Te amo.

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Helga estaba apunto de entrar, un corazón acelerado y una preguntas retumbaban en su mente.

-¿Este día será el fin de años de sufrimiento?, ¿a acaso será todo lo que necesito para ser feliz a tu lado por fin mi amado Romeo?.

Helga apresuró el paso y subió cada uno de los escalones del pórtico con la sensación de incertidumbre.

-¿Hola?-Llamó desde la puerta.

Camino con cautela, todo estaba en oscuridad pero solo una luz anaranjada tenues resplandecía sobre el suelo, unas velas que estaban sobre cada escalera con un camino de rosas del cual debía seguir. No perdió tiempo y caminó directamente a donde la conducían las velas y ese montón de rosas que decoraban el pasillo oscuro.

Helga sentía ahora sentir su corazón salir de lo entusiasmada que ese momento la estaba haciendo sentir, cuando eran niños Arnold siempre solía sorprender con cualquier detalle que hacía que ella dejara de ser esa niña mandona y enojona, pero nunca algo como esto así que a lo desconocido cualquier puede causarle temor.

El camino de velas llegaba directo a la alcoba de Arnold, pero ahí no terminaba,seguía directo a las escaleras a la azotea que ella, por supuesto, siguió cada vez más entusiasmada. Al llegar a su destino la sorpresa de una mesa con un mantel blanco y una velas sobre ella estaban ahí, en medio de un jardín de rosas, enredaderas y luces que decoraban la ocasión y la hermosa noche llena de estrellas pero lo que más esperaba ella era ver a él, a su amado que no veía por ningún lado.

-¿Arnold?, ¿estás aquí?-preguntó confundida.

-Te estaba esperando mi hermosa princesa-contestó Arnold detrás de ella colocando una rosa roja frente a ella.

Helga sonrió emocionada y cautivada ante lo que sus ojos, al voltear, logró contemplar.

-Criminal, Arnold luce encantador-pensó fascinada.

-¿Que es todo esto amor? ¿Qué celebramos?-preguntó Helga asombrada.

Arnold camino hacia ella, no podía creer que Helga, podía ser más hermosa de lo que ya era, tanto que hizo que su corazón se sintiera como aquel torpe cabeza de balón como solía llamarla su adorada en su niñez.

-Sabía que ese vestido era el indicado. Estas hermosa-mencionó tomándola de la cintura y besándola en los labios.

Helga lo besó como si fuera la medicina que ahogaba los momentos incómodos en su vida Arnold con una ansiedad de años de ausencia.

No había más, dos enamorados suspendidos en el tiempo en una noche estrellada, con el calor de las velas y el calor de sus labios.

Arnold se separó de ella lentamente, golpeando lentamente los labios de Helga.

-Debo decirte que tienes un increíble gusto cabeza de balón-dijo con una sonrisa nerviosa-Gracias por el regalo.

Helga se alejó de Arnold después de agradecerle, miró por todo el lugar y simplemente no encontraba lugar alguno en el mundo donde ella quisiera estar como en aquel momento, pero no podía sentir la necesidad de tal vez arruinar ese momento emotivo, Arnold querría respuestas sobre un día antes así que sería más fácil si ella decidiera hablar antes de ser cuestionada.

-Arnold-dijo sobándose un brazo con una mirada nostálgica-tal vez te preguntarás qué es lo que paso anoche realmente.

Arnold camino hacia ella, tomándola por la espalda.

-Si amor, no te mentire,me siento algo amm
..-pensó por un momento- triste-menciono ¿que paso?, ¿porque no acudiste a mí?, debiste venir a la casa, pudiste quedarte aquí como la última vez que discutirse con tu padre.

Recordar, no siempre duele. Arnold Y Helga.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora