cuarenta y ocho

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Después del desafortunado comienzo, logramos ganar los dos partidos restantes de la fase de grupos, con muchas dificultades, pero llevándonos los tres puntos.

Mientras que el juego de Inglaterra se caracterizaba por mantener la posesión y llevar la batuta del partido, el de Alemania era todo lo contrario, se encerraron en su campo para defender y lanzar veloces contraataques. Así que, tras mucho estudiarlos, logramos crear las estrategias de juego necesarias para explotar sus debilidades, consiguiendo así la victoria en ambos casos.

Después de la fase de grupos, llegaron los cuartos de final en los que nos enfrentamos a Japón. Las asiáticas se caracterizaban por su gran capacidad de trabajo, su orden táctico y su gran físico. ¡Eran rapidísimas! Ese partido fue el más difícil de todos. Veníamos de una fase de grupos complicada en la que nos habíamos dejado el alma, por lo que teníamos bastante cansancio acumulado. En ese partido, el papel de mi prometida fue fundamental.

Flashback

-Chicas, es el minuto ochenta y seguimos empatadas, necesitamos meter ya- dijo Vero en un parón provocado por una falta.

-Es cierto, si seguimos así iremos a la prórroga y no podremos mantener este ritmo por mucho más tiempo- secundó Alexia.

-Está bien, vamos a hacer lo siguiente. Alexia, tu vas a fijar a sus centrales, necesito que las dos estén pendientes de ti. Ana, Jenni, necesito que vosotras estéis pegadas a la cal. Así, su línea defensiva estará muy separada y Miriam y yo podremos romperla con mayor facilidad llegando desde segunda línea. Aitana, tienes una calidad en los pases envidiable, necesito que la saques y metas un buen pase en profundidad que nos deje en un uno para uno con su portera.

-Hecho- contestamos todas.

-¡Vamos chicas que la semifinal está a la vuelta de la esquina!- exclamó Vero dándonos ánimo.

-¡Sííííí!

Hicimos eso, Alexia fijó a sus centrales mientras que Jenni y yo hacíamos lo mismo con sus laterales para dejar paso a Vero y a Miri.

En un saque de puerta nuestro, Paños le pasó el balón a Aitana, quien pasó al otro lado del campo conduciendo. En ese momento, una japonesa le entró, pero Aitana logró regatearla y, a la señal de Vero dio un gran pase en profundidad a Miriam, dejándola a pocos metros del área rival.

Todo iba saliendo como habíamos planeado, sin embargo, no habíamos contado con la gran velocidad de las japonesas. En un abrir y cerrar de ojos una de las centrales le cortó el paso mientras que la otra se disponía a entrarle.

-Leona, ¡cuidado!- grité haciendo que Miriam levantase la cabeza viendo a sus dos defensoras. 

Logré zafarme de su lateral, la cual me estaba cubriendo a la perfección, gracias a esa pequeña distracción. Entonces, Miriam me pasó la pelota y empezó a correr hacia el punto de penalti. Conocía perfectamente lo que debía hacer, habíamos hecho tantas veces esa jugada que ya me la sabía de memoria. Nada más llegarme el balón, se lo devolví en forma de centro con rosca, el cual ella remató dirigiéndolo al fondo de la red. Tras esa jugada, el árbitro pitó el fin del partido.

-¡¡¡Gooooooooool!!!- grité emocionada yendo a abrazarla. Mi Leona había metido el gol que nos daba el pase a la semifinal.

Fin del flashback

Nos encontrábamos en el vestuario repasando lo que íbamos a hacer en el partido que disputaríamos de forma contigua. La semifinal. Jugaríamos contra Brasil, el equipo de Marta, una de las mejores jugadoras del mundo, siendo también una de las más veteranas.

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