Sus brazos me rodeaban con fuerza. Nuestras piernas estaban entrelazadas. Era la primera noche que no tenía pesadillas, y estaba segura de que era gracias a su presencia. Fui abriendo los ojos poco a poco y me encontré de frente con su semblante. Sus ojos me miraban con dulzura, observando cada rincón de mi rostro. Tenía una gran sonrisa pintada en la cara, una sonrisa que me hizo que yo sonriese al instante.
-Leona, me vas a desgastar- susurré al cabo de un rato.
-Me da igual. Tu belleza es digna de admirar. Podría estar mirándote toda la eternidad.
-¿Hoy te has levantado cursi?- pregunté con una sonrisa traviesa.
-No, tú me haces cursi.
-¿Ahora me echas la culpa a mí? ¡No me lo puedo creer!- exclamé fingiendo indignación- Pues te vas a enterar- dije empezando a hacerle cosquillas.
-¡No! ¡Para!¡Para!- chilló retorciéndose en la cama.
-Pues deja de vomitar arcoíris cada vez que abres la boca. ¡Me va a dar un ataque de diabetes!- continué haciéndole cosquillas.
-¡Para!¡Para que me ahogo!- en ese momento recordé el accidente y mi semblante pasó de sonreír a estar totalmente serio.
-Ana... Lo siento, no tenía que haber dicho eso- dijo haciendo un puchero.
-Tranquila Miri. No pasa nada. ¿Sabes? Mi padre me salvó la vida- dije abrazándola fuerte, en ese momento, necesitaba sentirla cerca.
-Cariño, si no estás lista para contarlo, no pasa nada. Puedo esperar durante toda la vida.
Nos quedamos un rato abrazadas. Si hubiese estado con cualquier otra persona, probablemente no hubiese seguido hablando. Pero con ella todo era diferente. Ella me daba la fuerza suficiente como para revivir todo y decirlo en alto.
-Mi padre me salvó la vida. Después de que el avión se estrellara, me quedé atascada en un asiento. Pero cuando el agua me iba a sobrepasar, alguien me sacó de allí. No sabía quien era porque todo estaba oscuro y no podía verle el rostro. Comenzamos a subir a la superficie, pero a medio camino me quedé sin aire. Él se dio cuenta y me cedió el suyo. Finalmente, conseguí salir a la superficie. Cogí aire y volví a bajar para ayudarlo. Llegué hasta él y lo que vi hizo que se me viniese todo en cima. Era mi padre, Miriam, era él. Era papá. Comencé a tirar de él, pero por mucho que lo hice no logré sacarlo a flote- en ese momento yo ya estaba llorando sin control.
No dijo nada, simplemente me abrazó contra su pecho y me dejó desahogarme.
-Cariño, no tengo palabras para expresar cuanto lo siento. Tu padre fue una gran persona. Lo quería muchísimo. ¿Sabes? Cuando nos peleábamos y estábamos enfadadas, iba a ver a tu padre para preguntarle qué tal estabas. Él siempre me consolaba y me animaba a luchar por lo nuestro. Lo cual es increíble porque, a pesar de verte llorando por mí, me apoyaba en lugar de darme la espalda. Lo admiraba mucho, me dio grandes consejos.
-Él también te quería mucho. A menudo me recordaba la suerte que tenía de tenerte a mi lado. Él sabía que, a pesar de que llorase por nuestras peleas, me hacías mucho más bien que mal.
-¿Sabes? Estoy segura de que pasaremos por momentos difíciles, momentos en los que queramos olvidarnos de todo y mandarlo a la mierda. Pero también estoy segura de que habrá muchos más momentos felices.
-Pues yo estoy segura de que lo malo lo sabremos superar juntas.
-Juntas.
De repente se abrió la puerta.
-Buenos días chicas, ¿os vais a levantar u os vais a quedar toda la vida en la cama?- preguntó Marité.
-No estaría mal- contestó Miriam mirándome picaramente.
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What about us
FanficWariam AU Es una historia de amor que espero que te encante, te enganche y disfrutes al máximo. Es mi primera historia, pido perdón por adelantado por las faltas de ortografía. Los personajes son concursantes de OT y personas relacionados con ellos...