Se aproxima un enfrentamiento.

876 59 32
                                    

HELGA

-Arnold solo podía transmitirme paz cuando me abrazaba y estremecía cada parte de mi cuerpo, su promesa de cuidar de mí la había sellado con un beso sobre mis labios y siempre soy capaz de confiar ciegamente en el.- Que bien siente sacar este peso de encima-pensaba mientras Arnold me sostenía a su pecho sin querer soltarme y yo no me negaba en absoluto, estaba segura de que haber regresado fue la mejor opción si con eso recupere lo que había creído perdido, mi amor por el solo se hizo más grande e inalcanzable para cualquiera que quisiera dañarnos con sus mala intenciones, esta vez no permitiría ninguna costa que Bob lo arruinara. Te amo Arnold Shortman, dije una vez que me soltó-Y yo a ti mi hermosa Helga, me dijo susurrante y aún conmocionado por mi confesión, los suspiros eran compartidos junto con nuestros dolores penas y desconsuelos pero los transformamos en un montón de alegrías cuando estábamos juntos. Dicen que después de la tormenta viene la calma, lo he escuchado en voz de muchas personas aquella vaga frase, pero hoy así me sentía, la tormenta de mis sentimientos cesaba mientras su corazón latía con fuerza al sentirme a su lado.

ARNOLD

-Helga miraba al cielo dejando que cada una de esas gotas resbalaban a través de su rostro dibujando una sonrisa relajada sobre ella mientras yo la contemplaba de pie a un lado de ella tratando de descifrar sus pensamientos.

-¿Cómo te sientes ahora?-pregunté con cautela después de que le prometiera cuidar siempre de ella.

-Las tardes oscuras y lluviosas como estas, siempre me habían intimidado, pero hoy más que nunca creo disfrutarla Arnold, ¿Acaso eso es posible?-me cuestiono para después mirarme fijamente.

-¿Que cosa?-respondí sin entender su cuestión.

-Si Arnold, ¿puede hacerte feliz algo que siempre te ha hecho sufrir?

-Cuando te alejaste de Hillwood y de mi sentí que algo en mi murió aquella tarde, tu ausencia se manifestaba en cada rincón de este viejo suburbio pero ahora que lo pienso detenidamente si no lo hubieras hecho tal vez sería otra nuestra situación y transformaste esos recuerdos de dolor en unos mejores cuando regresaste a mi, llegaste cuando menos lo esperaba, para recordarme lo mucho que aun te amaba y para salvarme del mayor error de mi vida, así que si, lo creo completamente.-mencione mientras tomaba nuevamente ese paraguas negro y mi princesa Helga sonreía ante mis palabras

-No pudo ser mejor ¿cierto?-dijo con calma en su voz mientras tomaba de mi mano.

-No creo que existiera un mejor momento-sonreí .

Mientras hablábamos recordaba aquel momento donde estaba por pedirle matrimonio a Sophie y volver escuchar el nombre Pataki hizo que dudara de toda mi existencia aquel día, no creí nunca que fuera solo coincidencia su llegada, Helga siempre fue más allá de la mujer que e elegido para pasar cada uno de mis días a su lado, ella era un ángel cuidando de mi en cada momento, mi salvadora de hechos infructíferos y de muchos más desastres en mi vida.

Aun puedo sentir mi cuerpo sangre hervir a través de mi de rabia hacia Bob, incluso hacia Miriam por desproteger tanto a mi amada. No concibo una vida sin ella y jamas permitiría que alguien más la dañe como lo hicieron cuando era una pequeña niña. Si he de dar mi vida por ella, lo haré sin pensarlo, es mi turno de cuidar de ella, lo recordó mi abuelo en esa carta, y esas palabras estarán plasmadas por siempre en mi corazón y en mi mente, si algo se hacer es cumplir cada una de mis promesas, pero no es cualquier voto esta vez, esta era una promesa de amor por el bien de terrible terror Pataki.

-Vayamos a casa-dije abrazándola a mi.

La tarde empezaba a helar y las personas huían de las calles despavoridas para refugiarse de la lluvia, todo lo contrario de Arnold y Helga que caminaron a casa tomados de la mano como si la prisa era algo que ellos desconocían, para ella la lluvia siempre había sido un mal recuerdo pero esta vez fue diferente, era la primera vez que caminaba bajo la lluvia con el amor de su vida desde su regreso a Hillwood, parecían que la gotas de agua que corrían a través de sus mojados cuerpos resbalaban cualquier sentimiento de dolor y daño que el pasado le hubiera causado si caminaba tomada de la mano de su amado y para él, su corazón parecía liberado igual que al de ella, por fin podía ver dentro de cada uno de esos pétalos de esa agraciada flor de loto que era su querida Helga y aunque llevaba un dolor insufrible en su corazón por la pérdida de su abuela, lo hacía sentirse venturoso al igual que ella.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora