SENTENCIA

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La noche se torno triste y estrellada, solo los recuerdos alimentaban la mente de esa rubia abatida por el desamor, Arnold había dado un voto de confianza a los seres que tanto deseaban lastimarlos y sin pelea alguna solo decidió creer lo que sus ojos vieron sin usar la razón y eso no podía más que torturar a Helga que lloraba en desconsuelo recordando aquel momento. Jake cuidaba de ella desde la sala de aquella casa que le causaba escalofríos, parecía que cada rincón de este lugar era terrorífico con la mirada de aquella familia en fotografías que sonreían para fingir y disimular algo que no eran, pero aun así, todo podía soportarse si se trataba de Helga, hoy más que nunca no podía dejarla sola, el sabia lo que era estar solo teniendo a todos a tu alrededor y no había nada mas doloroso que sentirte abandonado en medio de una multitud, sin duda, estaría ahí para ella, sin embargo las palabras dichas a Arnold en ese momento llegaron a su mente, desearía que todo fuera así de sencillo, que aquel rubio por el que suspira su amada se alejara para siempre y se diera por vencido para que el, que se sentía digno de la damisela pudiera por fin luchar por ella como se lo había prometido pero había un problema, el amor de Helga por ese joven que decidió no creer en ella.

—Imbécil... —refunfuñaba—después de todo no es suficiente Helga para ti... pensaba furioso mientras se recostaba sobre el sofá y cubriéndose con esa manta.

Tomo su celular como todas las noches y entró aquella galería de fotos, donde las mayor parte eran de Helga y miró cada una de ellas con una sonrisa en su rostro.

—¿Tengo que resignarme a todo esto Helga?, solo mirar tu retrato y decirte lo que siento sin temor a tu rechazo—murmuraba en voz baja— eres hermosa, inteligente y valiente, y no creo que Arnold sea alguien que mereces, sin embargo, se lo que sientes por él y no seré yo quien destruya esto, tal vez la paciencia solo sea mi única esperanza y el tiempo sea mi recompensador preciosa si es así, juro amarte incondicionalmente toda mi vida.

Apago el celular y estiró su cuello solo un poco para poder mirar las escaleras e imaginar que caminaba sobre ellas hasta llegar a aquella habitación que llevaba hasta Helga, tomar esas mantas que la cubrían y escurrirse sobre ellas para poder envolverla con sus abrazos y solo si ella accedía terminar en algo más que un simple abrazo y caricias.

—Si fuera así de sencillo...—se dijo a sí mismo con un suspiro resignado a que nunca pasaría mientras se acomodo para dormir.

Mientras tanto Helga daba vueltas sobre la cama algo incómoda, ninguna posición era la adecuada si Arnold no estaba presente para ser aquella almohada que lo sustituya, un dolor punzante aparecía en su cabeza constantemente haciendo que fuera más difícil conciliar el sueño sumandole la terrible situación de hace un momento que la llenaba de pena. Su móvil yacía en un pequeño tocador al lado de su cama, y lo miraba cada momento solo para asegurarse de que si Arnold llamara, ella contestaría a tiempo e incluso de Olga que la necesitaba más que nunca. Suspiro agotada y con cansancio decidió aceptar que ninguno de los dos la buscaría, así que si el móvil se apaga, tal vez, solo tal vez ella podría conciliar el sueño.

——La noche no podia ser mas fría y para mi desdicha no venía sola, venía acompañada de un olor de nostalgia e inundada de recuerdos ¿que hacer cuando los brazos que tanto esperas que te rodeen son sustituidas por mantas que frías que esperas que te hagan entrar en calor?, así me sentía en ese momento, helada y sola, sola una vez más. ¿Por que me duele tanto si debí estar acostumbrada?, acostumbrada a que lo bueno se escapa como agua entre mis manos pues todo esto había sido demasiado bueno para ser verdad. Pero has despertado, despertado del sueño del que quieres nunca haberlo materializado, si sabía que después de todo no sería más que un espejismo de tanta sed de amor que me acompaño toda mi vida. ¿Por que aun no te acostumbras Helga?,¿por que aun esperas ser feliz cuando la vida te ha demostrado que no debes serlo? ¿porque te ensañas conmigo vida? ¿que mal he hecho para que seas tan desventurada conmigo? ¿Por que aun creo en ti?. Pero... no puedes ser tan injusta con ella si después de todo te ha dado la oportunidad de tener dentro de ti el amor que tanto esperabas, ese amor incondicional, el amor que nunca te ha de ser robado, el amor de una madre. Oh mi querido romeo de cabellos dorados, no puedes ser tan miserable conmigo, no puedes dejar de quererme solo por esto, no cuando alguien pequeño e indefenso espera dentro de mí, si tan solo hubieras confiado en mí y hubieras esperado en casa como todo estaba pensado, tu serias la persona mas feliz del mundo y yo compartiría esta dicha contigo. No hagas esto Arnold, no abandones esto, no me abandones, no nos abandones...—decía con los ojos aguados.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora