sesenta y ocho

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Siento haber tardado tanto en actualizar, he empezado el instituto y el fútbol y no tengo tiempo para escribir. El siguiente capítulo ya es al final. No sé cuándo lo subiré porque como ya he dicho estoy bastante ocupada; sin embargo, prometo actualizar lo antes posible. Muchas gracias por leer, espero que os guste.

-Amor, despierta-dijo Miriam sacándome de mi sueño.

-Mmm... ¿Qué hora es?- pregunté frotándome los ojos.

-Todavía es de noche, escucha, he preparado una pequeña sorpresa. Pero tenemos que ir en coche y tenemos que irnos ya- dijo mientras me ayudaba a levantarme- Venga, que puedes dormir durante el viaje.

-Más te vale que sea una sorpresa increíble porque, Miriam Rodríguez, a mí nadie me saca de la cama sin motivo- dije mientras salía de la habitación en dirección al baño.

Después de cambiarme, fui a la entrada, donde me encontré a Lauren y a Camila junto a Mimi, mi madre y Miriam.

-Hey- saludé aún medio dormida.

-Vaya carita que tienes, Bella Durmiente- dijo Camila.

-Venga, que sino no llegaremos a tiempo- dijo Lauren.

Me despedí de mi madre y nos dirigimos al coche.

-¿Y todo esto a qué se debe?- pregunté extrañada por la presencia de Lauren y Camila.

-Ya lo verás Canaria, no seas impaciente- contestó Miriam.

Comenzamos el viaje y, a pesar de la emoción que sentía por descubrir cuál era la sorpresa, poco a poco volví a quedarme dormida.

-Hey, Bella Durmiente- dijo Camila mientras me movía para despertarme.

Abrí los ojos y me di cuenta de que solo estábamos Lauren, Mila y yo.

-¿Y Miriam y Mimi?- pregunté saliendo del coche.

-Están haciendo unos recados- contestó Lauren.

-¿Dónde estamos?- pregunté notando cómo había algo raro en el ambiente. Había más humedad de lo normal.

-Ya lo verás.

Nos dirigimos a un hotel. Al entrar me encontré con un elegante vestido blanco. A su lado había unas sandalias con tacón las cuales complementaban el vestido a la perfección. Además, también encontré una nota que decía: <<Canaria, necesito pedirte una cosa. Necesito que disfrutes al máximo el día de hoy y que no dejes que se empañe por lo que pueda suceder mañana. Carpe diem, mi amor>>.

-¿Y esto?- pregunté aún más extrañada por lo que estaba pasando.

-Es parte de la sorpresa. Venga, que tenemos que prepararte antes de que amanezca- dijo Lauren apremiándome.

Me puse el vestido y las sandalias. El vestido parecía hecho con mis medidas porque me quedaba como un guante. Se pegaba a mis curvas resaltándolas de manera increíble. Además, las sandalias me hacían un poco más alta de lo normal ya que llevaban tacón.

Camila me sentó en la cama y se colocó enfrente de mí. Comenzó a maquillarme y Lauren empezó a peinarme.

-¿Os habéis convertido en una peluquería para novias o algo?- pregunté risueña.

-Puede ser- dejó escapar Camila. Acto seguido, Lauren le lanzó una mirada fulminante.

Entonces, me di cuenta de que un vestido blanco y elegante, junto con el maquillaje y un peinado elaborado eran las cosas típicas de una boda.

-Espera, ¡¿qué?!- exclamé ante la posibilidad.

-Nada, nada. Estás preciosa- dijo Camila cambiando de tema.

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