Ausencia.

597 38 7
                                    

Jake continuaba a través de las calles húmedas su búsqueda, una vuelta de regreso a la fundación sólo para asegurarse que ella estuviera ahí antes de perder por completo la paciencia y comenzar a entrar en pánico, pero después de hacerlo ese momento había llegado, su corazón se estremeció y la angustia de creerla perdida comenzaba aumentar.

—Que no sea Scarlett quien esté detrás de eso...—se decía a sí mismo temeroso de solo pasar en su mente la idea de que su propia madre fuera capaz de dañarla de alguna manera como tanto amenazó así que sin éxito decidió regresar a la casa Pataki. El auto de Gerald estaba estacionado afuera, era claro que ellos no se quedarían de brazos cruzados sobre todo ahora que sabían que con la amenaza de Bob de por medio su temor era compartido, así que en desánimo bajo de su moto y algo tembloroso, con su cuerpo frío y cansado toco la puerta no antes sin lanzar un suspiro al aire.

Un segundo toquido no fue necesario pues Miriam abrió esperanzada de que la menor de sus hijas estuviera detrás de esa puerta pero su mirada se entristeció al ver abatido a Jake que con desilusión y tristeza entraba nuevamente a la casa.

—Dime que sabes algo de ella— insistia Miriam en llanto.

Jake la miró perplejo y meneó la cabeza de un lado a otro con desilusión mientras Phoebe tomaba de los hombros a Miriam que parecía desvanecerse por un momento.

—Crees que tenga que ver con... —dijo Gerald nervioso mientras pasaba saliva con dificultad.

—¡Fue Scarlett, fue esa mujer!, ¡ella le hizo algo a mi hija!—señalaba Miran con disgusto afanoso.

—¿Jake, es así? ¿tu crees que Scarlette tenga que ver en todo esto?, es tu madre, tu la conoces mejor que nadie.—dijo Phoebe aterrada.

Jake era acosado por la mirada de ellos, tristemente era cierto, sabía de lo que era capaz su madre, de las vidas que se a cobrado sólo por lograr su cometido y las miles de veces que amenazó a Helga con tal de salirse una vez más con la suya, sin embargo, estando ahí, asediado por la miradas de Gerald, Phoebe y Miriam que igual de preocupados lo cuestionaban, Jake solo los miro apenado.

—No se que decir, pero... temo que sea cierto —inquirió sin rodeos mientras su apenado pensamiento se inundaba de odio a tal verdad que ahora aceptaba.

Miriam se hecho en llano mientras Phoebe la consolaba pero las lágrimas también rodaban en ella.

—¡Algo debemos hacer!—dijo Gerald frustrado—¡no puede salirse con la suya debemos buscarla y decirle a Arnold sobre esto !.

—No tiene sentido, Arnold es incapaz de pensar en alguien mas que no sea en su odio propio—reprendió Jake—acabo de buscarlo y como siempre hablar lo peor de Helga es lo único de lo que habla su boca.

—No estaría tan seguro—respondió Gerald en defensa—él está preocupado, hace un momento nos llamó para preguntarnos por ella, creo que debe saber lo que está sucediendo.

—¿Y para qué?, sabemos lo que pasará si él está cerca de Helga—recordó Jake molesto.

—Chicos, HEY...—llamaba Phoebe para silenciarlos.

—Ellos rompieron su promesa, no lastiman a Arnold ¿pero a Helga si?..., eso no tiene sentido, 'quien más quisiera dañar a Helga?, solo Scarlett y Bob que no han dejado de fastidiarlos.

—Chicos hablan de más...—insistía Phoebe.

—No lo se Gerald, stoy igual de confundido que tu, Scarlett no haría eso así solamente, algo más debió haber pasado, Helga cumplio su promesa, ellos debieron hacerlo también.—dijo Jake cabizbajo.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora