UNA AMENAZA.

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Helga abría los ojos con lentitud, un rayo de luz que llegaba a su rostro empezaba a entrar por la ventana del hospital donde aún se encontraba. Ring ring..., sonaba el celular, Helga trataba de zafarse con cautela del brazo de Arnold que la mantenía abrazada a ella, al lograrlo busca dentro del abrigo el celular.

—Sí, diga — respondió Helga entre bostezos mientras frotaba sus ojos lentamente.

—Helga ¿cómo sigue la abuela de Arnold?

Helga trataba de identificar la voz pues la somnolencia aún no se iba del todo de ella.

—¿Disculpe quien habla?

—Soy Jake, parece que estás muy dormida, mejor marco en un rato más menciono Jake con angustia y apenado.

—No, no Jake, lo lamento— dijo Helga más avivada — no reconocí tu voz, aún seguimos en el hospital, no hemos tenido noticias de Gertie, lo último que dijo el médico es que estaba ya en una habitación descansando, esperemos que hoy le den el alta.

—Me da gusto oír eso.

—Si Jake, yo también — bostezo otra vez estirando sus piernas y su brazo mostrando un poco de incomodidad—  ¡CRIMINAL! ¿por qué los asientos de los hospitales son tan incómodos? Me duele todo el cuerpo — dijo con queja .

—Me imagino — respondió Jake entre risas— pero tal vez se deba a que las camas solo están disponibles para los enfermos Helga — dijo con ironía.

— Ha- ha -ha... — dijo Helga con burla molesta en su risa irónica — olvida tus chistes malos ¿quieres? Además debía decirte no iré a la fundación el día de hoy, debo estar con Arnold, ha estado muy preocupado, no sería una buena idea dejarlo solo.

—Entiendo preciosa, no te preocupes, cualquier cosa te mantengo informado.

—Está bien Jake, te lo agradezco, nos vemos después y gracias por interesarte por Gertie — inquirió sincera.

— De nada, cualquier cosa que Arnold necesite estoy en su completa disposición.

— Se lo haré saber Jake y gracias una vez mas, hasta pronto — dijo colgando el teléfono mientras pensaba en lo afortunada que había sido encontrar a alguien como Jake, tal vez no sabia si era algo bueno que estuviera tan cerca sobre todo por sus sentimientos que tenia por ella y con Arnold de vuelta a su vida podría ser un problema pero ahora no había de que preocuparse de más, Gertie necesitaba a todos unidos y eso es lo que ella lograría que ocurriera.

Al regresar donde estaba Arnold la doctora llegaba a donde estaban ellos con una carpeta con los estudios en manos con los estudios realizados a Gertie.

—Buenos días Sr y Sra Shortman— saludó la doctora.

Arnold, Miles y Stella se pusieron inmediatamente de pie sin tener tiempo de siquiera despertar adecuadamente pues la prisa valía mas que cualquier cosa en ese momento.

—¿Cómo está mi abuela?— preguntó Arnold impaciente.

—Bueno, debo decirles que ella es una mujer demasiado fuerte y muy sana, ella está en perfectas condiciones de salud —afirmo la doctora mirando los resultados.

—¿Entonces por qué tuvo ese desmayo?—interrumpió Miles con confusión.

— Señores deben estar tranquilos — contestó la doctora con una ligera sonrisa—  sé que están preocupados, pero deben recordar que ella ya es una mujer de bastante edad, no deberían de sorprenderse que sucedan situaciones como estas, solo debe descansar, la presión baja tal vez es por falta de ingesta de alimentos, pero no hay nada fuera de lo normal en sus estudios así que le he recetado una vitaminas para que pueda reponerse — dijo dando a Arnold una receta con los medicamentos prescritos para Gertie.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora