¿ATRAPADOS?

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HELGA.

Bajaba la palanca del sanitario mientras Edmund golpeaba una y otra vez la puerta del sanitario en desesperación, debía admitir que esa frustración de debe en parte a lo que acababa de decirle, moría de amor por Lila y aunque eso ni siquiera pensaba que pudiera ser posible en este tiempo, me alegraba que fuera así ya que el tonto de Wolfgang subestimo mucho tiempo al pobre de Edmund y con esa cizaña de mi parte podríamos conocer algo más de ese pobre muchacho lazarillo que Wolfgang encantar pisotear y que con un poco de suerte, nos beneficiaria a Olga y a mi que esperamos con ansias salir de aquí.

—Voy...— gritaba furiosa odiando los toquidos que sonaba estruendosamente en mis oídos— deja de hacer eso—aun tengo migraña—recordaba en voz alta.

Salia de ahi pero el aun permanecía temeroso y tal vez algo molesto caminaba detrás de mí, pero esta vez el arma ya no me apuntaba así que respire tranquila después de haber logrado algo en él además de desencadenar su ira, solo espero que el sea lo suficientemente astuto para no estropear lo que acabo de hacer. Esperanzada, caminamos de vuelta al lugar con Ludwig que desataba a mi hermana de las muñecas para ser la siguiente en ir al sanitario mientras Olga confundida me miraba para encontrar en mi mirada algo que le diera alguna ilusión de salir pues al regresar mi semblante era cálido y esperanzador.

—No tardes demasiado como con Helga ¿oíste Edmund... ?—ordenaba Ludwing deseando volver a esa silla fría para poder volver a dormir mientras destapaba una cerveza y le daba un solo sorbo.

—No lo haré —respondió Edmund con fastidio saliendo del lugar nuevamente mientras yo era atada de vuelta en el lugar despues de otro sorbo mas que le dio a esa cerveza.

—No necesitas atarme, estoy cansada, ¿puedes dejarme un momento así? —quise ser dulce en cada palabra que decía pero era completamente inútil sintiendome presa de ellos.

—Sí, claro...— respondió en son de burla —se que intentaras, he visto suficientes películas sobre lo que sucede después de confiar demasiado en las víctimas.

Gire los ojos con fastidio.

—¿Que te paso Ludwig?, ¿eras algo noble cuando eras solo un muchacho?.

El me miro extrañado.

—Odio la gente que toma una idea de mi si ni siquiera conocerme—volvió a la silla con la cerveza en mano.

—No entiendo— cuestione confundida.

—No espero que lo entiendas, necesito ese dinero.—su semblante decayó

Era claro que todos necesitamos dinero como la manera necesaria e indispensable para vivir, comprar ropa, comida, una casa etc, pero sus palabras me eran insuficientes.

—¿Porque haces esto Ludwig?— pregunté sabiendo que no hablaría por sí mismo.

—ES MI ESPOSA ¿si?— respondió mientras yo pensaba lo fácil que fue que hablara sin titubear— ella..., ella es demasiado joven, aun no quiero perderla.

¿Esposa?, ¿animales como ellos pueden amar?, ¡que rayos...!, tus palabras suenan absurdas con tus acciones dejándote como un criminal. aun así habla todo de una vez, algo encontrare en tus palabras que nos ayuden a salir de aquí—pensaba impaciente.

—¿Qué tiene?—pregunté con un interés fingido.

—Está enferma... —suspiro mientras descansaba aún más su cuerpo pesado se relajaba sobre la silla— una enfermedad rara que apenas y puedo pronunciar....—dijo frustrado— esa maldita enfermedad la está acabando y cada dia en ese maldito hospital es un cero más que suma a mi eterna deuda, pero no me importa si con eso la tengo con vida, es por eso que hago esto Helga, el dinero fácil es lo más cruel a lo que alguien podría recurrir, pero no tengo opción— desviaba la mirada.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora