La Propuesta Perfecta.

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-Arnold en su habitación

--Un día nuevo comienza y estoy muy entusiasmado, será la graduación de 6° año y los alumnos y los otros grados han realizado una pequeña pero muy formal despedida, pero mi gozo se debe a algo mucho mejor- abre el cajón de su escritorio y saca una pequeña caja dorada con un moño — el día más importante en mi vida, en frente de todos le pediré a mi querida Sophie que se case conmigo.

Mi abuelo me habló en muchas ocasiones lo importante que es dar este paso, pedírselo aquella persona especial; aquella que se considerá el amor de tu vida. El recuerdo de aquella noche saliendo de la cafetería muy cerca de la escuela sigue fresco como si hubiera sido ayer, mientras tomábamos un café, ella lanzó una indirecta, algo de lo que yo no estuve seguro hasta ese día, charlamos sobre los planes a futuro y sobre mi plan de viajar con mis padres a diferentes lugares ayudando a los ciudadanos de esas pequeñas aldeas a las que ellos estaban acostumbrados, ella con sutil delicadeza me miró interrumpiendo con una triste y melancólica mirada...

—Aún te falta algo en ese viaje— dijo —Confundido pregunté — ¿qué podría faltar?

Ella evadió mi mirada mientras sus mejillas comenzaban a rosarse...

—Yo tonto— dijo sin tapujos después de eso.

Sonreí como un tonto, en realidad ella quería estar toda la vida a mi lado, ella quería quedarse y aventurarse conmigo donde fuera que yo estuviera y ahí entendí sin ninguna duda, que ella era la indicada, la chica que mi abuelo llamaría " la mujer perfecta" , aquella que tenía que estar ahí para mí toda mi vida hasta envejecer. Sabía que debía contestar esa indirecta, debía hacerlo y tal vez ese era el momento pero antes de poder decir algo, Stinky dejaba algunos postres en esa mismo lugar.

—La casa invita — dijo con buen representante del lugar mientras guiña el ojo ante una mirada de complicidad, agradecí amablemente aunque su gesto fue inoportuno, el momento perfecto en que podría decirle que a la había elegido para estar conmigo el resto de mi vida se había esfumado por esos simples pastelillos que se miran atractivos y despedian tremendo aroma capaz de derrumbar tan preciado momento.

—Arnold, puedes decirme ahora.. — recordó Sophie anhelante.

—Tal vez sea en otra ocasión, en un mejor momento — sonreí absurdamente mientras la inspiración desaparecía y ella sólo asentía con la cabeza.

Dulce Sofi, aquella vez no fue tan sencillo, pero ahora son duda lo será, por que... ¿Qué puedo decir sobre ti?, es decir... Somos tan parecidos, admiro muchas de tus hermosas cualidades y virtudes, trabajadora, honesta, y... ammm... Bueno... motivos suficientes para proponerle pasar el resto de mi vida contigo, mis padres te aman tanto como yo y lo sé por como se divierten a tu lado en aquellas salidas espontáneas a acampar, algo que mi abuelo le fascinaba hacer y que lamento enormemente su ausencia para ver lo que yo veo en ti, sin embargo, aunque mi abuela no le terminas de agradar recuerda que es debido a la vejez, le ha hecho tremendo desbarajuste en su cabeza, así que olvida eso, a su edad es normal, los años sin duda ya le pesan así que no le tomo tanta importancia pues se que al final terminará queriéndote de la misma manera en que mis padres lo hacen, en fin... Hoy será el día, te entregaré a ti mi amada, el anillo de compromiso... a ti Sophie..., sin duda mi verdadero amor.

Arnold acomodó su traje mientras sonreía al espejo, peinó su cabellera como de costumbre y guardo dentro su saco el tan anhelado anillo que ese mismo día sería entregado y con prisa bajo de inmediato hasta la sala mirando su reloj en la muñeca de su mano.

-¡Padres ¿están listos?! ... Ya es muy tarde-dijo Arnold con desesperó.

-¡¿Quien grita tan fuerte?! me esta dejando sorda... y no me deja dormir- Grita Gertie desde la cocina que permanecía sentada en una siesta improvisada.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora