómo nos repartíamos los personajes. También estaban Cepeda, Mimi y Ricky, ellos tenían experiencia del año anterior y se habían ofrecido a ayudarnos con el vestuario, las luces, el atrezzo... Además de darnos consejos para la puesta en escena. ¡No sé que haríamos sin ellos!

-A ver chicos, ¿qué obras proponéis?- preguntó Miriam.

-Hamlet, de William Shakespeare.

-La celestina, de Fernando de Rojas.

-Don Juan Tenorio, de José de Zorrilla.

-La vida es un sueño, de Pedro Calderón de la Barca.

-La casa de Bernarda Alba , de Federico García Lorca.

-......

Llegó mi turno, todavía no había decidido que proponer hasta que se encendió una bombillita en mi cabeza y me se me ocurrió la que para mí era la mejor idea del mundo.

-¡Romeo y Julieta! De William Shakespeare.

-Síííí- gritó Aitana.

-Estoy de acuerdo- apoyó Alfred.

-......

Al final salió ganadora mi idea. Ahora sólo quedaba ver quién representaba a cada personaje...Ojalá fuera Julieta... Me encantaría hacer ese papel. En esas me encontraba cuando alguien gritó.

-¡Ana vestida de Julieta seguro que está buenísima!- exclamó Amaia- Buah, que horror, lo siento, perdón, se me ha escapado.

-Amaia... No te digo que no. ¡Está buenísima se ponga lo que se ponga!- dijo Miriam.

-Que envidia tener una novia como ella- dijo Amaia soltando un suspiro.

 - ¿Tu has visto que cuerpazo tiene mi novia? ¡Si está como un tren! - exclamó provocando que me ardiesen las mejillas. 

-¡Amaia! ¡Miriam! ¡Parad ya!- exclamé muerta de vergüenza. ¡Que cabronas! 

Lo peor de todo es que las situaciones así eran muy comunes, Amaia no tenía filtro y Miriam lo aprovechaba para sacarme los colores, aunque en el fondo me gustaban. 

- Estoy de acuerdo, yo también creo que Ana debería ser Julieta y Miriam, Romeo.- dijo Ricky después de pensarlo un rato- Que la pareja protagonista esté representada por dos chicas, es un punto a tener en cuenta. Le daríais visibilidad a la comunidad LGTB+  y eso siempre viene bien.

-Yo también lo pienso. Además, son las que más tiempo llevan juntas y las que han pasado más dramas en su relación, pero que aún así han sabido superar sus problemas. Creo que por eso les va a ser más fácil plasmar sus sentimientos en la obra y los van a transmitir muy bien-comentó Nerea. 

-Y son las mejores actrices, lo demuestran cada día cuando juegan al fútbol. ¿No veis que piscinazos hacen cada vez que las tocan en el área para que piten penalti?- dijo Mimi ganándose un codazo de Miriam, pero haciéndonos reír.

Me encantaba cómo eran mis amigos, con ellos la vida podía ser muchas cosas, pero nunca aburrida.

Finalmente quedamos en representar Romeo y Julieta. Yo actuaría de Julieta Capuleto y Miriam de Romeo Montesco. Alfred le daría vida a Fray Lorenzo, Raoul y Mireya al señor y a la señora Capuleto, Roi haría del mejor amigo de Romeo y Amaia sería un primo de Julieta, Agoney sería Fray Juan, un mensajero, y Aitana haría de una niña que lee la obra en la actualidad y Nerea representaría a su amiga.  

Me encontraba con Miriam en un parque para perros, habíamos ido con Thor a pasear y, después de estar jugando un rato con él, nos habíamos sentado en un banco para descansar.

-Ana, ¿tú crees que lo que hace Romeo al creer que Julieta está muerta está bien?- preguntó Miriam.

-¿Cómo qué si está bien?

-Sí, no sé... si es correcto.

-Pues no lo sé. Desde fuera parece una locura, pero habría que ponerse en la piel de Romeo para saber lo que siente, cómo encaja la noticia... ¿No crees?

-Bueno, sí... Sólo me preguntaba, ¿por qué morir por alguien que ya está muerto? Entiendo que alguien se sacrifique por otra persona a la que ama, pero esa persona está viva.

-Pues yo creo que por lo mismo... Por amor. 

-No lo entiendo.

-Cuando mueres para proteger a quien quieres, es porque lo amas y tu vida sin esa persona carecería de sentido, pues ella es un pilar importantísimo.

-Sí, estoy de acuerdo con eso pero, ¿que tiene que ver con lo otro?

-Pues que si tu vida carece de sentido y no merece la pena... ¿Por qué seguir en este mundo? Además, Romeo y Julieta eran católicos y creían en la vida después de la muerte, por lo que según sus creencias, se encontrarían en el Cielo.

-A vale... 

-¿Y por qué me has preguntado eso?

-Por nada... Bueno... Pensaba en si sería capaz de hacer algo como lo de Romeo por ti.

-¡No digas eso jamás!- exclamé- ¡Es que ni siquiera te lo plantees! Miriam, la vida está para vivir la y disfrutarla al máximo, no para echarla por la borda.

-Pero si tu misma has dicho que si tu vida no merece la pena, ¿por qué seguir viviendo?

-Ya lo sé... Pero Miriam, ¿ tú crees que yo me perdonaría que murieses por mí? Por si lo estabas dudando, la respuesta es NO. Miriam, si yo me muriese, querría que rehicieses tu vida y disfrutases de ella teniéndome como un bonito recuerdo, no que acabases con ella. ¿Tú no querrías lo mismo?

-¡Claro que querría lo mismo!- exclamó.

-Bueno, vamos a calmar los ánimos. Sólo, si alguna vez me muero, no vayas detrás. ¿Entendido? Prométemelo.

-Te lo prometo. Sólo, le pediría a la vida darme fuerzas para soportar el dolor que me dejaría tu partida, porque Ana, te amo y tú eres quien le da sentido a mi vida.

-Miriam... Yo también te amo. Me encantas.

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