veintiuno

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-¡Ana Guerra!

En ese momento todos se movieron para mirarme, en especial mis amigos, pues no les había dicho nada ya que quería que fuese una sorpresa.

Me levanté, subí al escenario, me coloqué en el estrado y comencé el discurso.

-Hola a todos. Antes de empezar, aunque técnicamente ya lo he hecho, me gustaría agradeceros que estéis aquí presentes, escuchándome. Pido encarecidamente que silenciéis los móviles, hagáis como que prestáis atención y que al final del discurso aplaudáis aunque no os haya gustado, porque por ahí está mi padre y me gustaría ver reflejado el orgullo en su cara.

Cuando me pidieron que diese yo el discurso, lo primero que pensé fue en denegar la petición, no me sentía preparada en absoluto, pero como podéis ver, no lo hice. No lo hice porque empecé a recordar todos los momentos que habíamos pasado juntos y me di cuenta de que es un honor representar a mis compañeros. Así que, aquí estoy.

Recuerdo ese primer día de instituto, entramos sintiéndonos unos forasteros, sin conocer a la mayor parte de nuestros compañeros, mirando con una mezcla de temor y respeto a los profesores y a los alumnos mayores.

Desde ese día hasta ahora, han pasado cuatro años, cuatro largos años que han dado pie a muchos momentos. Ha habido momentos malos, en los cuales ha habido mucha presión que nos ha causado estragos, donde nuestros esfuerzos se han visto tirados por la borda... o simplemente han sido las hormonas. Pero también ha habido muchos momentos buenos que nos han sacado una sonrisa -dije mirando a cada miembro de la pandilla- Además, estoy segura de que cuando recordemos esta etapa, nos acordaremos principalmente de los momentos que hemos disfrutado y que nos han hecho felices. Han sido cuatro años muy especiales y no los cambiaría por nada.

Durante esta parte de nuestra vida, nos llevamos muchísimas cosas buenas. Hemos conocido a personas que se han convertido en pilares fundamentales en nuestro día a día, hemos aprendido a aprender, hemos descubierto nuevas aficiones, hemos desarrollado nuestras capacidades, hemos aprendido que el tesón y el esfuerzo al final tienen su recompensa, hemos crecido como personas... Algunas de estas cosas han sido gracias a los profesores, así que desde aquí quiero darles las gracias.

También me gustaría agradecerle a nuestras familias que hayan estado ahí apoyándonos y aguantando nuestras frustraciones, decepciones, nuestros cambios de humor... pero también disfrutando de la vida junto a nosotros.

Hoy termina esta etapa y dentro de tres meses comienza otra. Hoy, se acaba el partido cuyos jugadores somos nosotros y cuyo campo ha sido este instituto. Aprovecho el tiempo de descuento para deciros que el futuro será difícil, pero no imposible, así que os propongo que lo afrontéis con valentía y optimismo, pues estoy segura de que merecerá la pena.

Muchas gracias- dije finalizando el discurso.

Todo el mundo se quedó en silencio, y cuando levanté la cabeza, vi a todos mis amigos llorando... Madre mía, con tantas lágrimas aquello...¡parecía Titanic!

-¡Esa tía buena que está ahí arriba es mi amiga!- gritó Mimi mientras empezaba a aplaudir.

-¡Y la mía!-secundaron todos los de la pandilla.

-¡Y mi novia!- finalizó Miriam.

Regresé a mi sitio y empezó la entrega de premios.

-Mención Honorífica en el área de las Artes Plásticas- empezó el director- Aitana Ocaña.

¡Mi niña había ganado un premio!Nos pusimos a aplaudir muy emocionados mientras Aiti se levantaba e iba a recibir el diploma correspondiente.

-Mención Honorífica en el área de Biología y Geología y en el área de Educación Física- siguió el director- Miriam Rodriguez.

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